Mamá, papá... Soy lesbiana.(Para mi mejor amiga Sonia)

Mamá soy lesbiana.​

Mi madre es católica, una irremediable seguidora de ese dolor de cabeza llamado Dios. Ella cree que Dios dispuso que el amor fuera solo entre hombres y mujeres y que cualquier otra cosa contradice la voluntad del Señor. Me costó mucho trabajo decidirme, pero al final decírselo no era opcional, mi madre tenía que saber quién era su hija. Su reacción fue la que esperaba: No podía creer que fuera una anormalidad, no debía ser así. Trató de convencerme de que estaba confundida, de que solo era una etapa, pero yo sabía lo que era. Me desconoció, me rechazó durante un largo tiempo, me hizo mucho daño. Con los meses se fue dando cuenta de que separarse de mi no iba a cambiar las cosas, así que trató de hablar con migo de nuevo. Ella me explico su visión del tema, lo veía como un problema que se tiene que arreglar, como una enfermedad curable, jamás lo entendió. Ahora trata de aceptarme: me dijo que después de reflexionar las cosas comprendió que Dios había dispuesto que así como existen parejas heterosexuales también pueden existir las homosexuales, me sonrió y me dijo que me quería sin importar mis preferencias sexuales.

Papá soy lesbiana.​

Mi padre es ateo, mi madre y él siempre han tenido problemas con eso. Él cree que cada ser es diferente y que debemos buscar el individualismo, nadie es igual a otra persona y debemos respetar las diferencias de los demás, la intolerancia solo sirve para causar conflictos absurdos. Con él también pensé mucho las cosas antes de confesarle que era homosexual, más que miedo al rechazo era miedo a que me viera distinto, miedo a que las cosas cambiaran entre nosotros. No fue fácil, en el momento en que se lo dije sentía que me moría, pero me calmé cuando vi que lo tomó normal. Su reacción cuando le dije que me gustaban las mujeres fue exactamente la misma que cuando le dije que me gustaba el helado de limón: todo como si nada. Me alegré mucho al saber que al menos uno de los dos me aceptaba tal cual era y me sentí afortunada, efectivamente nada cambió. Hoy estoy muy feliz con Rebeca y mi papá lo sabe, se llevan muy bien, dice que hice una buena elección, y si necesito un consejo me lo da como si estuviera hablando con la hija de antes, pero obviamente ahora me aconseja sobre mujeres no sobre hombres. Jamás le ha hecho una grosería a Rebeca cuando hemos comido todos juntos y la trata como trataría a cualquier yerno que hubiera podido tener. Estoy muy feliz con mi homosexualidad, con mi pareja y con mi familia.

Mi amiga​

Sonia y yo somos amigas desde hace 7 años, ahora que ella tiene 16 años de edad decidió hablar con sus padres de su homosexualidad, yo lo sabía desde hace ya 2 años. Desde que me lo dijo no hemos dejado de ser amigas y la trato igual que hace 2 años. Ella vivió las dos partes de la historia: el rechazo de su madre y la aceptación de su padre. Desafortunadamente otras de sus amigas dejaron de hablarle cuando supieron que era lesbiana, a ella le ha costado mucho trabajo "salir del closet" y he estado ahí para apoyarla, no todos tienen una mente tan abierta como para asimilar estas cosas, a otros su religión les dice que no lo hagan, pero al final creo que todos somos humanos que merecen respeto y dignidad, que tienen derecho a elegir cada aspecto de sus vidas y porsupuesto a elegir su sexualidad.
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¡DI NO A LA HOMOFOBIA!​

 

Comprendo la situación vivida,me alegro que por lo menos seas feliz con esa chia.Un abrazo

 

Una dedicatoria muy noble visto la homofobia que esxiste, Me gusta mucho el inicio cuando hablas de el amor entre hombres y mujeres y dios tocas con mucha realidad que la sexualidad es lo que verdaderamente se vive sean hombres o mujeres. Un saludo a ti a tu amiga sonia. y hasta pronrtito que no tardo en leer tus poesias