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Los Rodríguez (Esperpento Familiar)

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Samuel17993, 16 de Septiembre de 2011. Respuestas: 4 | Visitas: 524

  1. Samuel17993

    Samuel17993 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Los Rodríguez (Esperpento Familiar)




    Mi primo, por vía materna, “el Bujías” y yo estábamos en la plaza del pueblo. Ese día era la fiesta del pueblo, y jugábamos en una caseta de esas con los típicos juegos de tirar tres botellas trucadas y esas cosas. El Bujías era totalmente opuesto a mí.

    Él, para mí, era bajito, y yo, medianamente, alto. Él manual, yo intelecto. Aunque últimamente la cosa había cambiado: él había crecido algún centímetro más y , por una chica que le gustaba y por la cual estaba tan contento hoy llamada Soraya, algo mucho más sapiencial/culto; yo me había afianzado en eso de la tareas manuales y mecánicas de la vida (que es un gran mecanismo, como un reloj). E incluso parecíamos hermanos gemelos (o el mismo ser dividido por algún extraño ser divino que hilvanaba nuestro ser y nuestro devenir), cuando fuimos opuestos.

    Se acercó su amigo “el Piraña”. El punto cachas y alto, un poco sabiendo, y un poco cabrón, como todo guaperas, aunque no del todo. Se unió a la caza (del oso, de cualquier muñeco o la videoconsola). Ni él, que era un genio en esos lares, conseguía tirar las diez tandas de tres botellas para conseguir la videoconsola que regalaban. Estaban a punto de echarnos, y ni Bujías, ni Piraña, o, menos, yo que era ya algo menos patoso, lo conseguíamos.

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    Nuestros nombres tienen cinco silabas y son, además, una herencia familiar paterna. Piraña la llamó a gritos, por su mote: “Eh, hijadcorá”. Todos los Rodríguez, y ella era mi prima segunda, teníamos el nombre de Mario o María. Es decir, mi hermana era María, ella María Coral (para diferenciarnos) y yo, por tanto, Mario.

    Mi madre ya se llama María, por tanto, mi hermana se llama María. Pero siempre se pone el nombre de la madre como segundo nombre para la hija o el del padre para el hijo, para diferenciarnos. Pero como mi padre y mi madre se llaman así, pues es un poco caótico. Así son de extraños la familia de los Rodríguez. Aunque más raro hubiera sido que fuéramos tres o cuatro hermanos, ya que habría que poner como segundo nombre el de algún abuelo, abuela, tía, tío… (Ya me entendéis) Un rollo. Yo si tengo hijos, no haría eso. Creo que sería algo especial como el del Tío abuelo Samuel que huyo a África por culpa de la abuela de María Coral, Carmén.

    Mi familia es así. Aunque no los odios por ello, pues no me importa que me llamaran así. Pero lo que sí odiaba en ese tiempo era a mi hermana María. Si hubiera sido, por ejemplo, mi prima, la hubiera matado, y es que la odiaba a rabiar. Como con el tema de María Coral.

    Siempre preguntaba con sarna y me enfadaba, para que mis padres se pelearan conmigo por enfadarme con sus idioteces. Entonces, mi madre, como el resorte de mi hermana, su pilar de la burla: ¿Pero te gusta? Yo no contestaba. ¿Por qué tenían que preguntar? Luego, mi hermana contaba lo del tonto (para mí, no) del tío abuelo Samuel, y, entonces, lo odiaba aún más. Era como un personaje mítico familiar.

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    Por ello al verla a ella y a su novio, me hizo ponerme malo: no sé si por verlos juntos o por él, a ese estúpido; creo que las dos cosas.

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    Una vez, cuando íbamos al Colegio, recién salidos de la guardería el año pasado, me besó con esa inocencia de los niños. Todavía no recuerdo por qué lo hizo, si ella lo hizo por curiosidad o yo qué sé, pero, ese día, salí corriendo. Desde entonces, la intentaba evitarla por todos los medios, y, casi siempre, me escabullía, disimuladamente, corriendo calle abajo como un loco por no verla.
    Otra vez, en fiestas, borrachos, me tiró los trastos, mientras yo no me enteraba de nada, lo cual me lo tuvo que decir el Piraña que se rió por “no atender a las señales del cortejo”, y salí devolviendo de la escena. Creo, que por eso, desde entonces, me pone cara sería y se me ponía muy distante para, luego, volver a estar en la faceta de prima interesada en mí. O eso creía que mostraba.

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    El novio de María Coral, según Piraña, el Don Juan, científico del amor, era un pijo idiota, como él, ególatra y rubio de bote (para él, lo peor), por lo cual le llamaban “el Rubio”. Además era mucho más listillo que el Piraña, tanto que Piraña parecía modesto y todo. Los tres estábamos jugando y él se unió.


