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Maruja (Changua, cascabel y llanto)

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Victor Rodriguez, 21 de Mayo de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 353

  1. Victor Rodriguez

    Victor Rodriguez Poeta fiel al portal

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    ¡Maruja! ¿Es que no escucha? ¡Vaya a buscar el huevo! Ordenó el viejo a la niña, con una especie de gruñido. La gallina había salido cacareando de su nido, despavorida, como alma que lleva el diablo. Macilenta por la desnutrición - Maruja contaría con 8 años de edad, mas, representaba no más de 5 o 6 – La niña, "diligente" y “robustecida” por la temida orden, soltó el rodillo, fabricado de piedra granítica, con el cual estaba haciendo “ruyas” -especie de diminutos bolillos de maíz cocido, con la finalidad de molerlo y de convertirlo en masa- Se incorporó y empezó a caminar lo más rápido que su disminuida energía le permitía.
    ¡Te vas a matar, por la velocidad que llevas! Escuchó decir tras de sí y con mucho temor pero, con la displicencia ya acostumbrada, continuó caminando. Al aproximarse al destartalado nido, que consistía en hierbas secas, desordenadamente colocadas, dentro de una oxidada y desfondada lata de Avena Quaker, observó a una pequeña cascabel, que la amenazaba con su característico cascabeleo. Maruja nunca supo si la gallina corría y cacareaba por haber puesto el huevo o despavorida por la presencia del ofidio. Inmutable, Maruja apartó perezosamente, la venenosa víbora con una rama cualquiera de algún arbusto que encontró a mano y procedió a colectar el huevo. Raquítico huevo, de “gallina fina”, de no más de 25 gramos de peso. Al tenerlo en su diminuta mano, sintió algo húmedo y se percató que el huevo estaba untado de excremento. Esto la llevó a limpiarse la mano, de manera instintiva a la altura de su muslo, con el harapo de vestido que llevaba puesto. Concentrada en la limpieza de la mano, escucho otro graznido, ¿Es que la mordió el huevo?... ¡Vaya a preparar una changua y deje la joda! La niña se espabiló, levantó la cara con pretensiones de hidalgues, terminó de limpiar el huevo y su mano, igual, con sus harapos, mientras caminaba hacia el fogón de chamizas. Procedió a colocar agua y sal, dentro de una vasija de barro cocido sin vidriar y ésta, sobre las tres topias del fogón, que aún estaban muy calientes, pese a que las chamizas ya las había consumido el fuego y solo humeaban languidamenrte, pues eran de granito, piedra que conserva la temperatura por tiempo prolongado. Estas rocas son acarreadas desde los ríos, las cuales a través de los tiempos y por efectos de la abrasión de las arenas de dichos ríos, tienden a redondearse de tal manera que, redondeadas y calientes se hace difícil colocar alguna vasija con fondo redondo sobre ellas. En efecto, cuando la niña trató de colocar el huevo dentro de la vasija del agua con sal, ésta se ladeó y el agua fue a “bañar” las piedras y los restos del huevo las coronaron con ribetes blancos y dorados. Ese accidente provocó la “ruptura” de la glándula biliar del hombre, quien se acercó tambaleante, por el brusco movimiento al levantarse furioso, tomó a la niña por sus cabellos y la impulsó hacia las piedras, ya frías por el efecto del “baño” de changua previo, lo que previno que no se quemara su rostro, bañado en lágrimas y convertido en surcos, pues aquellas lágrimas limpiaban un poco la mugre de su aterrorizado semblante.
    Esa noche, no hubo cena pero, qué importaba una cena de menos o de más…Total.
    El rostro de la niña, amaneció mucha más limpio. Las lágrimas nocturnas hicieron su trabajo.
     
    #1
    Última modificación: 22 de Mayo de 2018

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