Memorias en un recuerdo

Una sincera sonrisa se dibuja en mí al recordar tantas cosas que logre vivir que logre sentir, sanando las heridas que mi alma tenía abiertas, encontrando nuevamente aquella sorpresa que se escondía tras una fría muralla de decepción y monotonía.


Viaje tras un umbral de escepticismo que marcaba mi razón y mi corazón .con pánico atravesé el camino, con temor de cambiar por un instante mi realidad y ver lo bendita que puede ser la vida apartando los momentos que carcomen nuestro interior.


Creyendo que me convertía en un lobo sin sombra, sin pasado y sin futuro. Miedo de abandonar mi presente cayendo en un abismo de posibilidades sin precedentes.


Destino divino me muestras de nuevo razones por las cuales sonreír y hacer sonreír, maléfica maldad que poco a poco se marchita en mi tristeza decadente,


Soledad interminable apodérate de mí para burlarme eternamente de ti, porque ni tú eres tan fuerte ni osada para aniquilar mi alma.


Vague en un tiempo exacto, recorrí mis propios pasos, pasos antiguos en caminos que ya había recorrido, pero que el tiempo los transformaba tanto que parecían extraños para mí. Tiempo de mar de olas que transforman todo a su paso, sin preguntas y sin respuestas solo arrastra con todo a su paso.


El destino me retorno a un antiguo lugar que ya había creído olvidar, yo no la busque a ella pero de una u otra forma la encontré. Solo llegue, sin saber que iba a encontrar y luego esa sorpresa que me inundo sin parar.


Sin preguntas sin gestos. Sin antes verla, solo sus helados ojos me decían que tenía que conocerla. Una intriga en ella me invadía sentía que su presencia no era extraña para mi vida.


Qué extraño sentimiento que me llevaba a un puro presentimiento, era algo que no puedo describir porque realmente nunca lo había llegado a sentir. No era amor a primera vista ni era el sentimiento de una nueva amiga, era como ver a una bella mujer que tal vez en otra vida la había llegado a conocer.


Bella sin duda eres y al final de todo cuento en el que encuentras a esa princesa ideal que alguna vez habías querido dibujar, me sentía extraño al enfrentarme a un acertijo de dudas.


Al estrellarme con paredes frías y perderme en un laberinto de dudas. Pues no veía claro su interior solo se escondía en escaramuzas, que el tiempo no me permitía derribar pero que aun así las quería acabar.


Y fue así cuando la arena del reloj agonizaba vi su preciada alma atravez de sus grafías, que la mostraban desnuda. Como un libro abierto que no quería parar de leer. Tristeza y melancolía brotaban sus letras. Aunque tras esas fuertes letras, al ver su rostro entendía que tenía una sonrisa tan sincera.


No podía existir tanto dolor en ella. Comprendí que era una poeta, una linda bohemia que la vida había cruzado por mi camino


Poeta que tiene muchas cosas que siempre quise que tuviera una mujer. Cosas que hacen que el gusto por ella sea algo inevitable, un sueño que comenzó a medianoche, en noches de borrasca, ilusiones de miradas cruzadas, espejismos de tal vez un mañana.


Palabras cayeron de un atardecer, crepúsculos de nostalgia al decir un nos vemos cuando el alma se quiere quedar y solo se puede lamentar, Ahora solo queda la zozobra de un mañana en el que mis intenciones solo sean las de volver a estar junto a esa interesante poeta, cobijados por el manto de la noche con las miradas perdidas en el infinito de la oscuridad, dejando todo al destino y al tiempo esperando que el veneno del olvido no la invada.​