Los besos lentos

Amanezco sin estar, el aire me sabe a navajas y café,
quebrado desde la niñez al hombre,
si pudiera no salir del sueño en gris,
si pudiera envolverme la cobija
como dentro de un minuto robado al reloj,
si el calor uncido al cuerpo
pudiera roer mis pocas ganas,
...tal vez el ancla robusta desde nuestros corazones
no despojaria la carne...

Y llega el atardecer...sin estar,
el viento invernal me clava tu ausencia,
se bebe de mi taza sentado sobre mis tristezas,
si pudiera verte desde mi frío,
si pudiera juntar las orejas de nuestros destinos
como gruñidos entre los dragones del fuego,
si el cuerpo te sintiera en un abrazo mudo,
...tal vez, aquel ancla pesada,
no enquistaría el dolor desde nuestras cavidades...

Al oscurecer, no tengo duda alguna,
sólo suplico en silencio mi sombra sorda,
la llovizna cae sin tregua sobre tu imagen por todas partes,
tus besos lentos como la niebla a medianoche
flotan sobre la cadena que tira del gancho macizo,
atraviesan mi tórax y se elevan hasta
las profundas sábanas del cielo,
hacia un lugar cualquiera,
cualquiera...

 

Me agrado.
sin duda... siempre la espera.. en su ansia devela matices de nuestro sentir... y es exacto que en la lentitud.. muchas veces se dibuja una calida agonia.

Un gusto leerte
saludos

 

gracias por los comentarios...saludos