1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Mentira Hiroshima y mentira Nagasaki.

Tema en 'Prosa: Sociopolíticos' comenzado por Eloy Ayer, 6 de Julio de 2024. Respuestas: 2 | Visitas: 237

  1. Eloy Ayer

    Eloy Ayer Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    20 de Noviembre de 2022
    Mensajes:
    359
    Me gusta recibidos:
    260
    Género:
    Hombre
    Se podría empezar la redacción con un improvisado aforismo de ambiente castrense: "una bomba, una manzana", de edificio.

    La práctica bélica, desde los albores de la civilización, dejando a un lado lo que tiene de bestial, doloroso e ininteligente, siguiendo por las lindes respetadas por todos de la teoría o el "Arte Bélico", las hazañas de los héroes (que las hubo y en gran número), y el bagaje histórico que dejó a sus espaldas, siempre fue el juego de los más fuertes y su demostración y terrorífico discurso hizo desde siempre uso y empleo de las más variadas, complejas e increíbles prácticas humanas.

    En la guerra todo valía, todo vale.

    Desde que las tribus de trogloditas se peleaban y mataban a tortas y arañazos porque sus armas de piedra y madera no les daban para mucho, si pasamos por el despliegue de los grandes ejércitos en la antigüedad, agrupaciones de soldados y pertrechos alucinantes: 60.000 hombres el de Alejandro Magno, 70.000 el de Aníbal el cartaginés, 120.000 el de Marco Antonio en la batalla de Actium; seguir después con las artimañas, el decoro y la educación que se viera de forma curiosa en los ejércitos no muy numerosos en la Edad Media; continuar por los enfrentamientos entre naciones, países enteros discutiendo con otros países en la Era Moderna, donde el juego político y de religión, el despliegue de medios diplomáticos y las traiciones e intereses de los ciudadanos particulares estuvieron a la orden del día y llegar así, a los actuales siglos donde la internacionalización de los conflictos hizo llamar "mundiales" a las guerras, siempre siempre, existió una relación fuerza-conflicto bélico.

    Desde antiguo, los jefes de los ejércitos hicieron todo lo posible y utilizaron todos los medios a su alcance para ganar en los enfrentamientos. La fabricación y el uso de toda clase armas, de cualquier producto que hubiese en el mercado, espadas, fusiles, cañones, bombas... todo servía para vencer en la guerra. Quiero decir que nadie llegaba allí, al sitio o lugar donde estabas con el trullo, es decir, tu casa, región o país a decirte: ¡que no fabriques espadas!, ¡qué no construyas murallas!, ¡qué no hagas tanques, que no fabriques bombas!, porque seguramente quien lo fuera a decir sería tachado de loco y acaso perdiera su cabeza en el intento. También es que nunca nadie poseyó la autoridad suficiente para hacerlo.

    Los hombres siempre fueron así, desde la muerte a traición de Julio César hasta los avisos de Rusia de utilizar material nuclear si sus fronteras eran atacadas.

    Pero a lo que vamos, ¿qué sucede con la invención de la Bomba Atómica y su posterior utilización en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki?

    Pues que el panorama del Arte Bélico cambia de forma, se magnifica, se va por los aires, adquiere dimensiones impensables que nadie se ha atrevido a traspasar desde entonces. ¡Con eso hay que tener cuidado!, parecen advertir los hechos y es entonces cuando aparecen las estentóreas voces de las naciones poderosas, que se apuntan el tanto y siguen sin más, esa forma de ver las cosas. Sí, con eso hay que tener cuidado, pero nosotros podemos manejarlo, utilizarlo y tener un arsenal atómico aparente para poder seguir con nuestras voces.

    Aparece así, una zona de máximo secreto en torno a esa arma que mueve servicios de espionaje, embajadas y naciones de la tierra. ¡No existe, además, hoy en día, lo que se podría llamar comercio de armas nucleares!, se compran tanques, sofisticados aviones, misiles teledirigidos, submarinos, armas de asalto..., pero, !no existe comercio de armas nucleares!

