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Tema en 'Debates, pensamientos...' comenzado por arturo el grande, 26 de Junio de 2007. Respuestas: 0 | Visitas: 1712

  1. arturo el grande

    arturo el grande Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    1 de Mayo de 2007
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    Cuando nací y vi la luz,
    No era un desconocido en este mundo,
    Algo inescrutable, informe y sin palabras
    Apareció en forma de mi madre
    Por tanto, cuando muera, aparecerá de nuevo el mismo desconocido
    Conocido mío por siempre...
    La metáfora del nacimiento es totalmente apropiada, porque lo intemporal no se convierte en tiempo y ha nacido algo completamente nuevo. Lo infinito no se encoge simplemente hasta que se vuelve pequeño y manejable innumerables dimensiones dan nacimiento sólo tres o cuatro. Lo que llamamos nuestra alma gobierna este nacimiento, no una sola vez sino miles de veces por segundo. Porque la creación insiste en seguir produciéndose constantemente. La vida no puede detenerse, aunque las fuerzas infinitas se unan contra ella. El alma nunca se detiene y, por tanto, intentar ponernos a nosotros mismos en una caja, y definirnos con etiquetas y cualidades hasta ser productos acabados de una vez por todas es tan falso como tratar de poner a Dios en una caja. Porque de no ser así olvidaríamos que todo lo que sucede es la constante agitación de la eternidad, de lo infinito y de la inmortalidad. No hay nada más. Esto sólo nos hace reales. Lo creamos o no, ahora nos encontramos muy cerca del alma. Esto significa que la experiencia subjetiva de una persona no puede ser puesta en duda, aunque a nivel mental la objetividad y la subjetividad se funden la una con la otra. El punto de fusión es el alma; por lo tanto, conocer a Dios se reduce a esto: nuestra mente choca contra una pared cuando intenta pensar sobre el alma. El alma se siente cómoda con la incertidumbre, acepta que podemos estar en dos sitios, tiempo y eternidad, simultáneamente, observa cómo trabaja la inteligencia cósmica y no se preocupa por el hecho de que la fuerza creativa esté fuera del universo. La mente se va acercando lentamente al alma, que reside en el límite del mundo de Dios, en el horizonte de los acontecimientos. Cuando no hay percepción por parte del espíritu, el espacio de separación es grande, aunque se va haciendo más pequeño a medida que la mente se va imaginando qué es lo que está pasando. Puede darse el caso de que lleguen a acercarse tanto que la mente y el alma no tengan otra opción que fundirse, y cuando esto sucede, es impresionante la similitud que hay en el agujero negro. Los agujeros negros son restos de viejas estrellas que se han plegado sobre sí mismas cuando han terminado el combustible. Las estrellas viejas son de una densidad difícil de imaginar, hasta el punto de que una cucharada de su masa interior puede ser millones de veces más pesada que toda la tierra. Cuando este combustible estelar se pliega puede descontrolarse, como un tren descarrilado. En algunos casos, el momento es irreversible, e incluso la luz no puede escapar del campo de fuerza de la estrella. Cuando esto sucede, solamente hay negrura, un agujero negro, que deglute cualquier objeto que pase cerca de él. La velocidad de la luz está conectada al espacio tiempo de una forma crucial. La velocidad de la luz es absoluta; es como una pared que ningún objeto puede atravesar. Cuando nos aproximamos a la pared, el tiempo transcurre más despacio, aumenta la masa y el espacio se curva. Si intentamos sobrepasarla, suceden cosas prodigiosas para evitar que lo hagamos. Para la mente, será como si el caer en el mundo de Dios fuera para siempre, una eternidad en consciencia de éxtasis. Desde el punto de vista de Dios, esta fusión tiene lugar en una fracción de segundo y desde luego, si estamos por completo dentro del mundo de Dios donde el tiempo no tiene significado alguno, entonces resulta que este proceso nunca ha tenido lugar, sino que la mente ha formado parte del alma desde el principio, aunque sin saberlo. Podríamos pretender con toda la razón que las palabras de Jesús: Pedid y se os dará, llamad a la puerta y se os abrirá son una ley de hierro. En el mismo instante en que nuestra mente presta atención a alma, es arrastrada hacia ella, con el resultado inevitable de que se cerrará cualquier separación. La evolución tiene lugar en el interior. No es una cuestión de peregrinación, observancia u obediencia de las normas religiosas, y no hay códigos que puedan alterar el hecho de que cada mente está efectuando un viaje; La evolución es automática. Desde un punto de vista absoluto, el alma siempre tira de nosotros y no podemos escapar a su campo de fuerza; Hace falta la atención de la persona. Como el viaje ala alma solamente tiene lugar en estado de consciencia, si bloqueamos nuestra consciencia, impedimos nuestro progreso, pero si estamos atentos, creamos un impulso; La meta final es inevitable. Nadie puede resistir al alma siempre. Los santos y los pecadores están en el mismo camino; Es mejor cooperar que resistir. El alma es la fuerza de la verdad y del amor. Si intentamos evitar el alma, la verdad y el amor no van a crecer en nuestra vida, pero si cooperamos, nuestra vida se organizará con la ayuda de la fuerza y de la inteligencia infinitas que fluyen de Dios; Las acciones externas se tienen en cuenta. La acción es un proceso físico relacionado con la mente y ambas cosas no pueden separarse, por lo aunque éste sea un viaje de la mente, la actividad externa o la ayuda o la desvirtúa. Identidad: soy pequeño e insignificante, y estoy entretejido en la inmensidad de la naturaleza. Espero poder sobrevivir; Puedo hacer algo más que sobrevivir, puedo competir y satisfacer más mis necesidades; Mi interior está en paz y mi mundo interior empieza a satisfacerme más que las cosas externas; Soy autosuficiente. Las cosas no suceden del modo que yo quiero, pero ya no me afecta; He descubierto cómo manifestar mis deseos desde el interior y resulta que mi mundo interior tiene poder; Estoy en el centro de un inmenso esquema de poder e inteligencia que emana de Dios; Existo. Podemos trazar muy exactamente el crecimiento espiritual de una persona sólo a partir de esta escala, porque el ego se mueve desde un estado de aislamiento e impotencia a una realización que puede tener fuerza, y busca de dónde le viene esta fuerza. En primer lugar decide que tiene que venir del exterior, en forma de dinero y de estatus, pero con el tiempo se da cuenta de que el origen de la fuerza es interno. A medida que transcurre el tiempo, se disuelve la diferencia entre la fuerza interior y la exterior y se percibe toda la realidad como proveniente de un origen común que somos nosotros mismos....
     
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