Mi condena

Si en la indigencia me vieres
como un mendigo postrado,
es porque solo me has dado
las migajas que tú quieres.
Sabiendo que así me hieres
me niegas lo más querido:
Esa mirada que pido
para aliviar esta ausencia,
pero tú como indulgencia,
me has condenado al olvido.

Si tú quieres condenarme,
condéname a tu sonrisa,
que al tiempo quito la prisa
para en sus horas quedarme.
Y así poder extasiarme
con tus perlas nacaradas,
que a la par de tus miradas
serán mi gran aliciente.
Un alivio suficiente
a las almas condenadas.

Si tu condena es a muerte
que tus labios ya confesos,
me maten, bien muerto a besos
para que alivien mi suerte.
Y si la quieres más fuerte
sabiendo como te quiero,
mátame del desespero
aumentando mi dolor.
Condéname a darte amor
¡que yo contento me muero!

 

Gracias, amigo Luis, muy amable de su parte en adaptar mi poema para cumplir con las bases. Saludos...

 

Amigo Luis, ya le quité la fecha y la firma. Saludos...