    Por una parte las naciones que lo fabrican, ya por tratados internacionales o por el tabú o la manía creada en torno al arma, no lo comercian, no lo ponen en el expositor, y no sólo lo que es el arma en sí, las bombas mondas y lirondas listas para explosionar, sino los mismos estudios científicos, el proceso de su fabricación y los materiales utilizados en última instancia. Pienso sinceramente, que no sé si hay algo parecido que se estudie en la Universidad en el resto de las naciones del planeta. Lugar, recordemos, la Universidad, donde hay que saberlo todo, ya que se trata del lugar del "saber universal".

    Y por otra las naciones que no lo fabrican, ya porque sus posibilidades de investigación no son suficientes, o ya porque hayan encontrado impedimentos internacionales, dejaron de interesarse por ello y se fueron quedando en la estacada, o tienen serios problemas de represión internacional y militarista para impedir su fábrica, mermadas así, sus posibilidades técnicas y de defensa. En realidad son muy pocas las naciones en el panorama internacional que siguen luchando por la consecución de la Bomba Nuclear, quizás demasiado pocas para hacer valer sus derechos.


    No se sabe pues lo que ahí sucede con la Soberanía de las Naciones. Hecho éste importantísimo de la Soberanía y Libertad de las Naciones que, en el ambiente internacionalista y mundialista en que nos encontramos, propiciado en parte por el avanzado aporte de la Comunicación, debería poseer una particular significación e impronta en la misma conformación y carácter de cada una de esas naciones. Y no habría mucho que tirar y pensar de esa soberanía y libertad de los pueblos y naciones cuando habrían sido truncadas por hechos como el Colonialismo o la simple conquista por otros o incluso, digamos esa misma coartación de soberanía y libertad por la misma apertura, desarrollo e implementación como algo bueno y conveniente de los aclamados organismos internacionales: Unesco, Oms, Onu, etc. No se sabe pues que clase de soberanía y libertad de las naciones puede haber en el mundo cuando unos puedes hacer unas cosas y otros no pueden hacerlas, más cuando esto se refiere precisamente a la propia defensa o el prestigio científico o de potencial de invención de cada una de esas naciones.

    No existe, por otra parte, una investigación ni un despliegue de armas en contra de esas bombas, no se conoce a ciencia cierta el poder mortífero de las mismas, no hay muestras de su uso, a parte de lo sucedido en Japón -que bien pueden ser esas bombas, pero que bien pudiera ser un bombardeo en toda regla con bombas convencionales y, además, la explosión de las bombas atómicas-, no existe entre la gente del mundo mayor muestra o pensamiento de lo mismo.

    Y bien es cierto que todos tendríamos ocasión de contemplar en el transcurso de un largo periodo de nuestras vidas y a través de los diferentes medios de comunicación social los experimentos de esas Bombas Nucleares. Aunque no se sabe, por cierto, si esa clase de explosiones son algo logístico, es decir, si esas explosiones que aparecen en los experimentos podrían ser utilizadas, así tal cual, por los ejércitos en las diferentes y posibles confrontaciones atómicas.

    Nunca antes en la historia había pasado una cosa así.

    Todo comenzó con el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, dos ciudades del sur del Japón. Lo hicieron los norteamericanos para terminar con la guerra. Pero no se sabe muy bien lo que pasó allí, si fue una sola explosión atómica en esas ciudades respectivas lo que originó su destrucción, o se trató de un bombardeo en serie con otra clase de bombas , pues todas y cualquier noticia relacionadas con los hechos quedaron centradas en las explosiones únicas nucleares. El número de muertes en Hiroshima superó los 60.000, pero hay que tener en cuenta las características de aquella población en aquellos años, con edificios en su mayor parte de madera y la concentración de población en esos edificios. De todos esos muertos también hay que echar la culpa a situaciones secundarias a la explosión de la Gran Bomba, pues muchos de ellos tuvieron que morir a causa de incendios y destrucción de edificios o por accidentes o confusión creada en aquellos momentos. También, por supuesto, a causa de quemaduras y radiactividad.

    Lo que conviene dejar muy claro es que no hay que echar la culpa de toda esas muertes, 60.000 víctimas, a la mera explosión de esas bombas, esa forma de ver las cosas puede crear una idea distorsionada de la capacidad letal de las bombas atómicas.

