Lagrimas de ángel.

Las tardes lluviosas tienen un curioso e inexplicable encanto, pareciera como si todos los ángeles lloraran ya de alegría o de tristeza y nos transmitieran mediante aquellos vehículos acuosos su sentir.

Un día lluvioso es perfecto para los amantes, besarse bajo la lluvia, labios húmedos, gotas recorriendo como un torrente tu rostro, corretearse brincando los charcos , ese frio que hace a un par de seres fundirse instintivamente en un abrazo, vestirse lo mas elegante posible y junto a ti disfrutar como cae vencido un peinado, reírse toda la tarde, unidas las manos, palpitando a tambor batiente el corazón, un placer sencillo de aquellos que nunca cansan, aunque al otro día se haga indispensable una doble ración de antigripales no importa.
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