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mis paseos pensados

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Syd Carlyle, 17 de Diciembre de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 576

  1. Syd Carlyle

    Syd Carlyle Poeta recién llegado

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    9 de Noviembre de 2010
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    la noche se hace azul, y llega la nueva mañana. Una nube pasa, y las ramas de los árboles, agitándose tranquilas, se reflejan en los charcos de lluvia. El tiempo, como olvidado, lo empuja todo en silencio. Las gentes despiertan. Los coches vienen y van. Los sonidos se mezclan y fluyen por el aire, mientras el sol puro se levanta sobre los tejados. Amanece para todos, pero para todos de una manera distinta: Es en lo que consiste la vida.
    He salido a la calle, con una especie de apego a las personas y cosas, por el simple conocimiento de que un día se irán. Camino, y observo con fraternidad todo cuanto me rodea: Unos cuantos árboles, comercios y una multitud de personas; mundos paralelos e intangibles unos de otros. Enciendo un cigarrillo, y me hago tantas preguntas, que no me puedo hacer tantas. ¿Cuantas de todas estas personas estarán destinadas al olvido? ¿Acaso muchos de sus nombres no están olvidados ya, y en el olvido, se limitan a aguardar, quién sabe si con prisa o no, su muerte? ¿Es aquella la vida a la que habían aspirado, aquella que tanto ansiaban? ¿Por qué la humanidad sufre tanto? ¿Pero, el sufrimiento... No es en verdad amor? ¿Amor por la vida?
    Preguntas muchas, respuestas ninguna. Tan solo suposiciones, derivadas unas de otras y verdaderamente vacías. Porque, ¿Quién sabe lo que es cierto o no? Aunque alguien esté completamente seguro de que algo sabe, nada sabe. Todo en la vida es enigma para el que todo lo quiere saber. Pero, para el que la vida es sol y hambre, la vida es tan solo sol y hambre. ¡Como desearía ser uno de esos hombres para los que la vida es nada más que sol y hambre! ¡Tan convencidos y seguros en su propia estupidez!
    He encendido otro cigarro, y me ha sonreído al pasar aquel portero amable del que no recuerdo su nombre. Su sonrisa, como hubiera podido ser cualquier otra, me ha conmovido de verdad. En su sonrisa he visto a la humanidad entera. En ella parecía que estuviese escrito: Esta sonrisa es la simple cortesía y amabilidad hacia un compañero de viaje, ya que, como ambos sabemos, el viaje es duro. ¡Qué menos que una sonrisa! Y creedme, se la agradeceré de por vida, aunque quizás no sepas muy bien de lo que estoy hablando, si es que has llegado a leer hasta aquí. Aquel hombre, portero del edificio en que vive un amigo mío, es uno de los que he mencionado antes: Un olvidado. También él tenía grandes sueños y hambre de todo. Un día, no se realmente como llegué a entablar conversación con él, me dijo algo que tampoco olvidaré: "He cometido el peor de los pecados; no he vivido mis días”. Le comprendí enteramente. De hecho, sentí que me aguardaba un destino parecido. Es curioso como le afecta a uno lo que menos piensa que le puede afectar. He de recordar su nombre, acaso un día se lo preguntaré, y aunque siga siendo uno de los olvidados, no lo será para mi.
    El azul se ha vuelto gris, y con el gris llega la noche. Los faroles se han encendido, y su luz flota apagada por la niebla. Las ramas de los árboles siguen agitándose, y los coches continúan con su movimiento. La vida pasa. Las gentes salen del trabajo, otro día más, y se dirigen a sus casas, en las que con suerte haya una familia y una cena caliente aguardando. El tiempo, otro olvidado, transcurre por su cauce. Lento para algunos. Veloz para otros. ¿Yo? Enciendo otro cigarro, y observando, siento la nostalgia de que todo cuanto siento y pienso no será más que algo destinado al olvido. De que todo lo que observo se desvanecerá, quizás antes que yo, quizá después. Mientras tanto, estaré aquí para recordar.
     
    #1

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