Mi alma extraviada

Perdida en el oscuro bosque de mi mente, mis pensamientos superan la realidad y se empiezan a cristalizar.

Me encuentro de pie ante el portal de un antiguo cementerio con tumbas que parecen monolitos, me adentro y a lo lejos veo la puesta del sol que es el hermoso preludio de la triste sinfonía que se avecina.

Mientras camino comienza a llover y las gotas de lluvia que caen sobre la tierra cenagosa despiden el aroma del óbito que instantáneamente entristece mi alma.

Me detengo por unos segundos y veo unas hermosas gradas de piedra que finalizan en la entrada de un sepulcro, estas gradas me provocan una especie de deja vu que me asusta pero a lo lejos escucho las notas de una melodía cuya belleza se adueña de mis sentidos, me alejo del lugar que me provoco tanta familiaridad y sin darme cuenta sigo el sonido hasta llegar al lugar de donde proviene. Algo ofuscada veo a mí alrededor cientos de almas en pena danzando entre los sepulcros con rostros lánguidos que se difuminan ante el reflejo de la luna, recitan lúgubres lamentos y piden una segunda oportunidad para enmendar sus pecados.

Los sollozos me aterran y muchos pensamientos asaltan mi cabeza en este instante… Me pregunto si necesitamos morir para entender el verdadero sentido de la vida, ¡Que irónico seria!

Entre las sombras se me acerca el alma de lo que parece que en vida fue una niña y como si hubiera escuchado mis pensamientos me dice:
Como te darás cuenta los lamentos de estas almas en pena son en vano ya que en vida por voluntad propia mantuvieron el velo del pecado sobre sus ojos y este les impidió ver la luz de la verdad.

Acompáñame te quiero mostrar algo me dice… para mi sorpresa estoy nuevamente en el lugar donde me había detenido a apreciar las gradas de piedra que llevaban hacia el mencionado sepulcro.

Sube que cada grada te acerca hacia la verdad… esas palabras llenan mi cuerpo de una sensación indescriptible, un miedo horrible me agobia y no me permite dar un solo paso.

¿Que pasa porque tienes miedo? Es hora de que tu también quites el velo del pecado que llevaste durante estos 25 años sobre tus ojos .

Sin decir una sola palabra empiezo a subir y cada grada que subo me trae un recuerdo de ciertos instantes que marcaron mi vida, momentos que no aproveché, personas que no valore, promesas que nunca cumplí, planes que nunca lleve a cabo… llego a la ultima grada y me paro enfrente de la tumba leo una inscripción grabada en ella que dice:

Soy la verdad que enterraste en tu alma el día que el pecado vistió de luto tu corazón.

Mi cuerpo se desploma sobre la tumba y en este instante lo que pensaba una quimera se vuelve mi única realidad.

Con mi pecho oprimido por el llanto y la tristeza mas dolorosa que jamás había sentido, doy un salto sobre el lecho como si mi alma hubiera regresado agobiada a mi cuerpo después la gran impresión y me doy cuenta que es una pesadilla… una aleccionadora pesadilla que hizo que por un momento sintiera que la vida se me escapaba frente a mis ojos sin poder hacer nada mas que resignarme… pero ahora vuelve a mi la tranquilidad, aun estoy a tiempo, no formo parte de la triste sinfonía de llantos que escuche y la semilla de la verdad empieza a florecer nuevamente en mi corazón.