Miedo Sembrado

Ella ha llegado ahora, es algo que se puede sentir y, saborear por desgracia,

Ella ha llegado a mí en un momento nulamente ansiado y tormentosamente anticipado.

Solamente es ella lo que ocasiona devastaciones de mente, una rémora para mi intento de paz.

Es claro que está activa y sus intenciones se hacen prominentes, lo he podido ver en un sueño poco frecuente:

Ella tiene estas grandiosas alas poco visibles, es difuso pues en este momento no requieren ser distinguidas, tan engañosa con la pretensión de llegar rápido a una destrucción nocturna, una que va proyectando, una que va encaminada hacia mi actual fortaleza.

Es bastante su empeño en intentar llegar, en acercarse y poder atacar, ella planea esa noche cada vez más y es por una razón fundamental, desplazarse en ausencia de toda luz, nadie lo preverá.

El anhelo desmedido también tiene una razón, una frustración, ella no ha logrado poseer aquello que ve en otros radiar, eso que pudiera interpretar como un tipo de felicidad.

Ahora que lo tiene en su radar, desdicha gobierna en su actuar, no ve más opción que intentar hasta finalmente opacar. Es una satisfacción perversa que le alimenta el alma, es que tal vez así lo ha estado haciendo por incalculable tiempo.

Al final del origen de aquella quimera, llega a mí, invade por completo y en cada paso resulta ser concluyente. Ella rompe de inicio y carcome después de su retiro. Lo que sigue es algo perpetuo, deja esa sensación de lamento muy incrustada en el discernimiento de alguien que antes creía estar vivo.

La claridad de un nuevo día finalmente me despierta, me deja entrever que no debería ceder,

que ella realmente no tendrá todo aquel poder.

Ella permanecerá por ahí, merodeando y ahora sé; esperando una oportunidad. Sus alas son muy vistas durante los días de realidad, así lo desea con exceso de notoriedad.

Ella desconoce que le he visto de noche, que aún tiene el factor sorpresa,

Ella es lo que ha perturbado a mi cabeza en cada ocasión, ella tiene un solo nombre, Maldición.