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MAS SOLO QUE ROGELIO SIN MENISCOS (cuento)

Tema en 'Prosa: Cómicos' comenzado por DARDO GATTI, 15 de Marzo de 2010. Respuestas: 2 | Visitas: 1682

  1. DARDO GATTI

    DARDO GATTI Poeta adicto al portal

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    MÁS SOLO QUE ROGELIO SIN MENISCOS (CUENTO)


    Rogelio Iribarne era un tipo habilidoso, dicho esto en varios sentidos, por lo pronto, vivía prácticamente sin trabajar, con lo cual estaba para ser nominado para el Nobel a la habilidad, si se premiara con el codiciado galardón esta materia.

    Rogelio hacía trabajos livianos, cualquier cosa sencilla que los amigos le encargaban y justo es decir, que amigos tenía muchos, en realidad eran simpatizantes, ya que otra de las habilidades de Rogelio era el futbol.

    En el ya desaparecido club de la categoría C “Deportivo Tolosano”, supo hacer gala de goleador honrando la camiseta número diez, y podría haber llevado al club a lograr el ascenso de categoría allá por el año 1962 más o menos, si no hubiera pasado aquella desgracia en pleno partido.

    El cañonero tolosano como lo había bautizado el encargado de deportes del diario El Plata, había desarrollado una rutina que le permitía ganarse la vida, de lunes a jueves, salía a eso de las nueve de la mañana a la vereda de la casa que alquilaba en el callejón de la calle ll9, se sentaba en un tronco que tenía a esos efectos al pie de un sauce, y una vez acomodada la pava de aluminio y el mate de calabaza, con mas ceremonia que prisa comenzaba a desayunar, a veces con bizcochitos de grasa regalados por el almacenero de la calle 118, a veces fumando los espantosos cigarrillos negros “particulares 30” regalados por el quiosquero de la calle 530.

    Generalmente no se llegaba a terminar el agua en la pava que ya algún conocido le había ofrecido hacer una “changuita facilonga” según su propios dichos, se lo ofrecían siempre a titulo de ayudante por supuesto, ayúdame a cortar el pasto del fondo, ayúdame a blanquear la galería para el cumpleaños de tal o el casamiento de cual, eran propuestas que mañana a mañana adornaban sus desayunos, salvo que lloviera, en cuyo caso y por ser jornada no laborable ni salía a la vereda, el frío o el calor no importaban porque en definitiva era un deportista así que en rompevientos bufanda y pantalón de trabajo o camiseta musculosa y pantalón de futbol el mate era una costumbre arraigada y claro una necesidad, ese tronco al pie de ese sauce sería lo que hoy llamaríamos una oficina donde el crac recibía ofertas laborales que aceptaba realizar gustosamente, las tareas eran por si mismas livianas y en realidad podían ser realizadas por los ofertantes sin ayuda alguna, pero eran más que nada una excusa para tirarle unos mangos al goleador orgullo de todos, sin que tenga que laburar en nada pesado ni ofender su dignidad, por que como decía el bufetero del Club social y deportivo Tolosano, “A Rogelio había que cuidarlo por que estaba destinado al éxito personal y deportivo” por eso el mismo sordo Marchessi en persona que era el bufetero en cuestión, le cocinaba y le servía el almuerzo, la cena, y algún sanguche de mortadela o matambre a la tardecita siempre acompañado con poco pero suficiente vino tinto, todo a cuenta de los socios claro.


    Esa habilidad de sentarse a esperar ofertas convenientes, era famosa entre los jóvenes tolosanos de la época, que siempre irreverentes habían acuñado una frase que trascendió las generaciones subsiguientes para ser aplicada en los casos en que se estuviera a la búsqueda de trabajo fácil, para salir del paso, sin asumir pesados compromisos como los de levantarse de madrugada, o cargar bolsas al hombro, este estadio de dedicación laboral era conocido entre los jóvenes tolosanos como “Sentarse en el sauce”, era común escuchar en el barrio entonces, y aún hoy, ante la pregunta: -¿..En que andás ? la contestación :

    -¿estoy sentado en el sauce...? es decir, buscando una changa como lo sabía hacer Rogelio Iribarne.