    Al rato de estar juagando los cuatros, llegó mi hermana, y fue cuando discutí con el energúmeno del Rubio. Yo le dije que era imposible tirar los tres botes tirando uno lateral ya que pesaban muchísimos, por no decirle al estúpido que estaban trucados. Y él que no, que yo no tenía ni “puta idea”—Con ese toque pedante del chulo.
    Mi hermana estaba con él (parecía que quería ponerme siempre en entredicho, o eso, o estaba enamorada del Rubio), que sí podía. Y la odié más. Siempre en contra mía. Él lo intentó una, dos, tres, cinco, siete hasta un número primo tan alto que ya ni me acuerdo. Estaban tan trucados que al tirar a uno del lateral, cuando lo alcanzaba ya que tenía una puntería de mierda y una mala ostia increíble, ni se caía el de arriba. Al final, nos echaron, y, al acabar el ultimo tiro, me dio tal golpe en la cabeza que me desmayé.


    De cuando desperté, sólo recuerdo que, a unos metros más adelante, se pegaban Bujías, aunque más bien miraba la pelea, y el Piraña, y que mi hermana María y mi prima María Coral, estaban a mi lado. Estaba tan mareado que no sabía cuál era mi hermana y cuál era mi prima. No supe a quién besé, pero debió ser mi prima porque si no me habría dado un bofetón. Y me volví a desmayar.

    Desperté con mi hermana, el Bujías y Piraña al lado. Me dijeron que “el Rubio” salió huyendo con algún buen golpe de derecha del musculado Piraña, la cual le debió dolor ante el dramatismo de su histeria, ya que, según ellos, salió sangrando de la boca, la nariz y el cráneo. También, mi hermana me dijo, con cara triste, que María, mi prima, se había ido a su casa llorando. Me dijo que fuera con ella, lo cual animaron Bujías, a su modo extraño, y Piraña que me dijo eso sería un buen punto para mí.

    Fui corriendo a la casa de mi prima. Llamé, y no sé cómo, salió ella. Salió y cerró llorando. Y la volví a besar. Quiso decirme algo. Algo de mi hermana, pero no la dejé. La dije que me gustaba y todas esas cosas románticas, que me sonaban estúpidas, que no recuerdo y siempre se me dieron mal contar. Sólo sé que me besó. A partir de entonces no odié tanto a mi hermana. Ella cada vez que nos veía, nos sonreía con una cara típica de peluche que dice: ¡Cómo os queréis¡

    Por la noche, entre pinos, en uno de los claros, entre la oscuridad, nos echamos en la hierba, bajo un árbol vetusto y lleno de vida. La besé lo que llevó a que improvisáramos a usar el suelo del pinar como una cama de matrimonio. Una manera rara de hacer el amor. Al terminar, lloró de risa, por lo estúpido que éramos, tanto que, en mitad de ese claro creció una gran rosa roja que ella cortó y puso en un jarrón para que todo el mundo la viera.

    No sé por qué, pero cuando ve la flor, tan grande y hermosa, mi hermana se pone a llorar. Creo que es de alegría. Pero María Coral dice que es envidia, ya que está amargada. Ellas se llevan mal. No las entiendo. Las quiero igual, aunque mi hermana, despectivamente, dice que no es verdad.

    Nunca he preguntado a ninguna que a quién besé. Hoy, después de todo lo pasado, empiezo a dudarlo. Fuera quién fuera, llevó a que sucediera todo eso. Aunque me preguntó que si fue mi hermana, ¿Por qué no hizo nada por besarla, como quitarme de encima? Una locura. Me he montado una comedia plautina en mi vida.
     
    #1
    Última modificación: 17 de Septiembre de 2011
  2. Rosaela

    Rosaela Invitado

    entretenida y agradable lectura... muchas gracias por presentarme a tan normal familia... Un placer Samuel17993.
    Saludos
     
    #2
  3. Samuel17993

    Samuel17993 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias Rosaela, y agradado de que te guste. Tan normal, como la vida misma, al espejo de la verdad. Con sus ironías, y sus locuras. Un saludo de Samuel.
     
    #3
  4. alicia Pérez Hernández

    alicia Pérez Hernández Poeta que no puede vivir sin el portal

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    Samuel, parece una novela, suele suceder hoy en la vida real, no sabemos porque casusa en las mismas familias hay contrariedades, y situaciones dificiles de resolver, interesante relato, muy bien contado, un beso y saludos
     
    #4
  5. Samuel17993

    Samuel17993 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias Alicia. Un saludo de Samuel.
     
    #5

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