Mi reflejo en los árboles.

Sentado junto al teléfono;
mensajero de mil sueños;
con solo alzar los ojos
cuatro árboles veo.
Son cuatro diferentes:
un pino, un chopo, un sauce y una acacia.
Sólo son árboles, pero me parece
ver reflejada en ellos nuestras almas.
Cuando no hablo contigo,
cuando apenas albergo una esperanza,
no veo el sauce, ni el pino,
tan sólo existen el chopo y la acacia.
El chopo con sus hojas amarillas,
la acacia con sus desnudas ramas,
parece que se buscan, que se miran,
en medio de las ráfagas heladas,
deseando, con fuerza, unir sus troncos,
intentando estar juntos, darse abrigo,
queriendo protegerse del otoño,
tratando de aplacar su intenso frío.
Sus hojas, desprendidas por el viento,
son como un llanto eterno.
Los veo, pienso en ti, te siento lejos...
y el corazón se me llena de invierno.
Si sé que podré hablarte,
que te tendré junto a mí de nuevo,
sauce y pino se tornan dominantes
cual si lanzasen su plenitud al cielo.
Entrecruzan gozosos sus verdores.
El otoño no puede contra ellos,
pues dominan sobre las estaciones
con la fuerza sin fin de sus anhelos.
Y las ramas del sauce, con la brisa,
se tienden amorosas hacia el pino
llevando, cada una, una sonrisa
que dice que están juntos sus destinos.
El pino las acoge, agradecido,
y me parece como si quisiera
retenerlas allí durante siglos...
Entonces, en mi alma, es primavera.

Copyright José Luis Bermejo (El Seneka)
elseneka@hotmail.com

 

Mientras hagas versos como estos en tu alma siempre será primavera.

Es un auténtico deleite leerte.

Un beso

 

Gracias, cariño.