Madre de alquiler

Capítulo 1​

El desahucio​

Laura avanzaba a paso rápido por la avenida. A ratos, dejaba la acera, para no chocar con los viandantes, en dirección contraria.Se cruzó con algunos conocidos del barrio sin devolver el saludo, ni siquiera los vió.Su mirada, absorta,no veía, sólo pensaba, y las imágenes en su mente no eran nada alentadoras. Veía a sus niños, su casa,sus muebles,su calle,su barrio… a sí misma con su hija pequeña Alba en brazos,y sus otros dos hijos,José y Diego,vagando por las calles de la ciudad.Sus tres pequeños,de tres,cinco y ocho años,eran sus tesoros, lo que más quería en el mundo.Una lágrima resbaló por su mejilla,que, en seguida, se secó con la mano.Laura odiaba llorar,quizá porque ya había llorado demasiado en el pasado,quizá porque el llanto le hacía sentirse débil, y ella no era débil, era una mujer fuerte…y valiente.Recordó que su padre solía decir: “Llorar es de cobardes”,mientras notaba otra lágrima rozándole la sien.”¡Qué estupidez!”,pensó,”no se tiene por qué ser cobarde por llorar,lo que hace falta para llorar es una pena muy grande o una impotencia muy grande.”Con su propia frase, el llanto cesó al instante.Laura no tuvo una vida fácil, y había aprendido a levantar cabeza,sobreponerse de las más duras experiencias.Había superado los peores avatares,contra viento y marea,enfrentándose a su propio destino, como luchadora incansable que era.
Finalmente se detuvo ante un portal.En su mano llevaba un papel apretado y arrugado.Se trataba de una notificación judicial que acababa de recibir. En ella decía que debía abandonar el piso donde vivía, en la fecha indicada.Once meses sin pagar el alquiler, dos juicios, plazos de demora…peticiones,recursos,solicitud de ayudas,nada fue suficiente,tarde o temprano tenía que suceder,y la orden de desahucio dictada por el juez llegó.En seis días debía dejar el piso.
Una mujer,de aspecto sudamericano abrió la puerta.
-¿Está don Arturo?-le preguntó Laura.
-Un momento,ahora mismito le aviso.
Laura esperó en la puerta y minutos después se enfrascó en discusión con el dueño de su casa, don Arturo.Su casero no estaba dispuesto a alargar más tiempo aquella situación.Según él,había sido benevolente hasta el extremo,pero no había vuelta atrás, ni más plazos, y, según él, en contra de su voluntad,sintiéndolo de corazón, se vió obligado a recurrir a la justicia para cobrar lo endeudado o poder disponer de la vivienda.
Aquella noche, cuando ya los tres niños estaban acostados, Laura permaneció en el sofá, despierta, la tele encendida, cosa poco habitual,ya que acostumbraba a irse a la cama pronto, tras acostar a los pequeños, para madrugar,preparar desayunos, ropa,y llevarlos al colegio antes de irse a la panadería,donde llevaba un mes trabajando a media jornada. José,el mayor,se levantó a las cuatro de la madrugada para hacer pis. Vió a su madre despierta, y,desde la puerta del comedor,le preguntó:
[SIZE=4]-Mama,¿hoy no duermes?[/SIZE]
[FONT=Arial][FONT=Calibri][SIZE=4]-No,cariño,no tengo sueño-respondió Laura.Se levantó y se acercó al pequeño,dándole un beso.-Anda,vete a la cama que es muy tarde.En seguida me acuesto.[/SIZE]
[FONT=Arial][FONT=Calibri][SIZE=4]Pero no fue así.Laura no se acostó en toda la noche, incapaz de dormirse, dándole vueltas a la cabeza.Buscando una salida,pensando mil maneras de solucionar lo inevitable,preocupada, apartando de su mente imágenes dramáticas,tratando de ser práctica y no dejarse llevar por la angustia.Y justo antes de amanecer,agotada,se quedó dormida en el sofá,mientras sonaba el despertador.[/SIZE]
[FONT=Arial][FONT=Calibri][SIZE=4]Los niños no fueron al colegio aquel día. Laura no fue a trabajar.Llamó a la panadería y dijo a su jefa que no iría porque estaba enferma. A las diez se encontraba en los servicios sociales,con sus tres hijos, esperando poder hablar con la asistenta social. No tenía a nadie más a quien acudir en busca de ayuda.Laura se quedó sin madre a los quince años,y de su padre jamás supo.La única familia que le quedaba eran sus niños, el padre de éstos estaba en la cárcel.Tenía algunos amigos,pero no pensó en llamarlos porque la vida le había enseñado a no fiarse de nadie.[/SIZE]
[FONT=Arial][FONT=Calibri][SIZE=4]Tuvieron que esperar dos horas para ver a la asistenta, pero tras la entrevista con ella,Laura se sintió algo más animada.La trabajadora social le prometió ayudarla,asegurándole que le buscaría un piso de acogida para ella y sus hijos,eso sí, por un tiempo limitado, aunque también le advirtió que debía solucionar cuanto antes su situación,en caso contrario,los servicios sociales se harían cargo de los niños,retirándole la custodia. Esta última advertencia provocó en Laura un momento de ansiedad,y a la vez, fue como una inyección de fuerza, y, al mirar a sus tres pequeños se prometió a sí misma que nada ni nadie lograría separarla de ellos. [/SIZE]

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Tatuadora
he leído detenidamente tu narración, en esta primera parte de la historia se capta la desesperación de Laura, los momentos cumbres donde la vida nos pone de rodillas.......... esperaré la segunda parte
Mis estrellas a tu pluma hermosa
Cariños
Ana

 

Intenté subir el 2º capítulo hace un momento, pero no puedo, debo esperar hasta mañana.
Gracias por tu visita, besazos, Estrella.

 

Hola Tatuadora,he leído tu relato y me gustó mucho y como Cisne,
esperaré con anhelo la segunda parte.
Saludos Merry.

 

Hola amiga Merry: En primer lugar, te doy la bienvenida al Portal, espero que pases mucho tiempo aquí disfrutando de las letras y de esta gran familia de artistas.
Dicho esto, gracias por pasarte y leer mi relato. El 2º capítulo ya está servido.
Abrazos, Estrella.

 

amable Tataduora.
Estoy esperando que concuyas tu historia para que me des permiso de hacer mi comentario, serà un poco intenso, para poder aplicar mediantes los razonamientos: filosòficos - polìticos - juridìdicos, en !dònde! exite o recide la verdad de esas urgencias llamadas "ùteros de alquiler", !cuàles! son sus principios èticos, morales, sociales o son "negociados" hasta donde es permitido de acuedo a la Ley...Divina, Terrenal, o existencial, si es ilìsito o no es lìcito entra en los preceptos que regulan las acciones humanos, en la ambiciones oportunistas en los preceptos de justo-injusto; correcto-incorrecto, bueno o malo, puede quedarse senalada aquella mujer como alquiladora de "ùtero" o no, como serà su vida despuès de esa expreriencia.
te saludo Afro-Toasa.