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Mi Dolor Escrito En Un Papel…

Tema en 'Prosa: Obra maestra' comenzado por Andréstoto, 1 de Septiembre de 2009. Respuestas: 1 | Visitas: 1965

  1. Andréstoto

    Andréstoto Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    31 de Agosto de 2009
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    OH, papel, sírvete ocupar en tus hojas limpias y suaves como el terciopelo, y la pluma del dolor, junto a su fiel amiga la negra tinta, mis miedos y dolores eternos, que maduran cada vez más, que empeoran con más intensidad, ni el hierro más puro resistiría tu partida, cuantos poemas existen en el mundo para explicar y ayudar a los poetas enamorados a resistir y recordar al maravilloso y gran esplendoroso amor. OH, amor; eres tan extraño y bello, como los mismos Jades y Jacinto, junto a los claveles y brillas como la misma esmeralda y el oro, alucinando a sus propios dueños, prisioneros de ti; pero tan lejos estas de nuestras manos físicas, pero como gran paradoja tan cerca estas de mí corazón; en ella desde que la vi, en mí interior se encendió la chispa que nunca lo pensé e imaginé. Al principio creí que era algo efímero; luego, poco a poco me enamore de ti; ahora que me robaste la calma, ahora que te fuiste; lloré por ti; ahora, que me robaste la calma, ahora que te fuiste llevando mí corazón, me es tan difícil olvidarte. OH amor, apareces cuando nadie te espera, como ladrón de paz, creces en nuestro interior y sin saberlo afloras, nadie puede decirte que te enamores, es algo que está fuera de tu control, no puedes decir si, o no, cuando te llega inevitablemente te toca el alma, y no puedes detener el paso del amor a tú corazón. El amor emerge para alegrarte y entristecer al hombre, tú amiga mía; te has vuelto mí propia noción del tiempo y mí mundo; pero que dolor no estar junto a ti. Tan frágil y delicada eres; la musa de mi recuerdo; pero el dolor de no tenerte me acobija y me aprisiona; el corazón se asfixia al faltar tú aroma, y el miedo es amargo amigo indeseable. OH, libro, escucha con letras mí dolor y déjame contarte mí propio sufrimiento; tú, amor; eres el negro y lúcido bálsamo que me rodea y el tiempo, que gran capataz nos guillotina con desconsuelo y frialdad; la fantasía es un alivio, pero ya no debo vivir de ilusiones solamente, sino de la realidad, muchos dicen, que te olvidarás de mí y no quiero creerlo, aunque eso es mi mayor miedo. Pregunto a la oscuridad del maldito tiempo en respuesta por ti. ¿Qué haces amor? Cuéntame con el pensamiento, cuando miro mi propio hogar, tu recuerdo me atormenta día y noche; en mis sueños estás y no puedo desaparecerlos de mi mente. OH hojas del tiempo inmóvil, escuchen mi llanto y dolor apremiante, que grito, pensando en ti, la sombra de tú cuerpo me persigue sin tregua, invento mil y una formas de recordarte sin que me duela, realizo lo mismo que atrás del tiempo quedó para estar junto a ti. Tú, me robaste el corazón y la paz; ahora no te puedo sacar de mi mente, en la largura de la distancia; tú estás cerca de mí. Piensa en mí, que lo mismo hago yo. Cuando la claridad del día siguió su camino hacia el Oeste, dejando al Sol oculto tras oscuros nubarrones, llorando por ti estoy en la penumbra de mí dolor arraigado en mí corazón; regresa que el tiempo ya no es igual sin ti, he quedado solitario en la gran multitud del silencio del mundo, ahora, ¿qué haces? Escúchame, escúchame, escúchame por favor, que el dolor que me aflige y la epístola de mí vida ha quedado reducida, sino vuelves, tendré que inventar epitafios del dolor en mí fría y sólida tumba del amor de ti. Hojas, permítanme escribir en sus blancos ojos, mí dolor. Vuelve, vuelve, vuelve; que me apago sin ti; definitivamente te alejaste de mí; y ahora tú cuerpo, tus labios, tú misma me atormentas diariamente. OH reina de la eternidad y del tiempo, yo ruego a que me liberes del tormento, que me ha producido mi princesa, te extraño y solamente cuento a mis bellas hojas. Gracias por hacerme pensar en ti, te suplico sin embargo, que regreses y lava las heridas de éste humilde hombre enamorado; que en su corazón tú rostro ha producido, me imagino en tu regreso y grito en felicidad, pero al fin del tiempo-espacio sé que solo era un sueño, te extraño, y tú partida me fulmina limpiamente. Tengo miedo de perderte, me muero de ganas de decirte que te amo; si piensas en mí y lloras a causa de ello; yo también lo realizo, estoy desesperado, angustiado, inquieto, nervioso, prisionero de ti, triste, solo, oscuro, desilusionado, desconsolado y frío. Cúrame con tus manos, cúrame con tus palabras y aliento, te esperaré y no te olvidaré; gracias por ti, gracias amor. Cierro mis ojos pensando en ti, me abruma tenerte que esperar todo este largo y cruel tiempo que nos separa, muchos hablan: ningún hechizo dura más de cien años, pero no es así; tú me inmortalizaste me dejaste loco, te extraño, te espero: Piensa en mí y no te enfríes, yo ahora tengo miedo de luchar contra el mundo, que obligación tengo. El día de mañana tú serás la luz de mí corazón enamorado, como una estrella fugaz estuviste conmigo, pero dejaste arraigado tú rostro como la luz de las estrellas; tan inmortales que son para mis ojos. Te esperaré, solo a tú regreso que aliviará mis heridas. Como el ungüento del agua. OH flor única y especial del desierto; florece nuevamente y enriquece mí vida, alegra mí corazón. Ahora yo caí en honda desesperación; tú amor es terrible, me aferro a él con desesperación, luchando contra la idea de estar solo y sin ti como un poseso. Una y otra vez grito por ti, y mí grito seguirá y seguirá hinchándose en mí mente y corazón hasta adquirir proporciones dementes. Solo tú me curarás amor; por favor vuelve junto a mí, tú rostro me sigue hasta las tinieblas del dolor producido por ti, vuelve junto a mí, que ya no puedo resistir más; por tú partida. Hojas lleven el dolor de mis palabras escritas hasta ella; para que vuelva a mis brazos y para abrazarla en el abismo lúcido de mí amor eterno y marchito; tú has dejado árido y desértico mí corazón. Solo tú eres el bello rocío con el alba junta que me alucinan en fulgor de felicidad. Y yo soy el aire que toca tus sentimientos; vuelve junto a mí que siempre te amaré, y cuando los Soles se pongan al fin del día, yo te seguiré amando, hasta siempre jamás te recordaré y te esperaré a tú único y mágico regreso que inmortalizará nuestro amor. Por: Andrés Quinteros R.
     
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