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Lo Haré Por Él

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por TCD_Anonime, 27 de Marzo de 2006. Respuestas: 1 | Visitas: 941

  1. TCD_Anonime

    TCD_Anonime Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    17 de Agosto de 2005
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    Si no le hubiese conocido, nunca habría podido aprender lo que es la verdadera amistad, no hubiese conocido a mi primer amor, no hubiese comprendido que la vida es el mayor tesoro que una persona puede tener y que hay que hacer hasta lo imposible por conservarla. Si no le hubiese conocido, no hubiera sabido valorar el cariño que me es brindado por todos mis compañeros, me habría perdido lo mejor de mi vida, él me enseñó todo esto: me enseñó a volar, a querer, a respetar, a valorar… y eso es algo que le agradeceré siempre.
    Han sido muchos los momentos que hemos vivido juntos, muchos los recuerdos que todavía guardo en mi mente… él me dio todo y yo le fallé muchas veces. Nos conocemos desde que éramos unos niños y siempre hemos estado juntos. Aunque hubo unos años en los que no nos vimos, ni supimos nada el uno del otro; pero el destino quiso que nos uniésemos otra vez mas, y esta vez para toda la vida. Solo nos veíamos los fines de semana cuando íbamos al pueblo, y pasábamos todos los veranos juntos con nuestra panda. Nuestra amistad llegó a ser mas dura que cualquier chapa de acero, más sincera que cualquier confesión. Más que amigos nos queríamos como hermanos.
    Hace mucho tiempo empezamos a salir como novios. Para nosotros no había ningún secreto del otro, compaginábamos  a la perfección nuestros gustos, siempre nos defendíamos… Todavía recuerdo nuestro primer beso, en el frontón; nuestro primer abrazo, es imposible olvidarle. Pero cuando nos cansamos mutuamente el uno del otro decidimos seguir siendo los mismos amigos de siempre y la verdad es que nos iba mucho mejor. Los dos nos respetábamos, nos ayudábamos y nos apoyábamos en todo momento.
    Siempre recordaré la tarde que estuvimos todos en el lavadero. Hicimos una guerra de agua y el que más se mojó fue él; siempre me defendía y me daba todos los mismos que yo necesitase.
    Ahora miro hacia atrás y me doy cuenta de todo lo que hemos vivido, de todo lo que ha pasado. Es muy duro recordar todo el dolor que tuvo y todas las injusticias que se cometieron con él. Hace cuatro años le diagnosticaron leucemia: luchó mucho para lograr salvarse y nunca se dio por vencido. Su enfermedad le obligó a pasar muchos meses en el hospital, incluso tuvo que ser aislado en una habitación sin poder recibir visitas y solo podía ver a sus padres a través de unos cristales; nada de esto consiguió dominarle, el nunca se rindió.
    Cuando por fin parece que su enfermedad mejora un poco, su padre Antonio, sufrió un accidente en el trabajo, por lo que tuvo que permanecer una semana en el hospital. Tenía una herida en la pierna provocada por una fractura abierta. La herida se infectó, los familiares pidieron que esa pierna fuese amputada para impedir que la infección llegase a la sangre. Pero los doctores estaban empeñados en que esa pierna podría salvarse y no obedecieron las órdenes de la familia. El día 22 de Diciembre del 2004, los doctores bajaron a Antonio al quirófano, para hacerle una simple cura, pero nunca más volvió a subir  a planta. La infección le había invadido toda la pierna y alcanzó los glóbulos blancos de la sangre. Antonio murió y lo único que se sabe con certeza de esa muerte es que fue debida a una negligencia médica. Los médicos se afanaron  en “salvar” una pierna que estaba claramente destruida, actuaron por su cuenta, y en vez de quitarle una pierna le quitaron la vida.
    Paqui la mujer de Antonio, estaba desolada, pero decidió no venirse abajo porque tenía que seguir luchando por su hijo enfermo. Tenía que ayudarle al luchar, tenía que darle todo el apoyo que antes le daban entre su marido y ella, tenía que cumplir con el trabajo de dos, ella sola.

    Poco a poco y con el cariño de todos sus amigos, madre e hijo salieron adelante, pusieron todas sus ilusiones en reformar la casa que se habían comprado hace poco en el pueblo, pero una vez más, la suerte les abandonó.
    En Diciembre del 2005, el chico volvió a recaer en su enfermedad. Esta vez era mucho más grave  Le apareció una infección en un pulmón y le dio un infarto cerebral. Los médicos no le daban muchas esperanzas, no sabían que remedio poner para salvarle; incluso pensaron en extraer la parte del pulmón que estaba dañada por la infección. Poco a poco se fue recuperando de las secuelas que el infarto le dejó y de la noche a la mañana la infección desapareció por completo y las secuelas se habían borrado.  Nadie podía creerlo, parecía un milagro: pasó unos días en el hospital para ser controlado y para navidades le dieron el alta; pusieron fecha para ese trasplante tan esperado, que era lo único que podría “librarle” de su enfermedad.

