Madre de alquiler, III

Capítulo III

La decisión​

Durante la semana siguiente al traslado, la pequeña Alba se puso enferma.Laura faltó de nuevo al trabajo para llevarla al médico, y la dueña de la panadería la despidió,alegando que no había superado el período de prueba.Ésto hizo que Laura se planteara hacer una llamada.Buscó la tarjeta de aquella mujer,Julia,y decidió llamar. No tenía claro si lo haría, pero se vió en un callejón sin salida, y pensó que tal vez no estaría de más escuchar la propuesta.Concertaron una entrevista en su despacho de la ciudad,y, durante una hora,charlaron acerca del tema.Entonces Laura conoció los detalles.Se trataba de concebir un hijo,mediante inseminación artificial, a cambio de una importante cantidad de dinero, entre 20 y 50.000 euros,donando el bebé en el momento de su nacimiento a otra pareja. Finalmente,y aún sin estar demasiado segura,Laura tomó la decisión de aceptar la propuesta.
Y a partir de aquel momento, las cosas empezaron a mejorar para ella y sus pequeños. Todo sucedió muy rápido. Durante un mes,Laura se sometió a exámenes médicos, entrevistas y un sinfín de cuestionarios previos a la inseminación. El proceso requería un exhaustivo reconocimiento y posterior análisis de su estado físico y psicológico, así como de sus antecedentes acerca de su vida pasada. En una de sus entrevistas con Julia, admitió que,en la adolescencia, había sido drogodependiente,podía haberlo ocultado,ya que logró salir de la droga hacía muchos años.Sin embargo, Laura prefirió contarlo,y Julia anotó este dato en sus apuntes personales, diciendo que aquello no era trascendente,dado que todos las pruebas médicas realizadas habían resultado satisfactorias. No había por qué preocuparse, como tampoco era necesario que este dato figurara en su ficha.
Conoció a los padres de su futuro hijo. Era una pareja inglesa, que quedaron encantados con ella,y también con los tres pequeños de Laura,a los que tuvieron ocasión de conocer en un único encuentro.El mecanismo ya estaba en marcha.
Se firmó un contrato,mediante el cual,ambas partes se comprometían a cumplir una serie de condiciones concretas.Laura percibiría un sueldo mensual,en el momento de quedar embarazada, a modo de manutención,durante los nueve meses de gestación,los futuros padres se harían cargo de todos los gastos médicos derivados del embarazo y,llegado el parto,se haría efectiva una importante suma compensatoria para la madre donante.
Laura apenas tuvo tiempo para pensar,aunque no dejaba de hacerlo,y quedó embarazada en poco tiempo.Transcurridos cinco meses de embarazo,expirado el plazo de estancia en el piso de acogida, se mudaron a otro piso más grande, que Laura podía pagar,gracias al sueldo que recibía. Aún no eran visibles los síntomas de su estado,sin embargo, no tardaron en aparecer.Y fue su hijo mayor,José, el primero en darse cuenta.Le preguntó a su madre, sin más, si estaban esperando un hermanito,y Laura,que había estado esperando aquella pregunta, respondió con toda naturalidad:-
-Sí,cariño, estoy esperando un bebé.¿Qué te parece?
El niño, loco de contento, corrió a contárselo a sus hermanos.
[SIZE=4]Mientras los tres la rodeaban abrazándola y acariciando su vientre,ella se sintió feliz por unos segundos,luego, su semblante se ensombreció,al recordar el plan que había trazado desde el principio. Llegado el parto,les diría que había perdido el bebé,de este modo no tenía que mentir literalmente y ellos sólo estarían tristes un cierto tiempo, no el resto de su vida.Eran demasiado pequeños para entender la verdad.[/SIZE]
[FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=4]Durante los tres meses siguientes, Laura experimentó, no sólo cambios físicos, sino también un vertiginoso tiovivo psicológico que no cesaba de dar vueltas en su interior. Notaba en su vientre al nuevo ser que estaba a punto de nacer, sentía que lo quería con todas sus fuerzas,y, aunque trataba de evitarlo, no era capaz de apartar ese sentimiento maternal que le invadía. Sabía que,tarde o temprano,tendría que dejarlo en otras manos,y,a solas, lloraba desconsoladamente.[/SIZE]
[FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=4]A poco menos de un mes de salir de cuentas, la curiosidad de su entorno, empezó a agobiarla.En el barrio, los vecinos le daban la enhorabuena, al tiempo que le interrogaban con preguntas que ella no estaba dispuesta a responder.Todos sabían que su ex pareja y padre de sus hijos, cumplía condena en la cárcel,y querían saber quién era el futuro padre de la nueva criatura. Laura supo lidiar con ello, dejando a todos satisfechos dando respuestas a su conveniencia. Lo tenía todo pensado, excepto algo que estaba por venir,algo con lo que no había contado y que,sorprendentemente, sucedió un día.[/SIZE]

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Tatuadora
estaré esperando lo que estaba esperando Laura, que sucediera....
Sabes, siento tu prosa tremendamente real, son cosas que ocurren
ante los anhelos de la una parte y la desesperación por sobrevivir de la otra....
Me parece imaginarme a esos niños.... a Laura embarazada, a los vecinos....al marido en la cárcel...
Estrellas a tu pluma
cariños
Ana[/font][/font][/font][/font][/font]

 

Aunque ya te lo he dicho, lo repito: eres un solete, un cielo de persona. Por muchos motivos,pero sobretodo, en lo que a mí me toca, porque te involucras en la lectura cuando, tal vez, no es el momento, no digo eso, sólo digo que...gracias por seguir estas letras de este relato.Ya sabes porqué y cómo lo escribí, más o menos, ahora falta que leas el final.Besotes para tí, Estrella.