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Mi diario en manos de mis hermanos

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Atenea Sheresada, 1 de Septiembre de 2011. Respuestas: 2 | Visitas: 487

  1. Atenea Sheresada

    Atenea Sheresada Poeta fiel al portal

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    14 de Marzo de 2010
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    Cuando entre a la secundaria, mamá me dijo que estaba en camino de ser una señorita, que era un momento especial en mi vida y para que notara todos los cambios me regaló un diario, me pidió que aunque no tuviera ganas escribiera diario en el, así mas adelante entendería todo.
    Al principio me pareció una buena idea, comencé a escribir, de mis amigas, de lo difícil que aveces eran las clases, de como adoraba historia y cada vez entendía menos de matemáticas. Luego, se volvía aburrido escribir a diario lo que hacía, que en realidad no era mucho. Tomé la decisión de escribir también de mis sentimientos, del niño que me gustaba, de como tenia ya un buen rato pensando en el, de que era un chico rebelde, con un lindo nombre, Pablo, tantas veces escribí ese nombre sin duda, no solo el clasico "lo vi en clase de deportes", "choqué con él en la fila del almuerzo", si no que escribí historias que deseaba fueran realidad, muchas veces era un caballero, un millonario, un salvavidas, en fin, los miles de roles que las mujeres les damos a los hombres.
    En fin el dichoso diario dejaba de ser tan aburrido y se convertía en mi escape de la realidad, era mi computadora en un tiempo en el que no cualquiera poseía una, me descargaba cada vez que reñía con mis papás, porque ellos no me entendían o no los entendía a ellos, para tercer año, el diario de cien se hojas reducía a unas cuantas páginas en blanco. Me resultaba tan grato leerlo como me gustó escribirlo, estaba feliz y ya le había dicho a mi mamá que necesitaría uno nuevo.
    Diez de febrero, esa fue la fecha en que la ultima página del libro fue usada, pensé en donde podía guardarlo, porque lo último que quería es que alguien lo leyera, fuera quien fuera, incluyendo a mi mamá. Así que el lugar elegido fue una pila de libros que jamás revisaba. Comencé el nuevo diario, queriendo revisar que era lo ultimo escrito, busqué el diario sin encontrarlo, me desesperé y moví todo sin resultado, pregunte a mamá pero no lo había visto y entonces temí lo peor, mis hermanos.
    Efectivamente al entrar en mi habitación estaban los dos con cara de travesura y sinicamente preguntaron ¿Buscas algo?, mis ganas de ahorcarlos y obligarlos a decirme donde estaba mi diario, pero a duras penas me logré calmar, respiré profundo y con la voz mas tranquila que pude acerté a decir -Mi diario ahora- rieron como acostumbran hacerlo los pequeños, a la vez que salieron corriendo y coreando "Shery y Pablo" con un tono tan burlón y desesperante.
    Evidentemente no quería tener que explicar quien es Pablo, así que no me quedó mas opción que la negociación. Toqué su puerta y escuché unas risas ahogas y después un serio, adelante. Entre buscando con la mirada por todos lados el diario y ellos me dijeron que ni perdiera mi tiempo por que estaba oculto, por poco y les grito, pero tras contar hasta diez hice la pregunta- ¿Qué quieren?- y su respuesta, que esperaba ingenua e infantil me heló.
    - Se acerca el 14 de febrero, lo sabes ¿verdad?
    -Claro estamos a 12 solo falta un par de días,
    -Imagínate que sería que alguien se enterara de lo que dice tu libro, que no sabemos quien pueda hacerle llegar unas hojas de diario a Pablo. Sabemos que no vive lejos de la casa y seria fácil dejarlo bajo su puerta en su buzón, no tardará en identificar tu letra.
    Nada mas diferente a lo que esperaba, demasiado diferente a los dulces y caramelos que creí los oiría enumerar, hablaban con una madurez casi espeluznante, yo tenía 14, ellos 12 y 8, ¡como podían saber lo que era el chantaje!.
    -Ya, solo quiero saber que quieren- vaya que si querían cosas, poder entrar a mi habitación, no lavar los trastes por tres meses, que recogiera el campo de batalla en el que dormían y que yo sacara a pasear al perro el resto del año. Dije que sí, dispuesta a no cumplir, ellos sacaron de una caja de zapatos oculta en una montaña de ropa. Me lo entregaron y cometí el peor error de mi vida, les grité tontos y salí con el diario en mis manos. Me prometí no volver a llevar un diario en lo que me queda de vida, y escondí el ya existente en un lugar que por razones de seguridad no voy a mencionar.
    Terminó el día, continuó sin cambios el siguiente, pero el 14 de febrero de ese año sucedió lo que no esperaba, al diario le faltaban páginas y fueron a dar a las manos de mi razón de respirar, yo no lo sabía.
    En el receso, lo ví e inmediatamente reconocí las hojas rosas de renglones morados, me escondí en el salón dispuesta a no salir y no salí. A la hora de ir a casa, me fui casi corriendo, sin ver a nadie.
    ¿Qué pensó del poema? no lo se, desde hace 7 años que no hablo con él, el miedo de la secundaria me persiguió y hay dos cosas que no volví a hacer, escribir un diario y hablar con Pablo.
     
    #1
  2. PatrizziaMoraty

    PatrizziaMoraty Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Pues nunca es tarde para empezar de nuevo:
    Escribe un diario y busca a Pablo y habla con él.
    Será sorprendente todo lo que ahora, con la madurez que tienes lograrás.
    Inténtalo y me cuentas en otra ocasión.
    Abrazos.
     
    #2
  3. Jon

    Jon Bloguero

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    Siempre se comienza, siempre habra esa esperanza
    Es un placer leer tu poema tan bonito
    Saludos
     
    #3

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