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La vacuna invisible

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Hejaran, 3 de Enero de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 617

  1. Hejaran

    Hejaran Poeta asiduo al portal

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    -LA VACUNA INVISIBLE-

    Hija: Te pido que nunca caigas en el vicio del cigarrillo como a mi me sucedió; te hago el siguiente relato que espero te sirva en la vida.


    Me acuerdo como si hubiera sido ayer. En una reunión de amigos alguien mayor que yo, prendió un cigarrillo y mi curiosidad de persona joven, inquieta y arrogante, fue complementada con algo que nunca debí de experimentar; como fue el haberme fumado el primer cigarrillo. Desde aquel día por espacio de veinte años fui su esclavo, nadie me explicó que al convertirme en un adicto, iba a sufrir consecuencias que me afectarían no sólo mi salud sino la salud de todas las personas que formaban nuestro grupo familiar, principalmente una bebita que sufría de los bronquios y hoy me doy cuenta , que lo que mas la afectaba era el humo del cigarrillo que yo tan elegantemente exhalaba, pero esto no era todo: Al principio fueron una o dos fumaditas “Que eso no envicia a nadie” Hasta que descubrí que los cigarrillos los vendían en cualquier tienda, y que la cajetilla era el mejor complemento para un bolsillo que traen todas las camisas desde que me conozco, entonces ya tuve el estuche perfecto y también descubrí que lo mejor que me sucedía después del desayuno era fumarme un cigarrillo, y aquí empiezo con la adición, pero mejor me caía el que me fumaba apenas me despertaba y otro mientras me dirigía al trabajo y otro a las ocho y media que me servían el primer café y de nueve a diez necesitaba media docena para apaciguar los nervios y otro antes del almuerzo. Ya no te enumero mas para no ser pesado. A medio día lo que quedaba en la cajetilla olía un poco mejor que mi aliento, que sin darme cuenta mi boca, esa boca que yo tanto admiraba, me olía a alcantarilla sin que yo su dueño me percatara de esto, y la ropa, esa ropa para uso diario que con tanta frescura lucía en las mañanas, a medio día su apestoso olor hacía una fastidiosa combinación con el olor de mi boca, y mis manos perdieron la suavidad y se volvieron carrasposas por la contaminación del humo que producía el cigarrillo mientras lo sostenía entre mis dedos. Hubo muchas cosas que afectaron mi personalidad, después de que me fumé el primer cigarrillo, empezando por el dinero gastado en esta elegante adición, que afortunadamente logré apartar de mi vida, pero todavía mis pulmones están expuestos a sufrir las consecuencias de todo ese humo que filtraron. ¿Y el humo que se hizo? Con este no solo fastidié a todos los que me rodeaban, sino que contaminé el aire que durante veinte años yo mismo respiré y si algún día muero de cáncer, no tengo a quién culpar, porque ningún fumador incluido yo, cree que el cigarrillo produce cáncer no sólo en los pulmones, la garganta, los senos, la matriz, sino en todas partes. Hija, te aconsejo como padre no le regales tu vida a este vicio macabro.


    HAGA QUE SUS HIJOS LEAN ESTA PROSA, SEGURAMENTE QUEDARAN VACUNADOS CONTRA ESTA FATAL ADICIÓN


    DERECHOS RESERVADOS. HEJARAN.
     
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