La última luciérnaga del verano

Han pasado ya algunos meses desde que tomaste la decisión de decir adiós y son bastantes las dudas que inundan mi mente. Fueron varios años los que convivimos, infinidad de experiencias que pasamos juntos, no es algo que se suelte tan fácil de la noche a la mañana, vamos! no es como arrojar una piedra al río, no es tan fácil! Al menos yo no lo veo de esa manera.

Tú te marchaste a otra ciudad, quizás eso te ayudo a seguir adelante. Tal vez yo debí haber hecho lo mismo, pero me quede atado a estos lugares, reviviendo memorias de nuestros tiempos felices. Me cuestiono si realmente en algún momento lo fuimos, o esta es la mentira que me ha contado mi soledad.

Ni siquiera me quedo claro por qué te marchaste, si llego alguien a tu vida, o si simplemente decidiste apartarme de la tuya. No tengo las palabras de Neruda para escribirte versos, pero cada palabra que escribí, la escribía pensando en ti, con todo el amor y cariño que siento por ti. Nunca aspiré a ser un Da Vinci o un salvador Dalí, pero pintaba para ti. El lienzo sobre el cual pintaba, vidrio, era tan transparente como la sinceridad de mi cariño. No sé si alguna vez pudiste notarlo.

Te fuiste cuando más te necesitaba y a pesar de ello no te guardo resentimiento. Al contrario, solo espero que estés bien, que seas feliz, que vivas sin la culpa de haberte ido. Incluso, acepte tu amistad, algo que nunca hubiese hecho al dar por terminada una relación… pero pasaron los meses y te fuiste alejando más y más hasta que no supe más de ti. Pasado algún tiempo, llego mi cumpleaños, pensé que al menos lo recordarías, y si acaso lo hiciste, preferiste hacerlo en anonimato.

Al final tuve que hacerme a la idea de que las cosas no cambiarían, que jamás volverían a ser como antes… comencé a borrar tus fotos, a romper tus cartas, reproducir por última vez los audios y los videos que grabaste para mí cuando éramos felices, o cuando yo creía que lo éramos.

Poco a poco me fui despidiendo de la idea de compartir un futuro juntos, comprendí que nuestro por siempre tenía fecha de vencimiento, y había llegado a su fin. Tuve que sacar cada promesa, cada palabra que provenía de ti, forzar a mi mente a creer que esta fue una historia que no era para mí. Pude sacar todo el amor que alguna vez sentí por ti, pero el vacío enorme que quedo en su lugar, es un espacio sin pasado ni futuro que no he podido llenar.

Mentiría si dijera que esto no fue devastador, que hoy soy una mejor versión de mí mismo, como solemos engañarnos después de perder a alguien especial. La verdad es que una parte de mí se perdió contigo. Quisiera tener la tranquilidad que tuviste para partir sin mirar atrás, pero yo no pude. La esperanza de saber de ti se difumino lentamente, como una luciérnaga que se iba apagando poco a poco con la distancia, hasta desaparecer en la nada, así de ese modo te fuiste de mi vida. Qué más da si aún hasta el día de hoy hiere tu olvido y lastima tu adiós… a pesar de todo, solo espero que te encuentres mejor de lo que estoy yo.