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Là Voce dal Silenzio Prólogo + cap 001

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por E.M Romeo, 8 de Junio de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 531

  1. E.M Romeo

    E.M Romeo Poeta recién llegado

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    Hombre
    Prólogo

    “Puede que no me escuches decir te amo, pero eso no quiere decir que no lo haga tan profundamente como lo hago. Puede que no me escuches decir tu nombre, pero no quiere decir que no lo grite en mi mente con tanta pasión cuando te pienso. Puede que jamás me escuches decir una palabra, pero créeme que aunque pudiera decir todas las palabras del mundo, ni una y ni siquiera todas juntas se acercarían a explicar lo que siento cuando estoy contigo.” Decía una carta enviada para Elizabeth de la Mora de parte de mi mejor amigo. Esa sería la única y última carta que le escribiría antes de que yo lo asesinara…

    En ese entonces yo comenzaba a vivir en la capital de Guanajuato,una hermosa ciudad en el centro de México. Había conseguido rentar un pequeño departamento en la zona centro de la ciudad, en donde pasaba la mayor parte de mi tiempo mientras no tenía clases en la universidad.

    El departamento era pequeño y tenía muchas fallas, pero por la cantidad de dinero que pagaba no podía quejarme; Había ratones, fugas de agua, cucarachas y sobre todo, vecinos ruidosos. Aunque no era de sospechar la peor parte, pues todos mis vecinos eran universitarios amantes de la fiesta y la bebida, sin embargo y como en todo, había una excepción. Había un joven de aproximadamente mi edad que nunca hacía bullicio, en su cuarto siempre se escuchaba esa música estremecedora y nada más que eso, llegué a conocer a Ruggero Leoncavallo a través de las interpretaciones de Erico Carusso, gracias a la persona que vivía al lado. La ópera quedó plasmada en mi corazón desde el primer momento en que escuché un ligero sonido a través de la pared.

    Al principio no lograba dar con el horario de la persona que escuchaba tan gloriosa música, por lo que no sabía con exactitud quien era y a pesar de que preguntaba, todos me repetían lo mismo. - Es silencio.-

    No comprendía la razón por la que decían eso, pero al parecer era bastante famoso en el lugar, pues a todas las personas que pregunté no hubo una sola que me dijera no saber de él. Eso me hizo pensar que se trataba de una persona interesante, tal vez una persona culta y exitosa, pero mi impresión de él cuando lo vi por primera vez fue totalmente distinta.

    El tiempo pasó y seguía sin conocer a esa persona, lo único que sabía era que trabajaba de tarde y por eso la dificultad de que nos encontráramos en los pasillos del departamento. También sabía que le gustaba mucho la ópera y que todos lo llamaban silenciopor alguna razón.

    Fue hasta que en un fin de semana que llovía muy fuerte que me lo encontré en el pasillo.Quise dar una buena impresión así que lo saludé, a pesar de que me estaba dando la espalda y estaba a punto de entrar a su cuarto.

    - Buenas tardes, me llamo FernandoHerna,…- Comencé a decir, pero sin voltear su rostro levantó su mano derecha,tal vez para saludarme y se metió a su habitación sin decir una palabra, ahí fue cuando vi algo en lo que no me había fijado al estar interesado en socializar; la persona que todos llamaban silencio tenía toda la cara pintada de blanco, no como un payaso, pues los payasos se pintan de varios colores. Tenía la cara pintada de blanco como la de un mimo, además su camisa era blanca con rayas rojas. Y así fue que me di cuenta del trabajo que desempeñaba y me aseguré a mí mismo que la persona en mi mente que creía que era él, en realidad no existía; No era una persona con estilo sofisticado, ni mucho menos una persona sociable, sólo era un chico que necesitaba trabajar de mimo para sobrevivir.

