Llegando ...

... Un día más, ¡gracias a Dios! Crucé el pasillo, el jardín, eran las ... 22:22 pm. Atrás el perro de los vecinos ladró, era tosco y amenzador, "Toby, ¡quieto!" Le dije. Me olisqueó, dió media vuelta y se retiró tranquilo moviendo la cola. Abrí la puerta lentamente girando la llave con cuidado. Arriba la ventana estaba en penumbras, mi esposa e hijos seguro ya dormían. A pesar de ello sabía que ella había percibido mi llegada. Le imaginaba levantar el rostro con los ojos entrecerrados y con su fino oído captar mi llegada reconociendo mis movimientos. Dejé mi mochila en el sillón de costumbre, colgué mi chaleco. La cena estaba dispuesta y cubierta con un plato encima, la toqué y aun estaba aceptablemente caliente. Asomé al refrigerador tomé una cerveza de lata, la bebí y dejé que me recorriera el interior de la garganta con su sabor sabroso amargo y frío. Cené. Hice algunas notas después, corregí errores y preparé papelería para mañana. Después ingresé a la computadora ... ella dijo: "Bienvenido a Mundo Poesía". Después de unos minutos creí escuchar a mi pequeña hija de seis años : "¡Papi, papi! ... ¿Ya llegáste?" Dijo apenas perceptiblemente. "¡Si, chiquita, duerme" Respondí. Subí, todo estaba en completo silencio, encendí la luz suave del pasillo y un reflejo igual hizo bordes hermosos sobre la cama. Me fui acercando lentamente.
Sentado frente a ella admiraba los preciosos contornos del cuerpo de mi amada que abrazaba a mi hija ya completamente dormidas, y a un fino, sutil lápiz de plata pintando las líneas de sus rostros. Entónces supe lo que es la hermosura en su mas pura expresión. Dos poemas suspiraron en ese instante uno muy junto al otro en un destello de evocación pura, y yo absolutamente admirado contemplando su belleza...

anthua62
México 14-12-16