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Los paraísos no existen

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Melquiades San Juan, 11 de Agosto de 2012. Respuestas: 2 | Visitas: 905

  1. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Siempre viene llorando hacia mí.
    Lastimada, decepcionada, deprimida.
    Siempre con esos ojos grandes apagados, con su expresión de penumbra ambulante, con los hombros caídos y su andar arrastrando las pisadas.

    Cuando la veo así me reinvento de alguna forma.
    Hay que pensar bien lo que el digo, y cómo se lo digo.
    Hay que cuidar las palabras crudas y seleccionar las apropiadas.
    Me he dado cuenta de que, por sobre todas las cosas, sus heridas vienen de ese cuadro de falta de amor que es su hogar. Del rechazo del padrastro y la indiferencia de su madre, más ocupada en los hijos de la nueva familia, que en ese resabio de amor que lleva adherido a su falda a cada paso, esperando el instante en que por fin se desprenda.

    Viene y se sienta a mi mesa.
    Reconozco su crisis por el relajamiento de las facciones de su rostro: mejillas caídas como corazas sobre el mentón que resiente toda la carga estoicamente, labios sellados, mirada sobre el piso como queriendo encontrar esas huellas místicas dibujadas en el imaginario de la vida que la han de sacar de ese "cualquier sitio" que la atormente con sus cuitas.

    Cuando la miro, imagino a la hija que nunca tuvimos.
    ¿Cómo habría sido?
    No se lo comparto a Mariana porque ella se siente orgullosa del varón que ha formado y que ahora solo vemos navegar a distancia.

    Miro su cabello largo y ondulado, esos ojazos negros tan grandes bajo unas cejas tan pobladas. Le encuentro algún gen semita trashumando por ahí, en espera de expandirse en una nueva generación. Es muy femenina, delgada, alta, bella. Más allá de lo frágil, más acá de lo fuerte. Femenina, muy femenina.

    A Mariana, la idea de que viva con nosotros le parece descabellada.
    "Es como traer conflictos ajenos a la casa"; "con los nuestros sobra y basta".

    ¿Conflictos Mariana?...

    ¡Mentirosa!

    Ha cerrado sus ciclos y se prepara para verbalizar la esencia de su espiritu creativo en tantas expresiones postergadas en el tiempo.
    Volverse un fantasma con otro tipo de facciones.

    Para mí no es suficiente. La he empezado a llamar "hija":

    -Mira "hija", ésto.
    Mira "hija", lo otro.

    Ha pasado varios fines de semana en Valle de Bravo, con nosotros.
    Lo disfruta. En el rostro se prende esa luz que surge de la alegría.
    Poco a poco nos hemos vuelto como un paraíso para escapar de su valle de lágrimas.
    Mariana charla con ella y se ha ido involucrando paso a paso en sus asuntos, fiel a su predicado de que "dejar hablar es mejor que aconsejar". De la poderosa mente, cuando se escucha a sí misma, surgen las puertas a los laberintos.

    La madre ha querido venir con ella esos fines de semana trayendo al resto de su familia.
    Nos llama, se invita.
    No, el paraíso familiar está cerrado para ella.
    Ésto es místico para nuestro yo gemelo, no es cuenca para turistear.
    Las puertas tienen sellos de plata.
    "Que habite su propio infierno": Mariana.


    Viene decaída y se sienta a mi mesa.
    Me acompaña con un café. Express, le ofrezco. Maravillosa bebida para levantar muertos.

    La veo cabizbaja. Cuando descubre mi mirada levanta el rostro y sonríe.

    "Hija" -le digo. (He ahí el promotorio de músculos y tendones jóvenes al servicio de un intelecto que acumula experiencias para sobrevivir al futuro de la vida breve, y transmitir sus huellas a la prole que viene de sus genes).

    "Hija" -le digo- y sonríe. Sonríe y abre la puerta a su bastión y yo me esfuerzo. Medito y me reinvento para introducir en ella el antídoto a las pestes de la época: la trata de personas, la drogadicción, el extravío. Males que surgen detrás de todos los engaños y estafas para quienes emigran buscando mejores horizontes y fantasiosos paraísos virtuales.

    La labor no es fácil, la post pubertad sigue siendo terreno de conflicto hormonal que batalla en terrenos emotivos. Nos favorece no tener un cuerpo abanderado en sus conflictos.

    Ante mí la presencia de un naufragio (como dice Mariana).

    De ese navegante desafortunado hay que formar un corsario de mente ágil y sigiloso en sus travesías, noble en sus epopeyas, sabio capitán de sus tripulaciones.

    El café express hace sus efectos. Levanta la mirada y descubre el mundo que le rodea.


    Durante el trayecto al refugio del fin de semana, la naturaleza nos regala paisajes con neblina y bosques de hábito ceremonial apagado. Los lejanos meteoros nos dejan un mundo en penumbras.

    -Es tiempo de huracanes -le digo-; los cielos nublados con llovizna hacen que las mañanas parezcan atardeceres.

    Sonríe. Ha mudado de torrentes el pensamiento.

    Mariana también sonríe por el cambio de actitud.

    Es tiempo de enraizar su nave a la realidad, para formar al guerrero.

    Para empezar debe aprender la norma fundamental de la sobrevivencia, ésa que mesura los lloriqueos constantes, producto de la evasión natural de las fantasías:

    Los paraísos no existen, nada hemos perdido, todo tenemos que conquistar y defender día a día; y a la vez, encontrar y alimentar nuestra felicidad, y respetar la de los demás.


     
    #1
    Última modificación: 26 de Agosto de 2012
  2. cesarfco.cd

    cesarfco.cd Corrector Corrector/a

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    Líneas para meditar.

    Pareciera un titulo antiguo de un libro de testigos.

    Gracias Melquiades por compartir tus letras.

    Un abrazo.
     
    #2
  3. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Hola Paisano, cómo te va, No entendí lo de "un libro de testigos" por falta de información. A lo mejor te refieres a la secta religiosa Testigos de Jehová. Sí es así, no creo haber visto jamás tal libro que seguramente versa sobre propaganda religiosa.

    Te mando abrazos. Feliz fin de semana.
     
    #3

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