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Meet-Amor-fosis

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por David Vallejo, 24 de Abril de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 579

  1. David Vallejo

    David Vallejo Poeta recién llegado

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    11 de Abril de 2014
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    Hombre
    Eran las 11 y 45, un día demasiado aburrido en el trabajo; además que, en el ámbito laboral, nadie se “muere” por ser un médico forense; la noche oscura con una lluvia de estrellas, llenaban de matices a la ciudad. Él esperaba en puerta mientras fumaba para soportar el frío, o el olor a formol de los muertos. Respiraba entrecortado, hasta que de pronto el sonido de una sirena llamó su atención, había llegado el carro de medicina legal, entonces sonrió, entendía que algo de trabajo sería bueno, por lo menos, así no sería tan larga la noche. Lo miró, era un cadáver de un hombre de alrededor 23 años, cabello castaño, ojos oscuros, de forma atlética, no se le veía ninguna herida, entonces viéndolo ya en la camilla empezó la carnicería; con su bisturí abrió su pecho, sus pulmones estaban sanos, ninguna perforación, ningún desgarre, derrame, o disfunción en algún órgano, no podía dar con la causa de la muerte. Y entre un suspiro de cansancio y pena, intenta recordar el procedimiento para saber si no olvidaba algo. No lo había hecho, cómo a un hombre así le llega la muerte de manera extraña. Entonces revisa en sus papeles encuentra su identificación Esteban Villavicencio y en su licencia su dirección calle José Joaquín de Olmedo, debía investigar, algo debió de suceder para que se haya dado su muerte. Fue a la calle antes nombrada y preguntó por Esteban, las personas le dijeron que era un joven respetuoso, buen vecino y que algunas veces se lo podía ver andar con amigos, aunque la mayor parte del tiempo pasaba solo. En ese momento en lo único que pudo pensar es una idea bastante ridícula para la ciencia y más para su mente, pudo haber muerto de soledad; se sacudió la cabeza y prendió un tabaco para no pensar en esas cosas absurdas. Debía hablar con su familia o sus amigos, seguir indagando las causas. Caminó por varias horas, buscando la casa y buscando en su cabeza alguna idea, hasta que al fin llegó a la dirección señalada en la licencia de Esteban, golpeó la puerta, una señora atendió a la misma con una sonrisa, ella lo saludó amablemente, supuso que era la madre, ella aun desconocía de la muerte de Esteban. Trató de ser cordial y evitar en el margen de lo posible darle la mala noticia, le preguntó secamente si allí vivía Esteban, ella supo expresar que sí, que era su hijo; él solo le dijo que había encontrado sus documentos en la calle, y que los quería devolver. Le entregó los documentos, pero sin antes preguntar el cómo era Esteban porque en su foto se lo veía como un buen muchacho; la madre dijo tener un buen hijo, que era profesor en una de esas escuelitas rurales, era un gran atleta, pero en especial era una persona buena, y no entendía porque su hijo pasaba muchas veces solo, a veces simplemente escuchaba música y no salía de su habitación, pero ella siempre supuso que eso era normal, porque todos tarde o temprano pasamos una etapa así en nuestras vidas. Él no supo que decir ante las palabras de la madre de Esteban, se despidió abruptamente sin darle oportunidad de nada. Bajó por la Joaquín de Olmedo; entrecerrando los ojos, estaba cansado; porque este caso lo tenía en vela, con muchas noches de insomnio. Y otra vez esa misma idea absurda, volvió a pensar que Esteban murió de soledad, pero quién muere de soledad se preguntó. Hasta ese entonces nadie le había dicho nada útil, como que jugó fútbol y le cayó un rayo; o talvez en su afán de ser un buen profesor había ido a defender a alguno de sus estudiantes del bullying o simplemente en esos azares del destino se tropezó, golpeándose tan fuerte la cabeza que la muerte lo halló cruzando la calle. Camino a casa, meditaba sobre la vida de ese hombre, el cual murió sin más. Decidió dormir para aclarar sus ideas. Sus ojos le pesaban, al entrecerrarlos solo imaginaba la cara de Esteban acostado en la camilla; cuando al fin lo había entendido su cara, su rostro, esa era la clave que había buscado, fue rápidamente a la morgue debía explorar de nuevo ese cuerpo. Lo miró fijamente, miró su rostro, en sus ojos ese brillo inusual que no se presenta en los muertos, ese rubor extraño en la cara de Esteban, decidió abrir su corazón y lo había encontrado…
    En la mañana presentó su informe, la causa de la muerte fue una tibia mariposa aleteando en el pecho. Esteban por primera vez se había enamorado.
     
    #1

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