    También algunos padres y madres quejumbrosos de la poca voluntad laboral de sus hijos con el tiempo usaron una variante de esta frase para explicar que el o los hijos o hijas no estaban poniendo mucha voluntad en trabajar, circunstancia esta que con el advenimiento del movimiento hippie de los sesenta se había hecho bastante habitual, así se escuchaba decir a las madres en los almacenes de barrio, o a los padres en sus trabajos, que tal o cual hijo “estaba sentado/a en el sauce de Rogelio” es decir esperando que le ofrezcan algún trabajo fácil y sin ánimo de buscar nada serio.

    Rogelio Iribarne, era soltero aunque se comentaba que varias minas del barrio eran sus frecuentes acompañantes nocturnas, incluso la esposa del almacenero y la hija del quiosquero, aunque estas versiones de la vida privada del muchacho nunca pudieron ser confirmadas por lo que muchos dicen hoy día, que eran habladurías de viejas chismosas.

    De edad indefinida reservado para todo, podía andar por los 30 o los 40, como buen morocho a simple vista no acusaba la edad, bastante morrudo y jovial estaba pasando sin duda por la mejor etapa de su vida, etapa que había comenzado cuando llego a Tolosa de su Jujuy natal para hacer la colimba en La Plata y se quedó nomás, alquiló la casita del callejón con un contrato treintañal que al poco tiempo lo obligaba al pago de un alquiler irrisorio que además le era pagado por el club desde que empezó a jugar, es decir, inmediatamente a su arribo a la ciudad.


    Cuentan que fue el sardo Saravia que lo había llevado una noche al club y lo había presentado como el mejor jugador del regimiento, ya que les había hecho ganar el campeonato interfuerzas goleando al equipo de la marina, el sordo Marchessi le propuso ir a probarse el viernes siguiente a la cancha y ahí nomás se gano el puesto, claro era suplente hasta que termino la colimba, ya que cuando le tocaba guardia, a veces, el sardo Saravia no podía darle franco, pero cuando salió en la primera baja premiado por sus habilidades deportivas, quedó en el club de titular indiscutido.

    Quienes lo vieron jugar dicen que en realidad la verdadera habilidad de Rogelio Iribarne era estar en el área en el momento y lugar oportuno, “Pateaba como un burro y cabeceaba como un caballo” decía al recordarlo Marchessi en noches de truco y caña; -Lástima que no entendía el juego…finalizaba la charla casi siempre Carozo el pintor, más joven que el resto de los socios pero que aún siendo muy pibe era aceptado por los mayores, el único que entendía la ironía de Carozo era el Fanfa Pascuzzi, socio del club pero poco habitué ya que su trabajo en Y.P.F no le daba mucho margen de tiempo para la recreación, y además cuando visitaba el club solía salir borracho como una cuba por lo cual cada visita al glorioso Tolosano terminaba para el Fanfa en la comisaría 6ta del barrio, ya que la mujer era poco tolerable con los borrachos según los propios dichos de éste un día que declaró ante el principal Romano mientras sostenía una bolsa de hielo en la cabeza, golpeada por un sifón hábilmente arrojado por la Señora.

    Los viernes de Rogelio Iribarne eran de riguroso entrenamiento para estar en condiciones el sábado a la tarde cuando se disputaban los partidos, y claro los domingos eran para descansar tirado en la catrera escuchando los partidos de “primera A” por la radio.

    Cada viernes el sordo Marchessi personalmente le acomodaba una mesa en la trastienda del bufete para que nadie lo desconcentre, y con el sardo Saravia le daban charlas de tácticas futboleras que Rogelio escuchaba con atención mientras picaba algo, un salamín de Tandil era saboreado mientras Marchesi le explicaba como entrar al área pegado a la línea y cortarse solo después del pase, esperando la devolución del balón, una milanesa de ternera cortadita, era convenientemente degustada mientas el sardo Saravia con aire marcial y sin tutearlo, le marcaba con migas de pan en la mesa la ubicación para el cabeceo fulminante en los centros. Estas charlas tácticas al mediodía, completaban el entrenamiento del rengo Sosa ex jugador de la tercera de Gimnasia, que como única técnica, los hacía correr un rato y luego jugar un picadito liviano, confiado en la habilidad de cada jugador y por supuesto en lo que él llamaba la “Mística de los sábados a la tarde”.