    Hay que hacer aquí una breve reseña de todo el asunto:
    -- El 16 de Julio de 1.945 se lleva a cabo en Álamo Gordo, Nuevo Méjico, un estado del sur de U.S.A., la primera explosión de una bomba nuclear atómica. Pero toda la inteligencia y conversaciones de quienes estuvieron al tanto del "Proyecto Manhatan" se habían movido en el sentido de que todo el proyecto terminaría con la invención y experimentación de esa bomba, algo que debería conferir a ese país la primacía en el desarrollo final de la Segunda Guerra Mundial.
    -- La Rendición de Alemania ante los ejércitos aliados se había producido el 7 de Mayo de 1.945 con lo cual esa bomba no podría ser utilizada en su contra.
    -- El 6 de Agosto de 1945, sólo veinte días después de Álamo Gordo, se lanza una bomba nuclear sobre Hiroshima y el 9 de Agosto, tres días después, se lanza sobre Nagasaki.
    -- La Rendición de Japón se produce el día 15 de Agosto de 1.945, tan sólo seis días después de la bomba de Nagasaki.

    Hay una cita por ahí, en relación con aquellos que estudiaron en Norteamérica la mejor manera de arrojar la Bomba Atómica sobre alguna de las ciudades de Japón que dice que la fuerza aérea del ejército norteamericano: "estaba bombardeando sistemáticamente las siguientes ciudades con el propósito principal de no dejar piedra sobre piedra: Tokio, Yocohama, Nagoya, Osaka, Kioto, Kobe, Yawata y Nagasaki... la fuerza aérea primordialmente para asolar todas las grandes ciudades japonesas... Su procedimiento actual es bombardear Tokio hasta destruirlo".

    Pues ahí queda la cosa, entonces, si Hiroshima y Nagasaki ya estaban siendo bombardeadas por la fuerza aérea norteamericana, las bombas atómica habría sido usadas en dos lugares ya parcialmente destruidos, y que la destrucción total sufrida habría que asociarla sólo en parte al poder de destrucción de las bombas nucleares atómicas.

    Hay aquí, pues un dato de suma importancia para la comprensión total de esa situación histórica en Hiroshima y Nagasaki y en el resto de Japón, por supuesto, un dato que no puede saberse, si es cierto, es decir, ¿por qué la Rendición de Japón no se produjo antes?

    Los historiadores, en su mayor parte rastreramente partidistas, aliados y anglosajones, están de acuerdo en afirmar que no fueron las bombas nucleares lo que obligó la Rendición de Japón, sino otra clase de circunstancias a saber: estaba prevista una invasión por tierra del país por parte del ejército norteamericano; Rusia volvía a la guerra mundial, el 8 de Agosto de 1.945 al atacar efectivamente las posesiones que había hecho Japón de China y los fuertes bombardeos con Bombas Incendiarias y de T.N.T. en la mayoría de las principales ciudades japonesas.

    En realidad los bombardeos del ejército norteamericano habían comenzado desde finales del año de 1.944. Esos bombardeos se sucedieron sobre 64 de las más grandes ciudades japonesas y produjeron al final más de medio millón de muertos. En los días en que se sucedieron las explosiones nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, la mayor parte del país ofrecía un serio ambiente de destrucción y caos total. ¿Por qué entonces las autoridades japonesas y su emperador Hiro Hito no se rindieron antes?

    Es por esto por lo que yo hablo de ese dato de suma importancia que no se sabe si es cierto y de que la rendición sí que tuvo que ver con la explosión de esas bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, pero no en el sentido de que lo niegan los historiadores, sino que ese dato no puede ser otro que la espera real y efectiva del emperador y del resto de las autoridades japonesas para ver y contemplar y tener constancia para el futuro del efecto y capacidad de destrucción de esas nuevas armas nucleares.

    La historia siguió después con el inicio de la "carrera armamentística" y sobre todo con los famosos "experimentos nucleares". El asunto, entonces, con una cosa y otra quedó lo suficientemente claro, los señores que manejaban esos artefactos lo vieron en un segundo, no sólo eran ellos quienes podrían construirles, sino quienes podrían presumir de ello.

