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Las cosas inanimadas (cuentito)

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por mariano dupont, 6 de Agosto de 2014. Respuestas: 1 | Visitas: 448

  1. mariano dupont

    mariano dupont Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    12 de Junio de 2011
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    LAS COSAS INANIMADAS

    Eramos cuatro.
    El viejo "Capitan Kid", el negro Charly Gordon, el hijo de Kid y yo.
    Kid era el cocinero y el hijo era Dandy, que era un disminuido mental y de edad indefinida. Era la debilidad del viejo y había hecho de él su cruzada.
    Charly tenía una concesión en el cayo "Perverse" y ahí atendíamos todos los días a los turistas gringos.
    Era una excursión en mi vieja goleta- bergantín desde la isla principal del archipiélago, San Andres, hasta nuestro cayo, Perverse.
    El cayo era un fantástico observatorio ictícola de una variedad notable de peces tropicales, que según tengo entendido, se producía por razones de corrientes marinas y de temperaturas en el agua.
    El viejo Kid cocinaba para los turistas pargo rojo en aceite de coco, yo servia las mesas y trasladaba a los visitantes al cayo con mi vieja "Alondra" de tres palos.
    Dandy lo único que hacia era apedrear a los cangrejos, a mi pesar y Charly Gordon era el titular de la concesión.
    Tenía el negro Charly un recuerdo grato de mi llegada porque casi le había exigido que aumentara el precio de la porción de pargo de un dólar a cinco.
    Y todo resultó muy bien; yo había producido una inflación del quinientos por ciento y el negro muy contento, me miraba como a un mago de la economía.
    El viejo Kid , dijo, usted es argentino. Y nada dije.
    Estando en una oportunidad los cuatro sobre la "Alondra", respondí a un pedido de socorro por radio y nos alejamos varios cientos de kilómetros de la senda rutinaria.
    Una traicionera y violenta tempestad tropical, nos "cazó" estando en esa diligencia y mi amada "Alondra" tuvo que sucumbir.
    A duras penas, con una pequeña chalupa que llegó deshecha a la playa, los cuatro estábamos vivos y en una pequeñísima isla.
    Habíamos tenido harto suerte ya que en un chaleco inflable guardamos varias latas de conserva y de agua mineral.
    Yo por mi parte me había ocupado de rescatar los antibióticos que pude, ya que era la medicina mas importante en esas circunstancias en un ambiente tropical.
    El que haya probado el jugo de coco y la pulpa, o"jugo de pipa", como allí se le dice, sabe que al muy poco tiempo es incomible y lo rechaza el organismo hasta el vómito.
    A las pocas horas tuvimos necesidad de comida y mas todavía de agua, pero hete aquí que la desgracia surgió; no había un abrelatas en cientos de kilómetros a la redonda.
    Al otro día era mas ostensible la gravedad de la cuestión.
    Tratábamos de sofocar la sed con el jugo de los cocos, pero nos resultaba vomitivo.
    Con un grado ya de deshidratación avanzada y con principio de pesadillas por el hambre, llego un barco de rescate.
    Estando a salvo comidos y bebidos, charlábamos con el Capitán en cubierta y entonces sucedió el hecho mas insólito que podía esperarse.
    ¡El tonto de Dandy, con una sonrisa satánica en sus labios, mostraba un simple abrelatas!
    Yo temblé de espanto, y su padre, el viejo Kid, sin darle importancia, dijo, "es el misterio de las cosas inanimadas".
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    #1
    Última modificación: 6 de Agosto de 2014
  2. mariano dupont

    mariano dupont Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
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    Asi es. Este es otro cuentiti.
     
    #2

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