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Leyendo El Cuervo

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Amaneceres, 15 de Febrero de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 539

  1. Amaneceres

    Amaneceres Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    25 de Noviembre de 2010
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    Era una noche, despuésde la puesta del sol, estaba leyendo por cuarta vez el poema de Edgar Allan Poe“El Cuervo”, quería encontrar en sus rimas maravillosamente construidas algo demi propia soledad, vagamente buscaba en el susurro de” Leonor” en una noche lúgubre algo del apasionante sentimiento que consume al alma majestuosamente en el velo de la ausencia, me conmovía en la lectura, estaba por algunos segundos fuera de mi cuerpo transportada a un cuarto ajeno, llenode desesperanza, entonces, de manera imprevista llego una visita, el cómplicede un amor que se acababa, llego sonriendo saboreando la victoria de manera anticipada, seguro de su venganza fue directo a la herida, quería verme sangrarde una manera despiadada, quería ver el dolor que le había confiado en largas noches de debates mientras justificaba realidades que no existían, maquinadas deliberadamente se volvían verdades, había un gran silencio en el amor acabado, no mentí, pero el silencio deja tanto o nada como sequieran nombrar los sentimientos, yo quería amar, ame en el silencio esperandoque terminara, esperando unas cuantas palabras que me absolvieran, no para dejarde amar, solo para encontrar la realidad del desamor y tener permiso para elolvido, en los sentimientos cuando hay ausencias hay dolor, ya las ausencias se habían pactado, yo me liberaba, mí cómplice quería ver el dolor. Trate de mostrar curiosidad por ver las armas de la venganza, pero no sentía nada, la sonrisa comenzaba a mostrar rasgos de mi soledad, no había interés, por primera vez flotaban en el aire mis sentimientos o la falta de ellos, coloco su mano en mi pecho sinque me percatara de ello, pensó que encontraría un corazón agitado, a punto de estallar, no había tal cosa, mi corazón latía como siempre, pasivo, perdí por completo el interés en la visita, no había más que hablar, el papel de cómplice se había terminado, tal vez nunca existió, estábamos a la par, no estaba el dolor de la ausencia, no estarían los sentimientos genuinos de amar, si hay un tipo de dolor en ello, uno lleno solo por mi soledad, uno que no se ve, volví ami lectura para susurrar por quinta vez“Leonor” en el silencio que quedaba de la noche joven.
     
    #1
    Última modificación: 15 de Febrero de 2013

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