    Cuando el ejército de Aníbal y sus unidades de elefantes, allá en los años 200 y pico antes de nuestra era, se fue acercando a Roma, todo el mundo en ésta ciudad se preguntaba cómo serían esos animales, su tamaño, las leyendas que corrían sobre ellos, si serían del tamaño de casas o de árboles. Eso es lo mismo que pasa y sigue pasando en el pensamiento de las gentes en relación con las bombas atómicas. Nadie se imagina una cosa así, algo colosal, algo que, explotado en el centro de una cualquier ciudad podría acabar con ella y, por curiosidad, da lo mismo que esa ciudad o población tenga 50.000 habitantes, que 150.000 o 5 millones de habitantes, que la pertinaz y fantasiosa potencia de esas bombas atómicas acaba con cualquier cosa que se le presente. A mi me parece que eso no puede ser pensado de esa manera.

    Sin embargo, esos reparos en el pensamiento popular, han ido creando en torno a esa arma nuclear una cierta aura maligna que en nada favorece el normal desarrollo de los pueblos y de los grupos humanos. La gente de la calle no quiere hablar de esas cosas porque parece muy lejos el día que las tengamos ahí, en la primera página del periódico o en la pantalla del televisor. Las nuevas generaciones, ahora en el siglo XXI, apenas tiene una idea formada del asunto, si no ninguna, lo sitúan como algo novedoso y superpeligroso, y aquellos que presenciaron esas explosiones, las de la guerra o los experimentos de después, siguen viendo en ello el horror, algo que de ninguna manera tendría solución.

    Unos números: existen en el mundo 9 países que cuentan con arsenal atómico: China, Rusia, EEUU, Inglaterra, Francia, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. Cinco países más tienen entre sus armas bombas nucleares: Bélgica, Alemania, Italia, Holanda y Turquía. Se piensa que Rusia posee 6. 257 cabezas nucleares, que EEUU posee 5. 550 ojivas nucleares y que las armas nucleares se redujeron de 70. 300 unidades en el año 1.986 a 15. 350 en el año 2.016.

    Se da el caso, por ende, y esto es lo más terrible de todo, que esa clase de potencia fantasiosa que se le atribuye a las armas nucleares, siempre ha sido asociada de manera inconsciente, desalmada y descocada, como artilugios destinados para terminar y explosionar el amado lugar donde vivimos, nuestro querido planeta Tierra. Ahí tienen ustedes la facilidad asombrosa que todo el mundo y cualquier persona le conceden a esos ingenios nucleares para terminar con ese lugar y cuerpo planetario, la Tierra, como si enseguida pudiera hacerse lo mismo con la Luna, el Sol y con todas las estrellas. Eso parecen a mi entender ciertos remanentes psicoanalíticos de logros y miedos en el perfecto marco de la humana cultura que muy bien podrían relacionarse en ese mismo sentido de insania con las teorías más cáusticas y distorsionantes de la Big-Bang como explosión del universo. Pero es en lo que estamos, la facilidad que siempre se le ha atribuido a esos ingenios y experimentos nucleares para terminar con el planeta Tierra. Y es que eso debe ser algo absolutamente imposible según los ejemplos presentados. Ni siquiera con la totalidad de los ingenios desplegados y la potencia conseguida con todos ellos, puede existir la más mínima posibilidad de atentar en contra del planeta Tierra.

    No existe, entonces, la más mínima posibilidad de atentar contra el planeta Tierra en relación con el uso e invención de esa clase armas nucleares, las bombas atómicas. Si no, habría que proponer a todas esas naciones poseedoras de artilugios atómicos que procedieran con ello en la superficie de su propio territorio, ya que ambas cosas son suyas el territorio y las bombas, para saber que es lo que pasaba. No creo ni por mientes que todas y cada una de las bombas del arsenal atómico americano pudiesen acabar con un solo cuarto de territorio de Norteamérica. Que los 6. 257 bombas que posee Rusia causasen, de ser explotadas a un mismo tiempo, un excesivo descalabro en su amada Siberia.

    ¿Qué sucede, entonces? ¿Cuáles son las serias consecuencias de todo ello? Pues que quedaron delimitadas una serie de fronteras para la civilización y el progreso entre los países del norte y los del sur, y que, a su vez, hizo que se formase una falsa y miope idea de la libertad de las naciones y su soberanía para construir o dejar de hacerlo, armas nucleares.

