Mi pedacito de amor.

La luz brilló con tanta intensidad que mis ojos parpadearon al instante, mi corazón recobró su palpitar y el color volvió a mis mejillas en un tono carmesí que luego, cubrió todo mi rostro.

Desperté de mi letargo, estiré mis brazos y sonreí como nunca imaginé hacerlo. La calidez invadió mi cuerpo y me hizo estremecer; la tranquilidad recorrió mi alma haciendo estragos en cada rincón, mientras la felicidad corría traviesa por mi resucitado corazón.

Vivir. Me siento viva, plena y segura cuando iluminas mi vida con tu luz; cuando me amas con la inmensidad del mar y con la fuerza del universo.

Mi pedacito de amor… quédate. A mi lado por siempre, quédate.