    Esta frase del rengo Sosa tan buena como cualquier otra, explicaba lo que sucedía los sábados a eso de las tres de la tarde en Tolosa, cualquier persona que estuviera a esa hora un sábado por cualquier calle de Tolosa, vería como de cada casa salían los varones de entre 10 y 60 o más años algunos portando banderas con los colores Tolosanos y en una procesión alegre y vivaz convergían por distintas calles en la esquina de 120 y 530 para tomar un diagonal de tierra de dos cuadras, pasando por el almacén del tano Moscagata donde algunos hacían un alto para proveerse de algo para picar y tomar durante el partido, finalmente ya encolumnados por la calle 122 la caminaban hasta la altura de la 526 más o menos ya que allí ya no había calles sino un camino más o menos recto que finalizaba en la cancha de Tolosanos.

    La cancha alambrada en su totalidad para contener los ánimos exaltados tenía dos tribunas de cinco tablones detrás de cada arco uno orientado al noroeste y otro al sudeste, el camino delimitaba junto con el terraplén del ferrocarril Roca vía Río Santiago el lado suroeste y noroeste y la laguna del aeroclub tolosano delimitaba el lado restante era en realidad un predio bastante irregular geográficamente hablando, pero casi todos los hombres de Tolosa se juntaban allí sábado por medio para alentar a los locales conformando una sólida y compacta masa humana alrededor de la cancha.


    Los sábados que tocaba jugar de visitante no variaban mucho las cosas ya que los hombres se encolumnaban hasta la calle 120 y 530 donde los que tenían algún medio de movilidad cargaban a los que podían, según donde le tocara jugar a Tolosanos, en esa esquina, justo detrás del otro club del barrio; el San Martín que se destacaba en básquet y no tenía equipo de futbol, se podía tomar el micro 7, o a una cuadra de allí el 20 o el 79, en cambio, si el partido era en Berisso o Ensenada se podía optar por el tranvía 11 o el 25.-

    Justamente en uno de esos embarques se hizo célebre otra frase que pronto los jóvenes Tolosanos hicieron popular, cuentan que un día en que el nene Calistro había ido a la esquina de reunión, con una camioneta sacada del taller, varios muchachos se le subieron a la caja trasera, ya que la cabina estaba reservada para Rogelio y el sordo Marchessi, por su lado el Sardo Saravia estaba por su cuenta con otros jugadores y el rengo Sosa en un jeep del cuartel.

    Tres personas iban cómodas en la Ford, Subido Rogelio y hallándose el nene Calistro al volante, Carozo, joven en aquel entonces pretendió subir al lado de Rogelio cuando el sordo Marchessi tomándolo de los pelos, que ya usaba largos al estilo Beatles, lo saco de la camioneta al grito de

    - “ Sorongo te vas a subir pibe”.

    De allí en más primero por la difusión que le dio al evento el propio Carozo y después por reiteración constante de la historia en boca de cada integrante de la barra del Club San Martín, cada vez que alguien quería poner en claro que algo no iba a suceder o que no estaba de acuerdo en que suceda se espetaba “Sorongo dijo Marchessi” quedando esta expresión hasta el día de hoy como de uso habitual en la conversación coloquial Tolosana.

    La desgracia ocurrió un sábado a la tarde del mes de noviembre allá por el 62, Carozo que ya no es joven, era la única persona que se animaba a contar los eventos de esa tarde cada vez que alguien sacaba el tema y hay quien jura que los esfuerzos de Carozo por ayudar a recomponer el espíritu Tolosano que había sabido generar Rogelio le quitaron bastante de la cordura que le quedaba por el consumo indiscriminado de caña.

    Hace mucho tiempo que no se lo ve a Carozo el pintor por el Club, será que ningún socio actual lo trata con el respeto que se merece un vitalicio, pero aunque fragmentada y de segunda o tercera mano la historia merece ser contada.

    Rogelio se había entrenado como siempre, al mediodía con las clases tácticas del sordo y de su mentor Saravia entre salamines, milanesas, y vino tinto, el picadito de la tarde con el rengo, había terminado con una ronda de mortadela en la vereda de tano Moscagata, y el mismo tano convido dos cervezas para los muchachos, es decir el rengo y el goleador Rogelio Iribarne.