    Lo primero, es lo primero y es dejar que nuestro vecino se comporte como a él le parezca si respeta las lindes y normas entre sus propiedades y las mías, en un sentido más amplio dejar que cada país elija su destino.

    Y después sí, una vez que se conozca el poder de muerte y destrucción de esa clase de bombas, que todos y cualquier país del planeta tengan acceso a su estudio y fábrica; una vez estipulado y respetado el espacio y la libertad de cada uno de los pueblos y naciones de la Tierra, después sí, se puede luchar por la vida, por la desamortización de todas y cada una de las armas nucleares, por la naturaleza y la convivencia ecológica, por el espacio verde y la paz en los lugares planetarios y se podrá separar una cosa de otra, el rollo militar del civil, y conceder a esa clase de armas un uso exclusivo militar y para la confrontación guerrera, alejando de su influjo los núcleos poblacionales, y se podrán crear normas para el juego de esas armas y uso de ese armamento.

    Porque sí, está bien, hay que luchar por la paz, pero hay que saber también por qué clase de paz es por la que se lucha. Antes se luchaba por la paz entre las naciones y sus ejércitos de espadas, fusiles y cañones, pero los pacifistas no saben, ahora, de cierto, por qué clase de paz estamos luchando. Una paz de no enfrentamiento bélico por las Armas Nucleares. Pero tampoco sabemos qué clase de paz es esa o si es una paloma de colorines. Además ha sido la gran gente del mundo, esa misma que se hace poseedora de los méritos para la paz, quién ha organizado, permitido e implementado, incluso, la importancia, el efecto y el potencial de destrucción de las Armas Nucleares.

    Ahí está, entonces, el "verlo para creerlo" de todo el asunto. Hasta que no se vean más explosiones, hasta que no se sepa como aparecen y se comportan esas bombas, no se podrá emitir un juicio. Hasta que no se conozca su capacidad letal, no se podrá luchar de manera correcta contra ellas. No se puede pues juzgar la malignidad y la potencia de destrucción de esas armas por lo sucedido en Hiroshima y Nagasaki, si siquiera por lo presenciado en los experimentos nucleares.

    Hay todavía una serie de interrogantes: ¿los misiles nucleares que aparecen en las fotos de prensa son las mismas cosas que las cargas usadas en los experimentos?, ¿son más grandes o son más pequeños?, ¿acertarán en su trayectoria esos misiles, o todo terminará en un fiasco? Por otra parte, ¿por qué todos esos experimentos son iguales o muy parecidos?, ¿es porque el uranio, plutonio o hidrógeno no dan más de sí? O simplemente... ¿por qué no pueden fabricarse bombas más grandes con ese mismo método y sustancias? Y si no se pueden fabricar bombas más grandes fuera de lo normal, ¿por qué hay que tener tanto miedo de los artefactos nucleares? Una cosa es cierta, si todos esos artilugios no son tan peligrosos como nos hemos acostumbrado a contemplarlos, si no existe ninguna clase de riesgo o peligro para nuestro amado planeta, lugar donde vivimos, ¿por qué habríamos de tener tanto respeto y tanto pavor o miedo por esa clase de artilugios explosivos?

    El descubrimiento de esa clase de potencia explosiva y desde el principio, allá por los años 40 al 55 del siglo pasado, ha originado una variante muy insana y perniciosa en el normal desarrollo antropológico, social y psicológico de la mayoría de las gentes, una variante que habla de la posibilidad de autoaniquilación de la especie humana, dentro, digamos de la macrodestrucción que podría producirse en todo el planeta. No se sabe quién o qué cosa específica ha hecho surgir esa posibilidad insana. Antes de esos años pues, no existía esa posibilidad, después si que existe esa posibilidad. Pero ¿con qué objeto específico podría suceder esa autoaniquilación? ¿acaso con las bombas atómicas? Pero, !vamos ver¡ eso sí que es una auténtica idea de conspiración contra algo y contra quién. Y entonces qué, ¿de qué manera habríamos que estar macabramente agradecidos a los países que poseen esos armamentos -argumentos- y que proporcionarían fin semejante?

