Lápidas.

Hoy descubrí que morí hace un mes, yo sigo saliendo a la calle, sigo comiendo y respirando, camino sin cesar por todos esos sitios conocidos y algunos desconocidos para mi, sigo pensando y preocupándome.

Siempre he admirado el eterno silencio de los panteones y de las tumbas, sobre todo, de la tumba de mi abuela, llena de piedritas y una lápida simple de cemento sin letras ni epitafio ni nada, me pregunto como es que será mi tumba, si tendrá esa cruz azul que en el cementerio municipal les clavan hasta el fondo, en realidad me siento más viva que nunca pero me sepultaron hace un mes.

El olor de los muertos es nauseabundo, yo huelo a un perfume llamado ''Muy lejano'' grito y me sonrío de la nada, sin embargo estoy muerta.

Le vi esa sonrisa que sólo tienen los enamorados viejos, le noté ese tono de emoción del reencuentro, le vi tantas cosas en sus ojos de demonio desangelado que, sólo me quedó morirme, adoptar ese estado quieto lleno de serenidad y de sensatez que se tiene sólo en ese momento de la partida final, yo adoraba ver las mañanas, salir corriendo a las escuelas, yo amaba todo eso, lo sigo amando, pero al estar en éste frío estado, sólo puedo gemir de dolor y de impotencia.

Espero nunca sepa que vivo, espero que se quede con la certeza de la muerte que recóndita llegó cuando alumbraba otra vida, que esa vida existe, que se mueve y llora, que pide de comer, espero que nunca sepa de mis canciones oscuras y de mi padre.

Ahora estoy más muerta, más muerta que viva, más silenciosa y sólo me queda ser viento y agua y ese trémulo murmullo que nadie quiere ser cuando se está en la flor de la edad, soy una sombra y un fantasma, ahora me convertí en esas banderas de colores que cuelgan de los techos como avisando que hubo pasado, como avisando que ese corazón tenía una dueña, después de hablar tanto de ella y volverla una enemiga, me he vuelto yo, de esos recuerdos que duelen y que calan, que chillan de frío y que se dejan ver entre páginas rotas de libros lloriqueados, soy yo, uno de esos espectros sin ton ni son que siguen moviéndose por diversas razones.

Soy la sangre que se derramó en un parto, soy la manecilla del reloj a destiempo y... Soy más que nada, un rumor que siempre jugó a ser alguien y al final, resulté siendo una mancha de tinta en un cuaderno mojado que está tirado en las aceras muy retirado de casa.