Lo que es la lluvia para un loco

La bóveda nocturna esta sin estrellas, la lluvia cae a cantaros, la gente se agita de aquí para ala, cierra y rellena, seca y limpia, tapa los hoyos de sus casas y de las puertas también, cuida y protege sus posesiones del abundante liquido vital que cae sin cesar.
Yo, como si la lluvia se tratara de otra cosa para mi, me quedo calidamente observando por la amplia ventana cuantos relámpagos, que aparecen y significan para mi, millones de cosas que para otra gente no lo es.
Una platica, una traducción, un lenguaje único que sostiene un loco soñador con una diosa.
Para el, su brisa es como un suave aliento divino, cada gota es dulce miel, elixir mágico de la eterna dicha, un relámpago es el brillante resplandor de su belleza, los truenos y la fuerza con que arremete la tempestad es la intensidad que sus palabras toman, de la pasión y poder de la deidad.
Hinoptizado, enteramente extasiado, el amante sale y se entrega total a la inquebrantable voluntad de la diosa y se arrodilla, en plena calle y tormenta, brazos en alto, saboreando cada gota de cariño.
La gente, encerrada calidamente en sus casas, platica tranquilamente frivolidades, apretujándose en su engañosa burbuja de paz.
Una señora vigila la calle en fuerte creciente y mirando al chiflado que se inclina bajo el diluvio se compadece de el.
Dos tipos, negros corpulentos, se acercan a ese pálido y flaco muchacho, que arrodillado ante la furiosa tempestad, reza en secreto un noble canto.
Uno de leéoslo toma del brazo y el se sacude violentamente, luego, el pálido, mira aterrorizado como otro lo sujeta del otro brazo y lo deja inmóvil mientras lo van arrastrando de su comunión con la diosa. Se agita, patalea, inyecta sus ojos en sangre, se le saltan las venas, pero no puede hacer nada frente a esos titanes.
De su boca sale espuma, su corazón y cerebro están ya partidos en dos. Lo meten en una especie de cochera y cuando por fin lo suelta sale enloquecido a escapar, pero solo se desangra las manos con la reja encadenada.
Se golpea la cabeza contra la reja, se rompe la nariz y la boca, viendolo los brunos lo toman y le atan sus manos y piernas.
La vieja contempla triste al pobre muchacho.
A si pasan horas platicando acerca de lo mal que hace la drogadicción a la juventud del mundo, cuando la vieja manda un pedazo de pastel con su nieta para que se lo lleve al muchacho.
Como ve que o regresa sale a buscarla, y la ve envuelta en lagrimas con la torta caída al piso, el joven, yacía muerto, petrificado, totalmente frió.
Ahora se lo llevan, en una bolsa negra dentro de una camioneta gris, y lo tiran mas tarde al lado del camino. Terminada la operación, se van y olvidan todo lo que paso.
De todos estos hechos nada se supo, mas que la muerte de un chico de dieciocho años, muerto por un paro al corazón y graves heridas a su cerebro.

 

Es sin duda alguna un gran relato, y ahora se porque te gusta tanto la lluvía, quizas algun día me anime a dicirte el porqué...


Ashanda rainda curna nockta.

Att: Jaherus.
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Lord of the Forgotten Glories.

 

nosotros hacemos especiales las cosas, amigo. Un salu2 desde mexico!