    Sería mejor seguir pensando como antiguamente, creo yo, que esa posibilidad no existe y que eso de las Bombas Atómicas puede ser una fábula que mantiene como en suspense alguna clase de pequeño territorio racional de la mente de los hombres y las mujeres de este mundo. Si esa posibilidad no existe, porque todavía no se inventó la manera, sería mejor regresar a las viejas ideas del Fin del Mundo o el Apocalipsis. Pero con la mente bien despierta y despejada, poniendo en el otro platillo de la balanza la esperanza que no es miedo, y la libertad que es correcta elección.

    Para terminar se podrían confeccionar unos pequeños ejemplos: si ponemos una cifra redonda de 50.000 personas para las víctimas de la Bomba de Hiroshima, ¿Cuántas bombas harían falta para terminar con la ciudad de Tokio con un índice de población de 21 millones de habitantes? Pues harían falta unas 420 bombas atómicas, algo parecido al arsenal nuclear de Francia e Inglaterra, y acaso muchas más debido a la mejor construcción de los edificios y sistemas de seguridad. Y para destruir Nueva York, ¿Cuántas bombas harían falta si esa ciudad tiene un índice de 20 millones de habitantes? pues una cifra parecida, más o menos unas 400 bombas atómicas.

    Pero también puede ser que esté equivocado en mis apreciaciones y sea verdad el aforismo de aspecto artillero de "una bomba un manzana".

     
    #1
    A dragon_ecu le gusta esto.
  2. dragon_ecu

    dragon_ecu Esporádico permanente

    Se incorporó:
    15 de Abril de 2012
    Mensajes:
    13.396
    Me gusta recibidos:
    12.217
    Género:
    Hombre
    Es un buen argumento, pero la guerra total actual (que no es la misma de la ww2) ha cambiado algunos aspectos logísticos y estratégicos.

    Cada vez se reduce la posibilidad de un conflicto mundial formal, o guerra declarada abiertamente.

    Lo que se producen son conflictos limítrofes y presión para controlar gobiernos sin necesidad de intervención militar.

    Los armamentos cada vez reducen su potencial de destrucción masiva hacia la destrucción focalizada, e incluso minimizar la destrucción física.

    La estrategia militar abandona los grandes frentes para desarrollar más operaciones remotas, operaciones de insurgencia o incluso terrorismo. En este sentido se aumentan tácticas de comunicación, legales, y hasta de opinión mundial.
    Esta línea de acciones es conocida como warfare.

    Y aquí surge un detalle que no se ha mencionado: el costo de construir y mantener armas nucleares.

    La relación costo/utilidad en el empleo de armas de destrucción masiva es el más alto en comparación a otros tipos de armas.
    Es decir que: aunque la tecnología pudiera ser accesible, el costo es prohibitivo para la mayoría de naciones so pena de someter a la población a severas penurias (como en Norcorea).

    Una gran cantidad de armas nucleares antiguas de ubicación fija (los misiles icbm), requieren tanto gasto que resulta más barato desactivarlos que mantenerlos operativos.
    Mientras una serie de nuevas tecnologías de misiles de corto y mediano alcance, con mayor precisión y mayor movilidad toman el reemplazo de los anteriores. A más de desarrollarse nuevas formas de proyectiles y disparo (láser, plasma, electromagnetismo... etc.).
    Es decir que la capacidad de destrucción masiva se reduce.

    En la segunda guerra mundial se necesitaba miles de bombas para una operación de arrase.
    En la guerra fría un proyectil nuclear y las megabombas empleaban uno o dos proyectiles para una operación de arrase.
    Hoy, basta un misil dirigido para destruir un departamento en un edificio sin afectar los departamentos vecinos.

    Esa es la realidad actual.
     
    #2
  3. Eloy Ayer

    Eloy Ayer Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    20 de Noviembre de 2022
    Mensajes:
    359
    Me gusta recibidos:
    260
    Género:
    Hombre
    Gracias infinitas por vuestro aporte. Sí es más o menos la impresión, que esos artefactos nucleares tiene fecha de caducidad. Un saludo. Feliz semana.
     
    #3
    A dragon_ecu le gusta esto.

Comparte esta página