    Me desilusioné rápidamente de esa persona, y con esas ilusiones perdidas fui a buscar consuelo en mi cama y mientras le llegaban a mi cabeza cubierta por una almohada las falsas imágenes de lo que pudo ser y no fue, escuché unos suaves golpes contra la puerta de mi habitación, así que sin querer salir después de un momento sin que dejaran de llamar a la puerta, me levanté de la cama y abrí la puerta a toda prisa pues me estaba fastidiando ese sonido. - ¡¿Qué quieren?!- Dije molesto al abrir la puerta sin ver quien era la persona que llamaba a ella, y continué. - ¡Ahora no estoy de buen humor!- Concluí, y al no escuchar que alguien me respondiera, abrí los ojos y vi frente a mí a una persona vestida de mimo, un joven de complexión delgada con una sonrisa dibujada en el rostro, no era como el maquillaje que traía sobre su cara, esa sonrisa era totalmente sincera, era la primera vez que veía una sonrisa igual.

    No sabía que decir, no pensé que él iba a buscarme después de que le había hablado anteriormente, ya que no me había respondido, sin embargo no sabía que existía razón para ello, no supe la razón de su silencio hasta que bajé la vista y dejé de ver esa sonrisa, para ver en sus manos un pequeño pintarrónque tenía escrito “Hola, me puedes llamar Silenzio”.

    Entonces comprendí muchas cosas, la razón por la que le decían Silenzioy no silencio como yo suponía, también comprendí lo que en verdad había querido decir cuando levantó su mano, me estaba diciendo que lo espera pues al parecer no traía con él aquel pintarrón.

    Me dio mucha felicidad el saber que no había sido mi culpa el que no me contestara, que no estaba maldito y por ello no podría hacer buenas amistades en esta ciudad.

    - Mucho gusto Silenzio.- Dije para terminar con la presentación que habíamos dejado inconclusa.

    Ese día conocí a quien se convertiría en mi más grande amigo, la persona que se encargaría de mostrarme que aun cuando todo parece ir mal, no hay razón para creer que no irá bien después, la persona a la que le lloraría por primera vez en mi vida.

    001

    Se dice que es mejor rescatar una amistad que un amor, pero yo no lo creía así, tanto el amor como la amistad me resultaban difíciles de abandonar, sin embargo la indecisión de mi parte era algo que debía cambiar, pues no hay algo como todos seremos felices al final. Debía comprender que, después de todo, la felicidad es buscada por todos y cada uno de las personas en este mundo, por lo que siendo lógico, no todos obtendrían tal felicidad.

    Mi amistad con Silenziocontinuó creciendo, ya no me sentía extraño al hablarle y que él me respondiera escribiendo en su pintarrón. Ya había ido a presenciar su show en varias ocasiones y me había sorprendido por la fama que tenía en la ciudad, toda la gente que pasaba por el jardín Unión a la hora de su espectáculo, se detenía a observarlo cuidadosamente, a tomarle fotos, a video grabarlo o simplemente para saludarlo, la gente lo quería demasiado, se podría decir que era parte de la ciudad de Guanajuato y no del pueblo en general.

    Cuando hacia su rutina, parecía mezclarse con la naturaleza, se convertía en el viento y se movía al ritmo de las hojas de los árboles, sus movimientos eran arte puro que consumían hasta el último centímetro de mis pupilas. La primera vez que lo vi, aunque me sienta apenado por decirlo, pero lloré al verlo actuar, sin embargo en esa ocasión me sentí libre de llorar, pues una chica a mi lado también lloraba al ver como Silenziohacia volar nuestra imaginación.

    En esa ocasión ya me había enterado de que daba un espectáculo en el jardín Unión, fue la casera quien me lo dijo una noche antes cuando caminaba por el pasillo, así que quise ir a ver lo que una persona tan noble como lo era Silenziohacía.

    Al llegar al jardín me encontré con que todo el lugar estaba vacío, así que lo primero que me vino a la mente fue que ya se había terminado, sin embargo logré escuchar algunos aplausos provenir del centro del jardín, donde está la fuente. Caminé hacia la fuente para ver la razón de los aplausos y me topé con una multitud rodeando la fuente, se trataba del mismo mimo que me había hecho amigo.

