Lateralizando

Mecánicamente el agua corre bajo mi cama buscando una salida.

Voy también.

En la misma trayectoria, direccionado, tomando decisivas intenciones.

Lateralizando opciones.

Desmitificando…

Los dispositivos de video se programan autómatas y desarrollan nuevas formas.

Es aquí donde necesito de mi ambiguo poder incontinente.

El viento mengua y escama las pieles de las gentes en las calles.

Están colmados de poca alegría, aunque estén ahí afuera, no les alcanza.

Que mal, no lo valoran.

De pronto viraliza el sentido inorgánico de ciertos cuerpos performados.

Indolentes, convencidos, excéntricos, luminiscentes, convivientes de un incensario mortal.

Disecando la depuración, resignando opuestos gorreados por los viles.

Pero no.

Las barras de acero, son solo un límite elemental de las mentes básicas.

Colectivizar la maniática partida sin control, será en buena hora mi secuenciador de penas.

El sol quemará las pocas ilusiones.

Antes que corroan mis similitudes y aproximaciones con el vulgo reformado.

Abolida estará mi prisa, la muerte no neutralizará la vida.

Las garras difuminaran el tiempo regresivo.

Entre alegorías y azares míticos confundiré mi sinopsis irreal.

Como resistir el encanto de los mecenas iracundos.

Que me sostienen.

Aunque Rousseau diga que la esperanza es una tristeza anunciada.

La mantengo encendida.

Se que en un punto son.

Detractores de la imaginación.

Los platillistas me han encomendado la abducción de aquellos siniestros días.

No sabré visualizarlos entre las siluetas malditas, todos serán un obstáculo.

La noche esta poniéndose perfecta.

Debería ser mágica.

La lentitud de mi estado.

Me deprime.

Sin embargo.

Me siento Optimus Prime.

Pero mi goticismo artístico ha anunciado, que todo será leído con placer.

Debería ser placentero.

La historicidad, fabula o leyenda de alguna página, de alguna crónica.

Debiera acompañarme en la meditación.

Lo se.

El tetricidio encierra una cuota de angustia liquida.

Que beberé antes del viaje.