Mi negra

Detente un tiempo mi negrita y relájate que la batuta aún reposa en el atril. Déjame ver cómo ese tatuaje en tu pecho cobra vida con cada beso. Déjame repasar esa clave de SOL que se eleva lentamente, partiendo de tu cadera y fingiendo agonizar en tu ombligo. Déjame perderme en ese espiral, expreso de medianoche, con destino a tus poros. Tiemblo por bajar de este andamio y empezar a recorrer las líneas del pentagrama finamente incrustadas en tus costillas, para luego deslizarme en cada curva de tu cabello, dormir entre tus labios y cubrirme la pupila con tu párpado.

 

Qué delicia de lectura, muchas gracias.
Le dejo mis saludos.

 

Muchas gracias a ti.