Mi nombre

Hoy te vas sin pensar en el día de mañana,
te desubicaste por anhelar la libertad de la ventana,
pero como en toda historia, todo tiene su precio,
hoy te vas retándome al juego del desprecio.

Y te deseo lo mejor del mundo, pero debes cuidarte,
te vas, pero si hay algo de que no debes olvidarte,
que todo lo que haces en vida siempre se paga,
ojala no regreses otra vez, herida y despechada.

Porque quizás tengas razón que no hay otra como tú,
diciéndolo fríamente y con una altanera actitud,
te vas ignorando que también no existe otro como yo,
este que te trato tan bien, este que acaricio tu corazón.

Y es que nadie te tratará así como yo lo hacía,
que entre miles de caricias tú recordaras las mías,
porque con mi forma de amarte yo te hacía sentir única,
pero en otros amores te sentirás como figura pública.

No lo digo por despecho pero te equivocaste,
es tu desdicha que en estos casos nunca acertaste,
me dejas, consiente que en amarte yo fui el primero,
tuviste otros amores pero ninguno como este caballero.

Dime qué sentido tiene irse para recordarme después,
que lógica tiene irse para anhelar regresar otra vez,
dime que sentido tiene irte en busca de un mejor hombre
si al final de cuenta siempre lloraras mi nombre.

 

Digo yo que alegría no es placer, sino celeridad, dinamismo, puntualidad y prontitud. Obviamente, ella necesita moverse.