Miedo.

A veces te pienso, a veces me piensas, a veces piensas que no lo hago.
A veces vienes, a veces vas, a veces voy contigo.

Fuera bueno no soñarte, fuera bueno atrás poder dejarte, mi insomnio no sólo tiene nombre, también tiene recuerdos.
Me he vuelto asesino en el intento de olvidarte, he matado tantos bolígrafos y sin tinta los dejé, tratando de que las palabras te alejen lo más posible de mi ser.

Acuchillé papeles por tu culpa, creyendo que en las hojas se irían mis tormentos, y si lo que escribo te asusta, imagina sentir lo que llevo dentro.

Me hace daño decir tu nombre, te mataría si te vuelvo a ver, no quiero saber qué es lo que escondes, quisiera verte y también nunca más a ti volver.

Me llaman tonto por hablar con tu sombra.
Me llaman loco por decirle al lápiz que hable por mí.
Me llaman iluso por creer que algún día leerás esto.
Me llaman recuerdo porque yo nunca te olvido.
Porque decir que ya olvidé es volver a recordar.
Porque recordarte es volver a morir.
Porque sólo tú me diste vida y también muerte.
Y aunque muerto, sigo sin poder descansar.
Porque tus memorias duermen conmigo.

Si acaso mis palabras ya olvidaste, te las recuerdo una vez más, no hay corazón con sentimientos, si tus alas vuelan a otro lugar.

Yo soy ése cadáver con vida, yo soy el huésped de ultratumba, yo soy la media noche, yo soy el ángel caído, yo soy ese niño de los globos, yo soy Samael, yo soy diciembre.

Yo soy ese muerto que no ha muerto, yo soy ese muerto que ahora vive en ti.