Los inconvenientes de la caballerosidad.

8:35 AM

Lluvia, tráfico y el reloj tragándose el tiempo.

Las puertas del metro se abren y literalmente se asesina por un lugar, pero con una sonrisa triunfante logró colocarme en uno, aunque no es el de mi preferencia por estar en la orilla.

Aquello va a reventar pero conforme pasan las estaciones se siente más aire en aquel espacio por que muchos empiezan a bajar.

Yo también empiezo a bajar, pero los párpados. El fin de semana fue fatal y las desveladas me estaban cobrando la factura en ese preciso momento. Decidí "mirar un poco hacia mis adentros" y me sentí relajada.

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-Señorita ¿Me permite pasar por favor?- La voz lejana se hizo cercana y al no existir reacción de mi parte una mano suave me toco el muslo...-Señorita, por favor-

Toda adormilada y apenada me hice a un lado para dejar pasar a aquel hombre que ya se estaba desesperando. Lo hice tan de repente que casi pierdo el equilibrio, pero el que lo perdió fue mi bolso.

El hombre salió rápidamente de mi estorbo, mientras las entrañas del bolso eran vistas por todos los caballeros presentes. Cuando subí la mirada, con el rostro más rojo que una manzana, me di cuenta que solo hombres permanecían en el vagón.

Mi bolso vomitó todo, lápices labiales, monedas, un llavero prominente, polvo, maquillaje, unos 5 espejos, fotografías que pensaba romper por ser tan malas, mi libro de 20 poemas de amor y una canción desesperada, una libreta vieja con borradores de poemas y dibujillos, pañuelos guarda lágrimas, dos barras de chocolate y una de amaranto, dos frascos de fragancia ¡Un par de medias oscuras¡ Muchas, pero muchas cosas más que no deseo describir...¡Ufff!.

Aquellos hombres tan galantes se abalanzaron sobre lo que había en el piso a pesar de mis ruegos para que no lo hicieran y empezaron a meter todo de nuevo en el bolso con sonrisas de complicidad entre ellos, mientras yo me quedé estupefacta ante aquel hecho. ¡Impotente!.

Me entregaron el bolso y yo les ofrecí un -Gracias- con una sonrisilla forzada.

No esperé más y en la siguiente estación bajé convertida en bólido y me escondí detrás de uno de los pilares de la estación. Estaba realmente abochornada y enojada.

¡Aquellos caballeros, en medio de risitas, siguieron su camino sabiendo demasiado de mí!...©

 

lo ineteresante que guardan las bolsas de las mujeres, detalles, un espejo, clasico, quien más para ver esos rostros lindos como son los de las musas... el secreto mejor guardado esta en su corazoncito..... me gusto musho.. besos con cariño...

 

Bueno...el bolso de una mujer desconocida podria ser todo un descubrimiento, algo se quedo en el tintero. Magnificas letras. Me ha costado mantener la seriedad. Un placer pasar. Saludos con estrellas.