Manos cansadas.

SUS MANOS.

Sentada junto a la ventana con un libro en sus rodillas parecía ausente. Su mirada clavada en sus manos era como una radiografía, las veía cansadas arrugadas.. desgastadas por el trabajo y los años, deformadas por la artritis.. y pensó por un momento la de veces que esas manos hoy viejas, habían sido portadoras de tantos sentimientos.

Con ellas, acarició los pechos jóvenes de su madre cuando la amamantaba, se había aferrado fuertemente a las manos de su padre que la enseñó a caminar por la vida.. y allí, con aquella protección llegó hasta su juventud donde se soltó lentamente para unirse a otras manos con las que compartiría su vida, unas manos que la llenaron de caricias y ternura, con ellas, paseo a sus hijos y les enseñó el mejor camino a seguir, ese camino que la separarían de ella, como ella, se separó de sus padres, y se sintió abandonada, sola.

Con esas manos había amado, había dejado sentimientos escritos en el fondo de algún cajón, había trabajado duramente.. las había extendido en ocasiones como salvación a otras manos que buscaban desesperadamente ayuda, había aplaudido su felicidad, había recogido las lágrimas que sus ojos en ocasiones habían derramado, sirvieron de pañuelo en algún adiós que le destrozó el alma, y en más de una ocasión.. las había unido en señal de perdón y oración, también las supo estrechar siendo portadoras de sublimes mensajes sin palabras, con ellas se expresó cuando las palabras no eran suficientes, las quiso.. las maltrató, pocas veces.. las cuidó, y nunca pensó en lo importantes que eran para ella, hasta ahora..que ya apenas le servían de nada.

Con un rictus de angustia miró por la ventana, suspiró hondamente.. y suspiró, un suspiro que venía desde muy lejos, desde el rincón más profundo de su corazón, volvió la vista a sus manos, con la mirada muy triste.. y esas manos que ya casi no la obedecían.. intentó pasar las páginas de un libro que parecía no tener fin.

Téura

 

Un relato con mucha melancolía y tristeza. Dibujas una realidad que me permitió viajar en el tiempo y miré las manos de mi padre. Un placer leer y dejar mi firma. Saludos.

 

Gracias joblam, las manos son nuestro mejor idioma.

Saludos