Mi abuela 3

De la noche a la mañana
fue una tormenta muy fuerte
la que arrasó el camino
de mi niñez incipiente.


Y de abuela, pasó a madre,
siempre con sus brazos abiertos
fue refugio de nuestras penas
y de nuestros llantos el pañuelo.


Tan matriarcal y acogedora
que debajo de su delantal
como una gallina clueca
a su lado echamos andar.


Eran de roble sus brazos
y con una voluntad de hierro
nos señalo el camino
con moralejas en los cuentos.


Hoy cuando los años me dan
el derecho a unos nietos
recuerdo aquellos años
que su cariño me dieron


Y mis manos son sus manos
y mis besos son sus besos
y entre mis nietos y yo
siempre están sus recuerdos


Yo les cuento sus historias
y siento que ella ha vuelto
y vuelvo a encontrar a mi abuela
en el amor de mis nietos.

 

Precioso homenaje a esas mujeres madres y abuelas. Los tiempos han ido cambiando y seguramente aquellas abuelas no son las mismas que éstas y sin embargo el sentimiento como tú bien dices trasciende toda diferencia generacional.
Un abrazo:
Malena.

 

Me han emocionado las tres últimas estrofas Carmen.

Un abrazo con afecto, Oncina.

 

Amiga Carmen: Tu poema me hizo recordar, a mí también me crió mi abuela materna, hasta que murió cuando yo tenía diez años, era una señora muy devota y piadosa, una gran parte de lo que soy se lo debo a ella (aunque yo no soy ni devoto ni piadoso) pero sí soy humanista. Me has conmovido con tu bello escrito. Un abrazo Amiga.