    El día 30 fui a verle a su casa para desearle que al año que iba a comenzar le fuese muy bien  fuese un año inolvidable. Estaba preparándose para asistir a un partido de fútbol en el que jugaba su equipo preferido. Se le veía muy contento y me contó muy ilusionado que el día 16 de Enero le hacían el transplante. La donante sería su propia madre ya que compartían el 50% de compatibilidad. Yo me alegré mucho porque el muchacho había luchado mucho para conseguirlo.  El día 9 de Enero fue ingresado APRA que fuese preparado para el trasplante y, debido a motivos que aún desconozco, el transplante se retrasó hasta el día 21 de ese mismo mes. En al intervención le trasplantaron médula ósea de su madre a la vez que le hicieron una transfusión de sangre de ella misma. Todo parecía ir bien, no hubo ninguna complicación, todos estábamos muy contentos. A la semana siguiente le prepararon para darle el alta pero algo se complicó.
    El chico comenzó a tener diarreas, fiebres, vómitos… Los doctores no estaban seguros de lo que ocurría. No sabían si eran los efectos secundarios de lo del trasplante, porque nuca antes se había hecho una intervención similar. Si es verdad que se han hecho muchos transplantes de médulas de madres a hijos, pero nunca se hicieron transfusiones de sangre y mucho menos con ese nivel tan bajo de compatibilidad.
    El chico empeoraba cada vez más. Tuvo que ser asilado de nuevo. Cada día que pasaba se debilitaba más y más. Los doctores le sometieron a muchas pruebas y comprobaron que lo que pasaba era que la sangre de Paqui era muy fuerte para su hijo. No encontraban remedio alguno para curarle, lo único que podían hacer era intentar purificarle la sangre e inyectarle calmantes para hacerle desaparecer los dolores. Muchas veces estuvo inconsciente y cuando despertaba a penas podía hablar. Tenía llagas por todo el cuerpo. Los medicamentos ya no le calmaban los dolores y las diarreas que tuvo se convirtieron en continuas hemorragias. Estaba rodeado de máquinas: una que le extraía la sangre, otra que la purificaba, otra que se la inyectaba de nuevo, otra que respiraba por él, otra para controlar su corazón…

    La sangre que le habían transplantado de su propia madre le estaba quemando por dentro. No soltó ni una sola lagrima, quien sabe si porque carecía de ellas.
    El día 15 de Febrero fue mi cumpleaños. Se me hizo muy raro que mi amigo no me llamase ni me mandase un mensaje para felicitarme, es que yo todavía no conocía la situación por la que estaba pasando. El día 17 mi madre decidió que era mejor que yo lo supiese todo para que poco a poco me fuese haciendo la idea de lo que pudiese pasar. Recé una y mil veces por él, lloré todas las lagrimas que me quedaban, prometí, juré, sufrí casi tanto como él.
    EL día 24 le notaron una pequeña mejoría. Yo volví a ilusionarme, pensé en todas las veces que había recaído y siempre había conseguido sano y salvo del hospital, así que me hice a la idea de que esta vez también se salvaría. Nunca pude ir a verle al hospital porque tenía un aspecto muy demacrado y no quería que nadie le viese en tal estado.
    El día 25 volvió a recaer. Paqui ya no tenía lagrimas que llorar ; pasó ese fin de semana sin separarse ni un solo momento  de la cama de su hijo. Apenas comía, apenas dormía… Cada vez que se quedaba un poco transpuesta en el sofá de la habitación, se despertaba sobresaltada porque su hijo no hacía nada más que quejarse de dolor.
    El día 28 de madrugada el chico empeoró de nuevo y sus dolores se agudizaron. Volvió  a perder la conciencia y cuando se despertó no podía  ni hablar; se comunicaba con su madre por gestos.

    Ahora soy capaz de comprender que todo este sufrimiento no ha sido en vano, pues el me ha enseñado que hay que luchar contra todo los problemas que nos surjan. Una vez más le recuerdo y daría mi vida por volver a conocerle, por volver a empezar…

    El día 28, Paqui cogió la mano de su hijo, con la  voz temblorosa y casi susurrando le dijo:

    - Cariño, te quiero mucho… tu a mi también ¿verdad?

    El chico como pudo abrió los ojos e inclinó la cabeza para afirmarlo. Después de esta triste despedida, volvió a cerrar los ojos y soltó la mano de su madre.
    A las siete de la mañana de ese mismo día empecé a prepararme para ir a clase. Cuando me estaba preparando el desayuno sentí un fuerte pinchazo en la zona del corazón, casi no podía respirar… y sonó el teléfono. Cuando entre en el salón reconocí la voz de mi abuela que se oía a través del teléfono y decía:

    - Mari, se acabó…el niño a muerto.

