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Los niños sirios no paran de jugar.

Tema en 'Prosa: Sociopolíticos' comenzado por Kiko Cabanillas, 14 de Noviembre de 2016. Respuestas: 0 | Visitas: 451

  1. Kiko Cabanillas

    Kiko Cabanillas Poeta asiduo al portal

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    Y entre bombas, muerte y dolor..., en Alepo.
    En una ciudad destruida y prácticamente sin alimento ni agua.
    La edad del juego...

    La fantasía de los niños puede explicarse casi todo.
    Se acostumbran a ver cadáveres, incluso de otros niños.
    De su familia va desapareciendo gente bajo la metralla.

    “Me contaba un refugiado sirio: En mis sueños se aparece un muerto que vi en mi ciudad. Siempre es el mismo. Y eso que vi muchos.”

    Su casa destrozada les lleva a buscar refugio allí donde sus padres le indican.
    No comprenden términos como “rebelde”.
    Ellos sólo son niños.
    Y necesitan jugar.

    “Aquellos terribles años en los que fuimos tan felices”, recordarán con el paso de los años. Cuando el tiempo haya cargado sobre sus hombros la terrible madurez. La comprensión y el dolor de la cruda vida.
    Alepo fue su jardín. Jugaban con casquillos de balas.
    Unos eran rebeldes y otros partidarios de Bashar al Assad.
    Pero todos disfrutaban imitando la vida de los mayores.

    La Cruz Roja les hace llegar comida y ropa.
    Y ellos sin más la toman con naturalidad, sin explicarse muy bien por qué no pueden comer como antes. “Ah, claro por la guerra”.
    La guerra de los mayores.
    “Y luego dicen que somos los niños los que discutimos. Acaso no sois los suficientemente mayores como para pelearos tanto”, se pregunta un pequeño sirio con la cara tiznada de hollín.

    Pero se harán mayores y comprenderán todo. Que la vida es un juego muy triste. Que los sueños se acaban con la infancia. Y que cada día que pasa es una jornada más en la que comenzamos a morir.
     
    #1
    Última modificación: 14 de Noviembre de 2016

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