Mañana, mañana será otro día.

Y pasaron los días amiga mía, y tal como él me había dicho, escogí de cada día un instante, y del instante dos pensamientos y le di nombre y apellido al pensamiento, y con esa identidad formé tres versos,

No fueron no obstante días carentes de interrogantes, aunque siempre vinieron con su respuesta.
Tampoco fueron ocultas las exclamaciones, estas no fueron siempre jubilosas, muchas de ellas se resentían dolorosas. El punto sobre ellas, era un clavo ardiente que las hacia gemir...
Hubo muchos días en que las comas fuera de lugar, me obligaron a tomar aliento y alimento cuando yo quería seguir hasta mi punto y seguido, quien me decía a gritos, ¡Respira, recuerda respirar!
¿Cómo si no, iba tener la fuerza para danzar de puntillas sobre cada punto suspensivo de mi día?
¿Cómo iba a mantener un dialogo con cordura? ¡Tenia que hacer caso a la escritura!
Esos puntos eran el reflejo de mis decisiones, cuando me inundaba el temor, cuando me ausentaba en mis pensamientos. Esos puntos no eran otra cosa que mis toboganes. Mis laberintos, mis temidos ventanales.

Llegué pues al final de los días, recordando todos aquellos consejos que por Fe guardaba como un tesoro, con la Esperanza despierta, de que mi Libertad, dependía de su voz. Que mi Ilusión nunca decaería si la Paz inundaba mis días, y fue entonces, cuando me Entregué al descanso de los días, y me sumergí en un gran punto negro, caí sobre él y tuve la sensación, de que caía sobre aceite solido, como gelatina. Me acomodé en su centro, porque entendí, que era mi punto y aparte.
Porque mañana...¡mañana será otro día!

SHA