Mi amor virtual (Tecla a tecla)

Los sentimientos que acuden desde el pasado.
No están resueltos.
La primavera no tiene tiempo para los retoños.
Relojes sin espejo para el equivocado.
Los reflejos del sol que asaltan la mirada.
Nada más puede cambiarla.
Deslumbrado, el prejuicio, no se nutre.
El lugar al que ir, fuera del pensamiento.
El deseo de amar no existe.
En cada parpadeo que oscurece.
Comienza una nueva era en la que los laberintos esbozan varias puertas.
Es la sonrisa más íntima de una mente desnuda.
¿Puedes escuchar el viento?
El aire se aleja de tu aliento.
El aire que me rodea.
Soy como ese fruto con espinas que ha caído sin temblar.
O un alma que vive sin inmutarse.
Una fábrica de sueños.
En todas direcciones, veo abismos.
Con mis ojos por bandera.
No busco guerra, porque sé que mi estado es la sonrisa.
La luz que clarea mi cuaderno.
El verbo que rebusco en mi memoria.
La carne que besé como un hombre, pintando mis cavernas.
Preso del diálogo, poeta, aunque no lo quisiera.
Ni la oscuridad es la que me cubre, ni ninguna palabra me horroriza.
Siento, y cuando esto sucede, se disipa el miedo.
He vuelto del limbo, de la inmensidad de sus abrazos.
No me gusta la nada, aunque tenga su encanto.
O me acoge la literatura, o me sonroja enamorarme.
Ahí quedo solo.
Pero ella lo sabe.
Soy libre, mi mensaje no viaja a través del celular.
Resido en foros de poesía, como si agitara el espíritu, como si me oprimiera el esternón.
Tan cerca del corazón, como cuando perdí la inocencia, al revelar mis secretos más profundos, me percato de que son mil y una llaves.
¿Cuántos trenes habré perdido ya?
En horario nocturno, los sueños me despertaban.
Solamente sabía viajar bajo las estrellas.
Ahora, ¿qué es ahora sin el presente?
Hay palabras molestas, y que buscan, solo buscan.
Mi mente, fascinada, ante tus labios, la señal del barco que se hunde, no evita nunca el naufragio.
Nada se pierde para siempre.
He hablado ya con todas mis pertenencias, pero a gritos.
No violo, me dejo llevar, inviolable.
Al bajar la basura, me doy cuenta de que caen en el mismo recipiente, una y mil veces.
Son cosas básicas que se pueden hacer poesía.
Y esto va dedicado, sin duda ninguna, a todos esos descubridores, perseguidores, buscadores, que saben que la realidad es virtual, no recóndita.
Porque un solo sentimiento puede derivar en miles de ellos.
Aquí yo dejo el mío:
El agradecimiento a la vida, porque todo lo que veo tiene un halo de gracia.
El significado de lo que soy, para aquellos que quieran conocerme.
Hoy cierro el diccionario y desempolvo el espejo.
Me veo igual en vuestro rostro que contemplando un mar en calma.