La Venganza De Un Pescador

Un pescador se despertó en la soleada tarde, se levantó y destruyó los castillos de arena arrastrando su barca, arrastrándola de los pelos de palillo como quien lleva un cadáver a una fosa, con fuerza y odio fue venciendo ola por ola, remó y remó el pescador rensondrando toda su desgracia...
En altamar, el pescador, alistó la red y repetía:
-“¡Te llevaste mis sueños, te los llevaste, te los llevaste!...”
Y cada vez que repetía esto el pescador lloraba, ah con tanta calamidad que la caída de sus lagrimas parecian cuchillazos en las venas solares que en la mar sobreviven...
-“Tú te robaste mis sueños, ahora te robaré los tuyos”
Repetía esto mientras sus dedos sangraban tirando-cogiendo-jalando la red...
-“¡Nadie tiene la red que yo tengo, nadie!”
Con risa agónica gritaba mientras se secaba la pus de su frente...
Bajo el trajín de la venganza ni una gaviota lo distraía (ni esa gaviota que se acaba de parar en la proa, esa gaviota que su esposa solía alimentar en las tardes como esta), nada lo distraía (ni las formas irónicas de las nubes con las que su hijo jugaba a construir tardes como esta), él apenas respiraba su suplicio...
-“¡Te robaré tus sueños, te robaré tus sueños!”
Tira-coge-jala-se queda sin dedos-jala-se queda sin manos-se queda sin brazo-se queda sin corazón-jala y en la red un espejo reflejando:
Ojos mancillados, miles, cayéndose por doquier; lengua al aire pudre-brisas; rostro agrietado tragándose detritus de la tarde soleada; labios contrechos mordiendo el silencio oscuro y ensangrentado del palillo de esa barca; astillas flotando sobre la sangre; tornasol precario en ajado vuelo de gaviota aterrada y maquiavélica aparición de nubes negras (no grises);... el pescador se despertó en su propia red.

 

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