Mi madre

Mucho se ha escrito de las madres y hoy haré el intento de escribir un poco más. Sólo que no hablaré de cualquier madre, sino de la mía.
                   
                         Enfermera


Mi  madre es enfermera graduada por la Universidad de la Vida. En cualquier emergencia, no importaba cual fuera, ella estaba presta a dar auxilio. Como la vez que mi hermano se tragó una espina de bacalao, se le atoró en la garganta. Si el abría la boca la podías ver claramente. Mi madre muy ingeniosa, pretendía cortarla con una tijera. Mi hermano se negó rotundamente por miedo a sufrir una doble extracción; la de la espina y la de las amígdalas. Y más triste aún, sin anestesia. Gracias a Dios que vivía en ese tiempo el Doctor González, y fue el quien pudo extraerle la espina a mi hermano.
Esta es otra de las muchas anécdotas de la vida de mi maravillosa madre. En una ocasión yo tenia un problema con una uña enterrada en mi pie derecho, un uñero como le decimos nosotros. Luego de pensarlo mucho, porque soy bien cobarde para las inyecciones, decidí ir al doctor González. Él me explicó que me dolería mucho y que si aún así lo haría. Yo le dije; “Soy cobarde pero definitivamente no masoquista”. El dolor era demasiado. Y mi madre, buena madre al fin,  decidió quedarse conmigo para darme valor. Yo muy agradecida porque no quería  pasar ese trance tan amargo sola. Ella me dijo que me daría la mano y  yo le dije que estaría muy ocupada apretando la camilla. Que era mejor que velara el doctor por si le daba con cortar demás.  Después de todo era sacar la uña, nada de dedo. Y mi madre aceptó. El doctor comenzó .el procedimiento, a todo ésto yo mantenía mis ojos cerrados para no ver las agujas. Si las veía saldría corriendo. Mi madre se mantuvo muy bien contando cada vez que el doctor me inyectaba. Y yo gritando mientras ella me decía; “No te preocupes ya va a pasar”, claro no era ella. Aunque le agradesco el gesto informativo. El doctor me dijo que sentiría un frío, porque ya iba a arrancar el pedazo de uña y a mí me dio con mirar. Por lo menos sólo vería una tijera, pero para mi suerte lo que vi fue la cara de espanto de mi madre. Ella estaba blanca como un papel y decía que el frío quien lo sentía era ella. Instante seguido se desmayó. El doctor me dijo que no me preocupara que él había terminado y recogería a mi madre del suelo. El dolor se fue, pero lo que nunca olvidaré es la cara de mi madre y su impresionante caída.

La más importante de todas fue cuando me salvo la vida. ¡Si! porque mi vida se la debo a Dios y al instinto de mi madre. Pasé el embarazo de mi hijo Sebastián con problemas de la vesícula y luego de tenerlo el doctor decidió operarme. Llegué al hospital y el doctor me dijo; “No te preocupes esta es una operación de rutina”. Amigos si algún doctor le dice esas palabras, salga corriendo de su oficina. Lo digo con conocimiento de causa. Jamás quiero volver a escuchar esas palabras. Yo confié en él y le pedí a Dios que cuidara de mí. Mi madre estaba muy nerviosa y su instinto le decía que algo no andaba bien. La operación duro más de lo esperado y para sorpresa de mi madre luego de recuperación, me enviaron a una habitación. Le dijeron que era para estar seguros de que todo había salido bien y nada más. ¿Seguros de qué? Yo alcance a decirle a mi mama que me sentía mal. Ella le dijo a la enfermera. La enfermera dijo que era normal que después de una anestesia me sintiera así. Mi madre insistió y la enfermera me tomo los vitales, para su sorpresa no tenia vitales. Se formo un único corre y corre por todo el hospital y me llevaron a sala nuevamente. Tenía una hemorragia  interna producto de que me cortaron una arteria. Así que si no fuera por ella y la mano de Dios no estaría viva. Todos esos días, ella al igual que toda mi familia estuvieron conmigo. Pero jamás había visto tal devoción. Con cuánto amor ella me atendía y no le importó nada , allí estaba conmigo. Éstas  son sólo algunas de las muchas historias de mi madre y su papel de enfermera que lo desempeño maravillosamente y lo hará mientras tenga vida.
Eso sólo lo hace una madre con el titulo de Enfermera Graduada en la Universidad de la Vida. Y por si acaso, se llevó los mayores honores.
!!!!!!!! Mami Dios te bendiga¡¡¡¡¡¡



                                                       
                                                             Vendedora

Mi madre como vendedora es un éxito y un fracaso. Éxito porque como diríamos nosotros le vende una nevera a un esquimal.  Y fracaso porque si ella te sale a vender y le comentas que estás pasando por una crisis económica. Ella no te vende, mas te ayuda en tu problema. Si le preguntas si tiene un dinerito que te preste, ella nunca te va a decir que no. Porque si no lo tiene lo pide prestado para que tú no pases necesidad. La historia está en quien le presto el dinero a ella. Muy posiblemente un prestamista que le presta $50.00 y le pide $100.00 y por supuesto a ella nunca le pagaron nada. Así es el corazón de mi madre, pero como confío en un Dios que pesa los corazones, yo se que el de ella pesa toneladas a su tiempo le dará la justa recompensa. Y volviendo al tema de las ventas , yo siempre salí beneficiada. De lo que recuerdo, comenzó cosiendo y con el dinero compró su maquina nueva y la Mero. Después vendiendo ropa y por supuesto las ganancias eran para mí. En aquel tiempo yo no consideraba que era mucho trabajo de su parte y sólo me preocupaba por tener para mí. Aunque en aquel momento mi mama y yo eramos la misma talla así que no salía tan mal. Vendió prendas, ropa interior y de todo lo que te imaginas. No vendió a mi papa nunca , por que nadie le hubiese pagado lo que ella invirtió. Hubiese salido perdiendo. También vendió ollas, calentadores solares y aspiradoras. Y para completar su carrera comenzó en una bien lucrativa. Arreglos funerarios, así  que no es que deseáramos que la gente muriera. Después de todo es ley de vida, unos se lucran con los nacimientos “ginecólogos” y otros con la muerte “Mami” es broma. Solo pedimos que si alguien estaba en su lecho de muerte y mi mama había hablado con él , llamara primero a mi madre y después al abogado. Y así que no sólo era vendedora de arreglos funerarios, era trabajadora social, analista financiero, consejera y por si le hacia falta al posible comprador también daba servicios de llorona. Por aquello de que tuviera alguien que lo llorara hasta el último momento. Un servicio completo por un precio módico.

 

GRACIAS POR COMPARTIR ESTE BELLO ESCRITO EN ESTA TARDE HERMOSA...RADIANTE DE SOL...UN BESO GRANDOTE TE QUIERE TU AMIGA LUZ
TE DEJO MI CORAZON...