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Los Carontes

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Cicatriz, 16 de Enero de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 425

  1. Cicatriz

    Cicatriz Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    16 de Enero de 2014
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    Siempre me pareció curioso y lastimero el gran martirio que sufre Caronte. Por eso escribí este cuento.



    Por fin ha llegado, súbdito de su Barca, el Guardián del Averno al amparo de las olas. Ha sido acosado durante todo el viaje por las criaturas del agua, monstruos horripilantes, mezquindades de la morfología. Ha sido tentado por pensamientos impíos, por ideas que deberían estar fuera de su alcance.
    Pero ahora, en la eterna concepción del presente, Caronte llega con el rostro aletargado a la costa, casi desvanecido. Allí, a orillas del río, las almas perdidas esperan la llegada del barquero.
    No soporta el compromiso al que los hados lo han confinado. Su barba nívea pende casi hasta el suelo. Su mirada llameante atemoriza a cualquiera que ose desafiarla. Es que Caronte nunca mira a nadie directo a los ojos; observa de reojo por encima de sus pómulos, techados por una capucha negra. Respeta a regañadientes la fama que se ha labrado: una fama de huraño y parco anciano que detesta su trabajo tanto como le es posible.
    Las almas se apiñan en torno a la costa, esperando el consentimiento del Barquero Infernal. Quien puede desprenderse de algunas monedas, sube a la barca y toma por asiento el suelo húmedo. Caronte deja atrás a aquellas sombras que no cumplen con los términos, que no han traído monedas o que aún disfrutan del placer de la vida.
    Y otra vez, el barquero zarpa en su nave hacia el río. Navega raudo y parsimonioso, con una extraña paciencia. Las ideas impías retornan a su encapuchada cabeza. Es consciente de que está enfrentando a uno de sus peores enemigos: el deseo. Pero también es consciente de la esclavitud a la que es sometido.
    Entre murmullos del pensamiento, decide que su fama es menos importante que su libertad. Quiere sentir la pena, el horror y la alegría. Quiere ser un algo regidor de su propio destino.
    Quiere algún día ser un pasajero de la Barca, y no volver a ser el Caronte nunca más.


    Cicatriz (Manuel Bavaresco)
    16/01/14
     
    #1
    Última modificación: 16 de Enero de 2014

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