Libérame.

Libérame, revienta éstas cadenas melancólicas. Déjame salir de este pequeño cuarto oscuro en el que sentado me encuentro llorando o a veces hablando, a veces callando, conmigo, claro está; hablando de ti mientras el delirio toca un piano y yo jalo éstas cadenas cada vez más fuerte. Estar en esta condición no me ha impedido alegrarme por momentos, disfrutar de la poca luz que entra por un hueco en el bajo techo, o arrullarme con el frío de éstas paredes claustrofóbicas… que cada día, se hacen más pequeñas y más duras. Al menos podrías dejarme dormir, o darme unas hojas y un lápiz para escribirte “te extraño” y repetirlo hasta que las cadenas se oxiden o la poca luz se vaya una noche para jamás volver. Libérame de esperanzas vanas, de este sin sentido que atañe a mi existencia… ¿sabes, si no me amas? Si es así mátame ahora, mátame y libérame de este amor sin azúcar ¡libérame ahora! libérame de recordarte siempre, de desearte, de sufrirte, de soñarte, de idolatrarte, libérame de ti.

 

Un clamor desesperado de amor no correspondido y aun esperando respuestas. Un placer leer tu trabajo. Saludos cordiales.