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los bastardos de Dios

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por necros73, 29 de Agosto de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 764

  1. necros73

    necros73 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Género:
    Hombre
    Los bastardos de Dios



    Prólogo

    La ronda de los depravados. Los rotos, los que se ocultan de la luz. Vicios privados, placeres ocultos. Perversa lujuria, que se nutre del alma oscura.Enmascarados de normalidad, ocultan prohibidos deseos, inconfesables apetitos, guiando sus impulsos. Seres impuros que se ocultan en las sombras. Desgarrados por la culpa se debaten entre arrepentirse y negar sus desviaciones, sus culposos pecados, o entregarse gozosos, sin culpa a satisfacer sus gustos malsanos.


    I

    Observa su inocencia…

    Su candor,

    angelical belleza

    que me seduce.

    Inmaculadas,

    virginales,

    pequeños querubines.

    Al verlas

    irrefrenables deseos

    embriagan mi alma.

    Desearlas, poseerlas, mancillarlas…

    Es lujuria que quema mi ser,

    nñas que roban mi cordura,

    enferma pasión

    que llena mis noches de masturbación.


    II

    Las veo…

    Las observo

    No se ocultan

    Se ofrecen a mi

    Se visten para mi

    Sonríen para mi

    Soy su dueño

    Su amante

    Me invitan a amarlas

    las vigilo

    Las observo e imagino

    Mi piel en su piel

    Mi poder dando sentido a su insignificancia.

    De vez en vez

    Escojo una,

    La indicada,

    A la dueña de mi insomnio.

    De madrugada

    La visitamos

    Mi erecciòn,

    Mi cuchillo y yo

    La hacemos nuestra hasta el amanecer

    Un beso y la firma carmesì de mis amorosos trazos

    Son el dulce legado de nuestro amar.


    III

    Silencio…

    Frìas al tacto,

    mis rotas marionetas

    mìas para amarlas, solo mìas…

    No juzgues este amar,

    en la penumbra nada

    Interrumpe nuestro idilio,

    Las baño, las limpio,

    Las peino y maquillo

    Mis cadaveres exquisitos

    Mis mujeres perfectas

    Necesitan mi pasiòn

    Mis dedos y lengua recorriendolas

    Necesitan mi calor

    Esto no solo es sexo

    Es un infito amor…


    IV

    Los bastardos de Dios

    de oscuro amar

    Abismo sin salvaciòn

    Son los huecos,

    Los solitarios,

    Parias,

    Los malditos de la creaciòn

    La abominaciòn con rostro humano

    Convivimos con ellos,

    Los saludamos,

    Compartimos

    El pan y el vino

    Con sus mascaras,

    Màs nunca alcanzamos a atisbar

    El alma negra

    Que los anima

    A amar/ mancillar

    Aquellos cuerpos que su vacìo ansia…











    Juan



    I

    - Busco donde morir-

    Sus palabras se fundieron en la habitación vacìa.

    El reflejo en el espejo comprendiò el significado y asintió.

    Tomò su chamarra, la navaja y salió.


    II

    Caminó…

    Deambulo sin rumbo

    Por calles vacías, sin nombre,

    Buscando un signo, una señal,

    La epifania que le indicase que ese fuese el sitio para por fin descansar.

    La navaja en su bolsillo tarareaba canciones de melancolía.

    Ella tenía sed, hambre de su piel.


    III

    Vagó por días, semanas, meses,

    Sin dormir,

    Sin comer,

    Sin descanso,

    Solo soñando

    Buscando…

    De vez en vez

    Se sentaba bajo un àrbol

    En la banqueta,

    En el umbral de una casa,

    En el atrio de una iglesia,

    Al cobijo de una lapida,

    Esperando que su ser confirmase

    Haber llegado al final de su peregrinar.


    IV

    - ¿Sabes dónde puedo morir? Preguntaba a quien topaba en su peregrinar.