    Según dicen que contó Carozo una noche de copas, ese fatídico viernes por la tardecita, Rogelio habría tenido un encuentro íntimo con una mujer hasta ya avanzada la mañana del sábado, nunca se confirmo nada sobre la identidad de la dama en cuestión, se decía que esta mujer tenía por costumbre beber mucho licor “8 hermanos”, y de allí puede haber surgido la versión que esta amiga del jugador de futbol sería una de las “chimangas” así llamadas por ser las hermanas de unos fieros y violentísimos muchachos del barrio bajo de Tolosa denominado El Churrasco.

    La joven podría ser Lidia o Manuela ya que ambas solían comprar con bastante frecuencia el licor referido en un almacén frente al mercado, pero nunca pudo ser confirmada la identidad de la joven.

    A titulo de información sobre algunas particularidades de “los chimangos” bastará con mencionar que los muchachos de la barra del club San Martín solían decir que tal o cual persona era “Mas borracho que un chimango”, pero esta frase no trascendió la barriada Tolosana, ya que el foráneo que la oía, pensaba que el referido chimango presuntamente borracho era el ave rapaz oscura y fea así llamada, y encontraba por ello la frase incongruente, pero para los tolosanos por supuesto, tenía sentido.

    De cualquier manera según la desprolija crónica barrial, a Rogelio en el momento del partido lo tendríamos cansado muy comido y muy bebido, para colmo dicen que el plantel fue agasajado el mismo sábado, por el sordo Marchessi, con tallarines caseros al tuco y vino de la costa, en una suerte de festejo anticipado, ya que daban por seguro que esa tarde Tolosano ganaría por goleada a Everton como siempre lo hacía, logrando además su derecho al ascenso.

    Como se sabe hoy, nada de eso sucedió. Sobre el desarrollo del partido en los minutos previos al evento, coinciden todas las versiones en asegurar que Tolosano, tenía a Everton prácticamente ocupado en una feroz defensa, incluso contaban con un 2 bestial, algunos dicen que se llamaba Moreno otros que su nombre era Arocena, lo cierto es que en una gambeta Rogelio quedo frente a frente con él, también cuentan que Rogelio estaba raro, que miraba sin ver, que estaba emocionado, o simplemente borracho, por eso será que se mando por el único lado que no tenía que entrar al área, y Moreno o Arocena lo plancho a la altura de la rodilla derecha brutalmente.

    Para no abundar en detalles morbosos, en ese instante Rogelio Iribarne perdió los meniscos de la rodilla derecha, y con ellos su habilidad de jugador, persistiendo en él, aún dado de alta, una terrible renguera.

    De allí en más la debacle para Rogelio solo pudo compararse con la pérdida irreparable del espíritu Tolosano, al principio Rogelio salía a la vereda a ejecutar el ritual del mate, pero los ex simpatizantes consientes de su irreparable dolencia, dolidos por la pérdida del campeonato, y enojados por la irresponsabilidad de la dirigencia, así como del propio Rogelio, no pasaban ni por casualidad por el callejón y mucho menos nadie le ofrecía trabajo, según dicen solo Carozo lo llevo un día de peón, a pintar una obra, pero al no poder subir escaleras o caminar por los andamios sin caerse, dejó de ir al día siguiente, así finalmente intimado para que deje la vivienda que ya no podía pagar y el club no quería seguir pagando, simplemente se fue, y nadie lo volvió a ver nunca más. Los jóvenes de la barra del Club San Martín acuñaron entonces una frase popular bastante conocida por lo menos en otras versiones, “Más solo que Rogelio sin meniscos”.
     
    #1
    Última modificación: 19 de Noviembre de 2014
    A Ricardo Linares le gusta esto.
  2. Ricardo Linares

    Ricardo Linares Invitado

    Por ciertas circunstancias del destino
    las letras han quedado desdeñadas,
    lo lógico que fueran comentadas
    y puedan ver la luz en el camino.

    Las subo por respeto que merecen
    y doy la enhorabuena por la obra,
    quitándole ese cero que le sobra
    a ver si en el portal las letras crecen.



    Un placer visitar tu poesía,
    mi respeto con toda cortesía.


    Ricardo Linares
    Equipo de Moderación de Mundopoesía.com
     
    #2
  3. DARDO GATTI

    DARDO GATTI Poeta adicto al portal

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    Lo editè parece que quedò bienUn abrazo Ricardo
     
    #3

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