La última noche cuerdo.

El atardecer esta a pleno, el sol se refleja un nítido color dorado sobre las tranquilas aguas, después de pasar unas agradables horas de pesca en este gran lago, la tarde ha sido relajante, olvidando por completo las presiones cotidianas, logré pescar dos buenos peces, los cuales en unos momentos cocinaré en la fogata misma que preparo en este momento, pasaré la noche en este lugar, sólo como me gusta, alejado de la civilización es uno de los pequeños placeres que me doy cada cierto tiempo, pescar y disfrutar de la solitaria calma, los ruidos propios de la naturaleza no tienen comparación, he dispuesto el campamento a la orilla del lago entre unas rocas que sobresalen entre el terreno, son un refugio natural perfecto para montar la tienda, estoy en un lugar alejado el camión se encuentra a tres horas a pie sobre el sendero, no hay nada como la naturaleza, me repito a mí mismo.

El humo aun flota en el aire, ese olor a leña que inunda el ambiente, es uno de mis olores favoritos, junto con la frescura ya casi nocturnal y el aroma que emana de los pinos al atardecer, ahora, después de haber comido, disfruto de un buen café muy cargado y sin azúcar acompañado de un tabaco, es otra de las sensaciones que mas me agradan, “fumar y beber café algún día te mataran” – recuerdo decir mi abuela- Sonrió, solo al recordarla con ese aire enérgico fingiendo estar molesta conmigo y al final terminar dándome un fuerte abrazo ¡Ohh! que ligado tengo este gusto, a la imagen de la abuela pareciera que fuera ayer, apenas hace dos años que emprendió ya el largo viaje, toco una melodía en mi guitarra a su memoria.

Me despiertan algunos ruidos, me incorporo poniéndome alerta, saco mi cuchillo de montaña, consulto mi reloj son las dos de la mañana, debe ser algún animal merodeando suele suceder que a menudo los animales salvajes se alejan del hombre por instinto natural, pero no de los agradables aromas de nuestra comida, así salgo de la tienda, enciendo mi linterna, los rescoldos de la fogata aun están rojos, pero ya no hacen fuego, camino un poco hacia la oscuridad.

Un solitario lobo es el causante de los ruidos, ha huido apenas verme saliendo con la linterna camino aventurándome un poco más lejos de la zona de seguridad, confiando que mi lámpara sea suficiente para ahuyentar mas animales en el caso que se encuentren cerca. Al ir andando a lo lejos escucho algo parecido a murmullos, afino el oído, el silencio nocturnal ayuda a escuchar a la lejanía, en efecto son una especie de cánticos los que llaman mi atención, regreso a cerrar la tienda, y camino en dirección a donde se escuchan.

Bajo por el sendero,unos quinientos metros los cánticos se escuchan ahora más fuerte, no se aun porqué apago la lámpara y avanzo a oscuras y a hurtadillas a unos cuantos metros donde se ve iluminado, eso me ayuda a avanzar en la oscuridad, camino un poco más, ahora sigilosamente, llego a dónde por fin puedo atisbar sin ser visto, el panorama es extraño, luces, antorchas moviéndose, personas danzando frenéticas, cánticos extraños…

No puedo creer lo que veo, en medio de todo, unos extraños y aberrantes personajes, de más de dos metros de altura y piel parecida a la de un cocodrilo, se levantaban en pie como dando bendiciones y después de esto se sentaban en unas sillas doradas y altas muy mullidas, estaban desnudos una túnica roja colgaba de sus espaldas, no pude evitar pensar en los reyes de la época medieval al mirar las túnicas, al principio imaginé, que se trataba de personas disfrazadas, como en una fiesta de carnaval, pero después de ver por algún tiempo me convenzo que se trata de seres verdaderos, sus movimientos y en especial sus ojos que brillaban a la luz no parecían sintéticos, no me considero un tipo que se deje impresionar tan fácilmente, pero esto en verdad me tenia aterrorizado, los más pequeños, que considero que eran humanos todos ellos iban cubiertos de túnicas y capuchas muy parecidas a la piel de los extraños seres -pero obviamente resultaba una vaga imitación-, era a estos seres a los cuales rendían pleitesía en esos momentos, al fondo se distinguía lo que parecía ser una extraña especie de nave, no puedo describirla porque solo se lograba ver la silueta medio alumbrada por la luz de las antorchas.

Los encapuchados hacían extraños rituales alrededor de los seres, a estas alturas ya estaba horrorizado, sacrificaban animales degollándolos y arrancando el corazón el cual ofrecían en charolas igualmente doradas a los seres, mientras que arrojaban los cuerpos al fuego, los fiambres sangrantes y aún humeantes debido al frió que hacía en ese momento y el calor de los animales recién sacrificados los hacían ver doblemente asquerosos, los seres los devoraban apenas estaban a su alcance sacando largas lenguas que me recordaron a los camaleones, aun impávido y sin poder mover un sólo músculo observaba lo que acontecía en el valle, los encapuchados que los cuales eran encargados de ofrecer a los seres las asquerosas menudencias, inmediatamente después de hacerlo salían rápidamente corriendo, imagino que para no ser alcanzados por las lenguas de los asquerosos seres, las que parecían no saciarse nunca devoraban a una velocidad realmente rápida. Por un momento imaginé las historias que había leído acerca de los sacrificios en las antiguas tribús Aztecas.

No podía mas, intente salir corriendo pero los músculos no me respondieron, ni tampoco podía emitir sonido alguno, tenía la boca seca, la cabeza parecía darme vueltas, quería perder la conciencia para no mirar más, el horroroso espectáculo el que se prolongo por más de una hora lleno de aberrantes sucesos que parecían haber sido sacados de una novela de Allan Poe, al final los seres se pusieron en pie en una forma majestuosamente rara,mientras los encapuchados caían cara a tierra en una especie de reverencia, los seres caminaron hacia lo que antes me pareció ser la extraña nave, al subir a la misma uno de los seres volteó su repulsivo rostro hacia mi mirándome fijamente, con una fuerza y energía tal que me recorrió completamente haciéndome tener un espasmo e irme de bruces, es en ese momento, cuando por fin perdí el conocimiento…

-Muy bien señor Rodríguez – me dice una persona vestida de blanco.

-La historia que nos ha relatado, parecería ser muy verídica, pero hemos hecho una investigación por todos los alrededores del lugar donde usted fue encontrado, sin poder hallar ninguna huella de ninguna otra persona, objeto, animal o ente como usted le llama a varios centenares de metros a la redonda, solo su campamento, el cual ya nos ha relatado, se encuentra tal como ha contado en las mismas condiciones, hemos llamado a quien dijo que eran sus familiares los cuales dijeron no conocerle ni saber de su existencia y también a su lugar de trabajo el cual, ni siquiera existe, buscamos a alguien quien pueda conocerle, reconocerle sin encontrar a nadie que lo hiciera, el camión en el cual usted dijo que llegó al lugar y ser de su propiedad tampoco ha aparecido, en pocas palabras parece que usted no existe…

- por lo cual creemos conveniente trasladarlo a el área psicológica del departamento, la cual nos acaba de recomendar encarecidamente que sea usted trasladado e internado de inmediato y por su propia seguridad, hasta que encontremos un familiar o hasta que recobre la cordura, tiempo en el cual seguirá bajo nuestra custodia, disfrute su estancia.buenas noches.

 

Angustia tremenda la de saber que sólo vives en un mundo y aparte!!!

Un saludo,

Mora Amaro

 

Fantástica muestra del alto arte. Maravilla de inspiración.

 

Gracias por la visita !!

 

La maravilla grandiosa del arte deslumbrante.