    Como si pidiese direcciones o estuviese perdido.

    Habló con parias, asesinos, con los seres oscuros

    Que deambulan por la noche

    Comprando y vendiendo

    Almas, deseos, oscuros placeres.

    Todos le ofrecían sus cuerpos, sus mercancías,

    Su distorsionada visión del paraíso.

    Pero él seguía, buscando lo que le fue prometido

    V

    Sé que aún busca donde morir

    Yo lo he acompañado

    En sus devaneos,

    en sus vagabundeos.

    Él no busca redención,

    no hay cielo o infierno que lo esperen.

    No hay castigo ni recompensa.

    Es solo ese andar sin llegar.

    La promesa de la muerte

    Al fin hallar lo vedado a su descanso

    A saber: el oscuro grial de su reposo final



    Carlos



    I

    Viviendo la muerte…

    El amante se desangra lentamente,

    con sus dedos escribe en la pared

    sus últimos versos a ella escritos.


    II

    Ha perdido mucha sangre,

    pero aún no ha terminado su adiós,

    su despedida.

    Se marea,

    se tambalea,

    le cuesta trabajo hilar ideas.

    Camina a la mesa y bebe de la botella,

    se persina ante las veladoras y su efigie

    Su musa le sonrie desde la fotografía

    mientras lágrimas carmesí corren por su faz

    - Solo un poco más- Susurra.

    -

    III

    Tiembla,

    el frío recorre su cuerpo.

    Se derrumba en la pared

    para contemplar su legado,

    su testamento,

    su adiós:

    A mi no me mato la muerte,

    A mi mato la vida…



    Daniel



    I

    Lee las cartas,

    observa las fotografías sin obtener de ellas consuelo alguno.

    Casa vacía,

    llena de recuerdos que lo atosigan.

    Cada centímetro de la casa

    esta lleno de memorias.

    Le cuesta respirar,

    los vapores de la gasolina lo marean.

    Da otro trago a la botella de licor,

    espera la hora,

    el momento justo.


    II

    El vacío lo llena,

    lo asfixia.

    Ha secado su ser,

    su corazón llora.

    Su sangre lo intoxica, él solo quiere olvidar…


    III

    Medianoche…

    La hora ha llegado,

    prende un cigarro,

    da el último trago de licor.

    Avienta al suelo la colilla aún encendida.

    De inmediato el fuego crece en todos lados,

    Los muebles, las paredes, todo arde.

    Sin alterarse musita sus últimas palabras:

    ¡Feliz aniversario amor…¡



    Susana



    I

    Sola…

    El silencio la ensordece.

    Se mira en el espejo

    y no ve a nadie,

    no se reconoce.


    II

    Siente demasiado,

    abrumada por sentimientos que no logra dominar,

    humillada,

    traicionada,

    olvidada.


    III

    La soledad no la consuela,

    todo le sabe a melancolía.

    Creyó, tuvo fe y al final volvió a caer.

    Contempla sus brazos llenos de cicatrices,

    por más que corta su piel, no logra exorcisar el dolor,

    ese abismo que la llena.


    IV

    Toma el frasco,

    vacía las pastillas en su mano,

    las toma con ese vino dulce que ambos disfrutaban.

    Pone música, se recuesta sobre la colcha, ansiosa por dormir

    Para ya jamás soñar.

    No hay necesidad alguna por despertar…


    EPÍLOGO



    I

    Enamorados de la muerte…

    Su pecado:

    Amar demasiado,

    no saber cuando decir adiòs.

    Cuando aceptar la derrota, la traición.


    II

    Su ansia por vivir fue su maldición,

    deseaban lo imposible, a saber,

    ser correspondidos con la misma intensidad

    de su amar, sin limite, sin medida.


    III

    Paladines del todo o nada.

    Suicidas que en su último aliento

    afirmaron el sentido de su existir…

    Perdónalos vida por no saber que han muerto …
     
    #1

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