    Tuve que arrempujar un poco a algunas personas, pues no podía atravesar aquella multitud tan fácilmente, y al llegar al frente lo pude ver, logré ver por qué era una persona tan famosa a pesar de sólo hacer lo que tanto le gustaba.

    Entonces fue como mis lágrimas comenzaron a salir al escuchar y ver tan magnifico acto, se escuchaba una canción melancólica de ópera mientras Silenziose convertía y nos volvía parte de ella, se trataba de una escena de la ópera Pagliaccide RuggeroLeoncavallo, aquella escena donde Canio se entera de que su querida Nedda lo engaña, pero al mismo tiempo sabe que el show tiene que continuar y se pinta la cara con lágrimas en el rostro, la Aria que canta Canio es Vesti la giubba. Ya estaba preparado para ver el acto de Silenzio, pues desde lo que había conocido mi interés por el ópera se había vuelto enorme, por lo mismo me había dado a la tarea de buscar en internet las óperas más famosas, aunque no sabía que Silenziolas usaba como parte de su show.

    Mientras quedaba incauto ante tal espectáculo de pronto un sollozo como la brisa del viento llegó a mis oídosdesde mi lado izquierdo, se trataba de una chica de alrededor de mi edad, quien igualmente tenía lágrimas en el rostro, no le avergonzaba para nada el mostrarlas, y no como a mí que inmediatamente me las limpié cuando salieron.

    Al voltear, inmediatamente me percaté de la belleza de esta persona, tenía un cuerpo esbelto, una piel blanca, unos ojos verdes inmensos y unos labios perfectos, por lo visto se trataba de una chica de las que casi ya no se ven, una chica educada a la antigua; Con vestido de una sola pieza y sombrilla con flores dibujadas en su mano derecha para cubrirse del calor, además de guantes blancos cubriendo sus tersas manos, pero no me refiero a ella como educada a la antigua por eso, sino por la pureza e inocencia que la caracterizaban. Entonces me convencí de que había sido cosa del destino que esa persona estuviera llorando a un lado de mí al mismo tiempo que yo, tenía que serlo,… una cosa del destino.

    - Hermosa actuación, ¿No crees?- Dije a la chica, esperando a que una plática inesperadamente destinada aconteciera. La chica sólo me volteó a ver y agitó la cabeza de arriba hacia abajo.

    Sus ojos aún estaban brillosos y su cara parecía tan tierna que no pude evitar sonrojarme, así que tuve que girar mi rostro en una dirección diferente para que no se percatara de ello.

    - Cada vez que lo veo actuar comienzo a llorar.- Dijo la joven al voltear hacia el espectáculo.

    -¿Desde hace cuánto que lo has visto actuar?- Pregunté interesado por saber si esto significaría una más que admiradora para Silenzio.

    - Desde que comenzó a hacerlo.-

    Silenzioalguna vez me había comentado que se inició como mimo a los 10 años, y que desde entonces cada día ha dedicado a dar una rutina en ese jardín sin importar quien lo viera.

    Me alegró saber que alguien lo siguiera desde entonces, que alguien terminara conmovido por su pasión y entrega, y que aún pasados 8 años de su primer acto, aún siga gustando de lo mismo. Tenía que saber su nombre.

    - Por cierto mi nombre esFernando Hernández.- Expresé con el interés de obtener su información personal, y le extendí mi mano para ofrecerle un amistoso saludo.

    Ella se limitó a tomar mi mano rápidamente y decir: -¡Es un placer, mi nombre es Elizabeth de la Mora!- Y por su apellido supe que era la única hija de una de las familias más ricas y tradicionales del lugar, de ahí su forma de vestir y su comportamiento tan educado.

     
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    Última modificación: 14 de Julio de 2012

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