    Al oír estas palabras me quedé paralizada y sin saber que hacer. Sentí como una lagrima que brotó de mis ojos se abría paso a través de mi mejilla, hasta acabar posándose en la foto de mi mejor amigo.
    Por la tarde subí al velatorio, pero no tuve las fuerzas suficientes para verle. Cuando ví a Paqui, nos abrazamos y las dos rompimos a llorar desconsoladamente. Cuando conseguimos recomponernos, le entregué u ramo de flores, de parte de toda la familia, para que se lo pusiesen cerca. A su lado tenía cinco coronas de flores y muchos centros y ramos. A parte del ramo, le entregué un clavel blanco con una carta que le escribí de parte de todos los chicos y chicas de su peña, en la que decía:

    QUERIDO AMIGO:

    Bien sabes que tu has significado mucho para todos nosotros: has sido nuestro mejor amigo y para muchos de nosotros, algo más que eso.
    Por eso queríamos estar contigo en el momento de tu despedida. Anoche emprendiste un largo viaje a un lugar alejado de nosotros; solo queríamos desearte que por fin descanses en paz en tu último viaje.

    Además de amigo, has sido nuestro maestro, porque tu nos enseñaste que hay que luchar contra todos los problemas que la vida nos imponga y que no hay que darle la espalda a nada. Tu has sido un buen luchador, nunca te diste por vencido y esa es una lección que nunca se nos olvidará. Ahora solo nos queda decirte que gracias por tu alegría, gracias por ser como has sido, gracias por estar siempre ahí…y pedirte que estés donde estés, nuca te olvides de nosotros porque tu para nosotros eres inolvidable, Aunque no estés físicamente siempre te sentiremos en nuestros corazones y tu recuerdo estará siempre en nuestra mente-
    Por todo lo que por nosotros has hecho y por mucho más… “GRACIAS”
    De parte de todos los amigos de tu peña, que te quieren mucho y siempre te recordarán.

                                          HASTA SIEMPRE


    Esta es la única despedida que le pude dar. Ya casi hace un mes que se fue y todavía no logro creerlo. Le echo mucho de menos. Cada vez que le recuerdo, lloro una lágrima mas, esperando que el la reciba como muestra de mi amor.

    Ahora vuelvo la vista hacia atrás y pienso en todos los errores cometidos, en todas las fuerzas gastadas, en las esperanzas marchitas… Y me doy cuenta de que por muchos avances que haya y por mucha experiencia que se tenga, siempre se cometerán los mismos errores sobre las mismas personas una y otra vez.
    ¿Cuántas personas poderosas, con cargos del gobierno, han perdido la vida trabajando?, ¿Con cuantas personas enfermas de alta clase se han experimentado tratamientos nuevos?
    Estas son solo dos de las muchas preguntas sin respuesta que me hago cada día. Me parece mentira que aún en el siglo XXI se sigan cometiendo los mismos “fallos injustos” y con la misma gente.

    Se llamaba Omar, tenía 17 años y muchas ganas de vivir. Son muchos los sueños que no logramos cumplir y muchas palabras nunca dichas. Cada noche sueño con él y cada mañana lo primero que pienso es “Omar”… y me consuelo a mi misma diciendo: “pa´lante”. Todo el amor que me faltaba por darle, se lo daré a esa madre que tanto a luchado por los suyos y que tantas fuerzas ha puesto, porque ahora mas que nunca lo necesita; siempre estaré a su lado como lo estuve con su hijo.

    Daría cualquier cosa por volverle a ver, por volver a vivir esos momentos mágicos, por volver a estar con él para poder decirle que le quiero tanto como el primer día y para pedirle que me enseñe a vivir sin él, porque eso fue lo único que se nos olvidó…
    Pensaré en el día a día, nuca le podré olvidar. Intentaré superar este trance, intentaré ser feliz nuevamente y si lo consigo será por él… por mi primer amor, por mi amigo, por mi compañero, por mi ángel… LO HARÉ POR OMAR.
     
    #1
  2. TCD_Anonime

    TCD_Anonime Poeta recién llegado

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    Habeis de saber, que esta triste historia no ha sido escrita por mi.
    Una amiga me pidió que la publicase aquí para que todos los que queraís podais dar vuestra opinión y así yo poder hacerla llegar vuestras opiniones de esta triste historia que tanto ha significado para ella... puesto que es una historia real que ella ha vivido hace muy poco y todavía siente dolor por lo ocurrido.

    Espero que os haya gustado!

    Un Abrazo!! "Anonime"
     
    #2

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