Me pregunto.......

¿Andalucía deja de ser Andalucía si mal lo escribo? Me pregunto si las letras pueden desdibujar el alma de una tierra que vibra con su propia música, una sinfonía de sol, olivos y fandangos. Andalucía, con su nombre que resuena como un eco antiguo, como un susurro de la historia en cada piedra de sus calles, no puede ser menos Andalucía por un desliz en la pluma.

Me pregunto si las sombras de la Alhambra se volverían menos misteriosas, si el Guadalquivir dejaría de cantar sus historias al pasar bajo los puentes de Sevilla. Si los patios de Córdoba perderían su magia, si los colores de Granada se apagarían. Pero no, Andalucía es más que un nombre bien escrito, es el aroma del azahar en primavera, el sabor del vino en una noche de feria, la pasión de un flamenco que quema y consuela.

Me pregunto si la esencia de Andalucía reside en cada acento, en cada risa compartida en las plazas, en el sol que acaricia sus costas doradas. Andalucía es un espíritu indomable, un latido constante que no se detiene por un error gramatical. Su belleza se extiende más allá de las palabras, se siente en la piel, se escucha en el alma.

Andalucía es Andalucía, escrita con tinta o con el corazón. Porque no es el trazo el que define su grandeza, sino la vida que se respira en cada rincón, la historia que se narra en sus murallas, el amor que se vive en sus calles. Me pregunto si Andalucía alguna vez podría dejar de ser lo que es, y sé que no. Porque su esencia es eterna, inmutable, un poema en prosa que se escribe a sí mismo cada día, en cada mirada, en cada suspiro.