Las rosas de mi amada

aun recuerdo el susurro del viento diciendome este dia no lo podras olvidar, me quede sentado frente a las puertas de la ciudad pues aunque mi alma lloraba los guardias no me dejaron entrar, en mis manos un ramo de rojas rosas pues ese dia a mi amada esperaba encontrar, sobre el cilencio que guardaba mi voz el llanto me acompañaba cundo aquella tarde no me dejaron entrar, sentado afuera la vi llegar, corri hacia el campo para unas rosas nuevas poderle cortar, encontre unas rosas del campo las mas hermosas, llegue corriendo a las puertas de quella ciudad pero los guardias no me dejaron entrar, desde aquellas puertas la vi llorar por no verme llegar a ese lugar donde nos prometimos encontrar, su llanto corria por mis mejias pero por mas que pedia los guardias no me dejaron entrar.
cuando llego la noche y fue ausente la claridad corri como loco a ese lugar donde a mi amada vi llorar por no verme llegar, busque por todos lados la sombra de su claridad pero nada pude mirar, en esa noche el cielo me vio a mi tambien llorar, en el tronco de un arbol con tinta seca escrito estaba lo que a mi amada hizo llorar, ¡amado mio! siento mucho frio amado mio, ven, ven profavor conmigo, amado mio porque me has dejado, amado mio porque me has abandonado, amado mio me voy para nunca volver pues tu me has dejado de querer.
cuando rayó el alva volvi a salir de la ciudad pues los guardias estaban por llegar, cuando llegaron me vieron llorando preguntaron cual era la razon, mirandolos a los ojos les dije.... fue preciso el momento de volverla a encontrar, pero ustedes no me dejaron entrar y todavia preguntan porque me ven hoy llorar fue entonces cuando agacharon la mirada y mas nada volvieron a preguntar, en un rincon llamado soledad tome las rosas que a mi amada esperaba regalar y con mas fuerza me puese a llorar en mi llannto decia porque a mi amada no me dejaron encontrar.
en llanto propio conoci la tristeza, el dolor y la desesperante soledad pero prometi que no me iria de aquella ciudad hasta que no me devolvieran la felicidad por la cual lloraba en las noches frias y obscuars de soledad.