Lo que marca el rumbo de mi vida.

Las palabras brotan solas desde el fondo de mi alma para cantarte una canción de esperanza.
Esperanza que quiero darte para que vivas una vida llena de satisfacciones.
Satisfacciones que me brindas con el solo hecho de estar conmigo hasta en los momentos difíciles.
Difíciles se vuelven los sentimientos si no los sabemos manejar, a pesar de que deben volar sin prisa y libres.
Libres son los actos para los cuales me he preparado toda la vida y que hoy puedo demostrarlos porque llegó a la mía la persona perfecta.
Perfecta, eres tú. Y tan cálida, que me abrigas tan solo con mirarme.
Mirarme... la primera vez y... simplemente morir en tus ojos y en tus brazos.
Brazos que resguardan, que me ayudan a sentirme protegido de todo mal.
Mal, que me da aliento para luchar, hasta cuando no puedo, es decir, sacar fuerzas de la adversidad.
Adversidad que siempre, en una relación como ésta implica un poco de roce entre las partes, pero que también sirve para alimentar la confianza.
Confianza que me prodigas y que te tengo desde el mismo momento de conocerte, a pesar de haber tenido siempre dudas sobre la otra persona.
Persona que me ha cambiado la vida, eres mi palabra y mi silencio, mi lágrima y mi alegría, mi pesar y mi gozo, todo en uno.
Uno que espera y disfruta del momento tal cual es.
Es el que necesita ese cariño inmenso que tienes guardado.
Guardado en tu corazón como una piedra preciosa.
Preciosa... en realidad eres tú.