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M.V.P

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Starsev Ionich, 29 de Marzo de 2022. Respuestas: 1 | Visitas: 424

  1. Starsev Ionich

    Starsev Ionich Poeta asiduo al portal

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    M.V.P

    Una sensación de cosquilleo ayuda a calmar el dolor de sus ampollas. Es producto de la adrenalina. Debí haber empacado mis guantes. -Se dice para sí mismo-. Aun así, lo vale. Aunque no pueda completar un triple-doble siente que va por el camino correcto. Un doble-doble es algo suficiente mientras que espera ese anhelado trasplante de columna vertebral. Hacer bloqueos sentado en una silla de ruedas tiene estatus de proeza, proeza que no conquista aún. Afortunadamente, los puntos de tres y las asistencias aún siguen siendo lo suyo.

    Esa obstinación de su esposa, para que no se alejase de su gran pasión, ha logrado que supere -a ratos-, esa sensación de no querer aceptar la realidad, esa rabia contra la vida, y contra el base del deportivo Engativá y su juego antideportivo, ese que lo dejó postrado en cama por más de un año.

    Supera a ratos esa tristeza que todavía lo hace aferrarse a sus grandes glorias, a sus recuerdos guardados en cajas, rellenas de trofeos: mejor novato, mvp de la liga, mvp del juego de las estrellas, ¡mejor dunk de la temporada! ...; con lo lejos que ve ahora el aro desde su silla… En su cabeza pasan raudas las imágenes de juegos geniales, mientras mira el escaparate repleto con sus roídos triunfos. Y en ese anhelo por el pasado, en esa maldita negación continua, vuelve la tristeza; y su equipo de baloncesto que lo anhela una tarde más en la que son aniquilados, por el sucio juego del deportivo Suba, arrebatando el torneo a mejor equipo de liga.

    Pero en esta espiral que desea con el alma terminar, así sepa de antemano que no cesará -al menos no pronto-, un ímpetu de gloría y competitividad lo dominan y vuelve a ser el jugador más importante en un juego no televisado de jugadores paralímpicos.

    Porque lo que lo mantiene vivo en el círculo del alto rendimiento, es esa bendita operación tan anhelada, que nunca se ha practicado, ni en las grandes ciudades pioneras en medicina ortopédica y de la rehabilitación… Y eso que a veces siente por momentos. Que vuelve a sentirlo..., vuelve a sentirlo, como se reverbera en su sangre, que domina su todo, hasta sus piernas fantasmales. Es orgásmico, sin espacio-tiempo, solo instinto.

    Llega un pase perfecto; ni Messi en el futbol, ni Ginobilli, ni Campazzo, ni Magic, ni Stockton lo hubieran realizado. Una seguidilla de triples nítidos, dos bloqueos impresionantes haciendo chirrear las desvencijadas llantas, producto de la presión y de su flow, su fluir. El flow.

    Esa sensación de desconexión que nos lleva a concentrarnos en algo con tanto placer, empeño, agrado y maestría, que ya no están esas molestas piernas que ya no hacen doble ritmos, ni los miedos, ni la ira, los anhelos; la anhelada resignación. Solo el aro, la deportividad, la alegría por seguir realizando su pasión –adaptada-. A pesar de todo el dolor.

    Realiza los ejercicios que ha mandado su médico. Se ejercita cada mañana. Ha aprendido a acallar su mente y sus pensamientos, aunque su mente nunca se calle. La deja hablar de lo catastrófico de la vida, de su presente, de su futuro. Concentra su atención en los ejercicios, con ahínco, ahora que está sintiendo ese cosquilleo luego de meses de lo sucedido en aquel juego. Ese cosquilleo prometedor según su médico, luego de realizar pruebas de potenciales evocados. Se prendé de la sensación y se ejercita. Ahora tiene mucha más fuerza en sus brazos. Intenta contrarrestar tal vez la delgadez de sus tácitas piernas.

    Me encanta como das todo de sí, por el bien de tu equipo, siempre he admirado eso en ti amor- Le dice su esposa mientras le entrega su café de las mañanas-.

    Se siente un egoísta, pues piensa en abandonarlos. No quiere estar más en aquel equipo de mierda, que por descarte el destino confabuló. Pero que lo mantiene vivo. Prefiere ser sincero que empezar a deteriorar la relación con el silencio de meses atrás.

    Lo hago por mí, sabes que deseo pararme de nuevo. Volver a caminar al menos. -Le contesta, con su mirada ensimismada en las maquinas-.

    -Entiendo que para ti sea difícil esta nueva experiencia con tu equipo, para mí seguramente también lo sería. Pero tienes mi apoyo incondicional-. Apura el paso y entra a la cocina. Es un envidioso y no está avanzando. -Piensa María, agotada de su espalda, cansada de las ocupaciones intrínsecas a cuidar de una persona con una discapacidad física. Manejando, llevándolo a los juegos, al médico, cambiándole. Dando todo de sí, encima de su hombre distante, mudo, para que llegue al orgasmo.

    Ella también lucha con un duelo. Pero con más experiencia. Con la previa aceptación, años atrás, de su ileostomía.

    FIN
     
    #1
    A Alizée y Campo Ardiendo les gusta esto.
  2. Campo Ardiendo

    Campo Ardiendo Poeta recién llegado

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    Es tan intenso el amor
    Muy bueno el texto.
     
    #2

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